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18 04 1932 Sociedad Tradicionalista, encima del Nuevo Torino, ángulo con Hotel La Perla. AMP |
Comentario a la foto.- (X) Lugar donde cayeron los dos muertos. Toldo del Nuevo Torino, rasgado. Restos de los objetos quemados tras ser saqueada la sede tradicionalista.
El asalto, incendio de Casa Baleztena y el destierro de esta familia demuestran la connivencia con un bando y la incapacidad del gobernador civil para garantizar la seguridad ciudadana, puesta en grave riesgo por los alborotadores durante la huelga general convocada por la UGT el 18 de abril de 1932 por los Sucesos de Pamplona.
El propio Gobernador Civil, Manuel Andrés Casaus, que expulsó a los Baleztena de Pamplona y que pronto sería asesinado por un pistolero en San Sebastián, lo reconocía, según Wikipedia:
Siendo gobernador allí, en 1932 derrochó diligencia y celo republicano para cortar de raíz las intentonas carlistas antirrepublicanas. No así ante «la camarilla izquierdista de Pamplona de la cual opinaba «que eran unos burros y que trataban en todo momento de imponerse a la autoridad».
Éste era el ambiente irrespirable en Pamplona durante la "idílica" II República, incapaz de proteger la vida (1932,
Ezequiel Seminario; 1934,
Ezequiel Lorca) y hacienda de los ciudadanos.
Así lo cuenta Diario de Navarra (El Pensamiento Navarro había sido cerrado). Información más completa en el blog
Premín de Iruña, de Javier Baleztena, de donde he sacado algunas fotos.
DN Miércoles, 20 abril 1932
...Y dicho esto, que nos parece obligado por inexcusable, vamos a relatar lo ocurrido, sujetándonos en lo principal a la referencia del gobernador y en lo secundario a lo que nosotros hemos podido averiguar.
PRIMERAS VERSIONES
Al principio de ocurrir el sangriento suceso de la plaza del Castillo el domingo por la noche, nadie sabía a punto fijo el origen del mismo. Unos lo achacaban a cuestiones de futbol, porque dio la casualidad de que la discusión que se produjo en los porches del café Torino, se desarrolló junto al autobús en el que regresaban a Vitoria los equipiers y directivos del Deportivo Alavés, y otros, a cuestiones políticas, cuya iniciación venía arrastrada entre significados individuos de la derecha y de la izquierda. Ni lo uno ni lo otro, respondía a la realidad.
UNA PENDENCIA POLITICA
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Calle Estafeta. Escalericas "de San Agustín". (Ragón) |
Lo quo pasó fué, sencillamente, que a cosa de las diez menos cuarto se produjo una pelotera, de esas que podemos llamar domingueras, a las puertas de una taberna de 1a calle de la Estafeta; la cual con una rápida y eficaz intervención de los agentes de autoridad, que tanto van careciendo de ésta, se hubiera terminado sin más consecuencias. Que si uno había blasfemado, que si otro le había afeado su proceder, que si la República, que si la Religión [ Versión de El Castellano: "Uno de los socialistas lanzó una blasfemia horrenda y la reyerta se produjo, agrediendo los socialistas a sus contrincantes y a un sacerdote, que fue acorralado por varios individuos que trataban de intimidarle con blasfemias asquerosas. El sacerdote les decía que por mucho que blasfemasen y gritasen él gritaría más alto que ellos «Alabado sea Dios»"]; total, que unos cuantos jóvenes de uno y otro bando, de derecha e izquierda, se vinieron a las manos y sea con porras o con botellas o con ambas cosas a la vez, el caso es que se golpearon resultando heridos en la cabeza por golpe contundente dos individuos llamados Félix Biguiristi y Pío Sarasa que por lo visto pertenecían a ambos bandos contrincantes. Esto excitó a unos y otros y riñendo subieron todos ellos de la Estafeta por las escalerillas de San Agustín [la Bajada San Agustín desde el 1 de Abril de 1886 ya era Bajada Javier] a la plaza de la República [hoy, del Castillo] hasta llegar a los porches del Bar Torino [hasta 1971; hace ángulo con el Hotel La Perla"], en cuya acera continuó la pelotera en tonos cada vez más levantados, hasta el punto de que muchos transeúntes que salían a aquella hora de los cafés —diez y veinte de la noche, nosotros entre ellos—, se parasen para ver en qué quedaba aquello.
LOS DISPAROS
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1932, kiosco de Leoz; flecha: las escalericas |
Nadie podía suponer más consecuencias que un reparto de tortas bien repartidas; pero de pronto un sujeto —¡formidable pistolero!— que unos dicen que se separó del grupo de los derechistas, pero que nosotros nos permitimos negarlo porque de ser así no habría tirado contra los suyos, desde una columna de los porches, frente a la barbería de Soravilla, disparó consecutivamente seis tiros de pistola automática, con cinco de cuyos proyectiles tumbó en el suelo a otros tantos individuos de los que discutían y con el otro atravesó un cristal de la puerta de entrada del Hotel La Perla, dándose el caso extraño de que los que discutían ni tiempo tuvieron para correr de la sorpresa que les produjo tan inopinada agresión, siendo los que huían los que estaban a mayor distancia de los grupos contendientes. El que disparó se volvió hacia atrás y se fué despacio hasta doblar la esquina de las escalerillas de San Agustín, y así que lo hizo echó a correr por no se sabe dónde, en tanto que los grupos, al reaccionar, la daban violentamente contra un infeliz —un tal Ezequiel Soto— que en aquellos momentos tuvo la desgracia de pasar por allí y que instintivamente, como tantos otros, echó a correr al oir las detonaciones de los disparos. A este infeliz le dieron tal paliza unos y otros que para librarlo de las iras del público, hubo que refugiarlo en el portal de la casa donde está. la Peña de Cazadores. Horas después se le sacó para conducirlo en un automóvil al Hospital, donde se le apreciaron contusiones y magullamientos de carácter grave.
A todo esto, como decíamos antes, cayeron al suelo alcanzados por los disparos cinco muchachos, a los cuales se les condujo rápidamente, en los taxis y coches particulares que se encontraban en la plaza, a la Casa de Socorro, donde ingresaron: uno muerto ya, otro que murió al poco rato y tres más de carácter grave.
DOS MUERTOS Y TRES HERIDOS GRAVES
El que ingresó muerto ya fué un joven llamado Saturnino Bandrés, afecto al partido socialista, con toda la cabeza deshecha de un balazo; el. que murió al poco rato es otro joven tan infeliz como el anterior, atravesado por un balazo, llamado José Luis Pérez, en cuya documentación. personal llevaba un recibo o carnet de socio de Juventud Jaimista; y los heridos de uno y otro bando fueron: Eusebio Lazcano, herido en el pecho con orificio de entrada por el hombro izquierdo, grave; Andrés Munárriz, herido en la cabeza sin orificio de salida también grave; y Julián Velasco Pascual, también herido en la cabeza de adelante a atrás, en forma de sedal, y con orificio de salida, igualmente gravé, los cuales, después de curados de primera intención en la Casa de Socorro, pasaron al Hospital, donde ayer fueron operados, con esperanzas de que sanarán, como así lo deseamos. También ingresó en la Casa de Socorro, como consecuencia de lo ocurrido en la Plaza del Castillo, el guardia municipal Moisés Garjón a quien le tiraron encima un velador produciéndole la dislocación. de una mano.
OTRO SUCESO SANGRIENTO
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1938 Casa de Socorro |
Una hora después de ocurrir el suceso que dejamos referido, se desarrollaba otro en las afueras de la Población., Sin relación alguna con el anterior, pero que pareció gemelo porque tuvo sangriento final a las puertas de la Casa de Socorro, donde estaban aglomerados amigos y curiosos averiguando el estado de los que allí habían ingresado momentos antes. A eso de las once y cuarto, dos guardas de servicio en la Cuesta de la Reina y barrio de San Juan, observaron que de un grupo que pasaba cantando a todo gritar, se proferían determinados gritos subversivos. Salieron a su encuentro y les intimaron para que cesasen de alborotar; pero como uno de ellos se rebelase contra los guardas, estos procedieron a su detención. Uno de los guardas venía a su lado, en tanto que su compañero quedaba atrás para impedir que los demás del grupo tratasen de liberar al detenido. En esta forma entraron unos y otros en Pamplona por la calle del P. Moret, en el viejo ensanche, y al llegar a la esquina de la de José Alonso, donde estuvo el edificio de La Actividad, el detenido que traía el guarda, se separó de éste y sacando rápido una pistola hizo dos disparos contra el agente de la Autoridad, que no tuvo ni tiempo de echarse la carabina a la cara para defenderse, de inopinada que fué la agresión; momento de confusión y sorpresa que aprovechó el detenido para huir a todo correr calle adelante por entre los cuarteles y el palacio de Justicia, seguido de los guardas que le perdieron pronto de vista. Pero cuando estos aparecieron en la plazoleta del Dos de Agosto, donde está la Casa de Socorro, fueron tiroteados nuevamente, sin duda alguna por el mismo individuo detenido, dándose entonces el absurdo caso de que uno de los proyectiles alcanzó y atravesó completamente, de atrás adelante, por la espalda, a un vecino de Obanos llamado Aurelio Guindo, que en calidad de curioso entre otros varios, se encontraba a las puertas de la Casa de Socorro, el cual fue introducido rápidamente en dicho establecimiento y luego conducido al Hospital en grave estado. Los momentos fueron de gran confusión, pero pronto se restableció la normalidad al saberse que los tiros no iban dirigidos contra la Casa de Socorro, sino contra los guardas de campo.
LA GUARDIA CIVIL EN EL CIRCULO TRADICIONALISTA: REGISTRO Y CLAUSURA
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1970 El Pensamiento Navarro en la calle Leyre |
A todo esto salieron del Gobierno civil fuerzas de la Guardia civil, siendo su primera medida subir al Circulo Tradicionalista para proceder a la detención de cuantos en él se encontraban, que eran unos ciento diez socios, que fueron cacheados, sin encontrarles ningún arma. Luego se hizo un registro por toda la casa, siendo encontrados en el piso superior tres socios, que fueron llevados a la Comisaría de Policía, desde donde, a las tres de la madrugada, se les ha conducido a la cárcel. La Guardia civil y la de Seguridad tuvo que dar varias cargas para desalojar la Plaza del Castillo, frente al Circulo Tradicionalista donde aumentaba el gentío. A las dos de la madrugada se practicó un minucioso registro en la Redacción y talleres del diario El Pensamiento Navarro, con el mismo resultado negativo que en el Circulo. A las tres y media de la madrugada se puso en libertad a cuantos se halló en los locales de la Sociedad Carlista.
Por el comisario de Policía y agentes a sus órdenes se procedió a la clausura de aquellos, levantándose el acta correspondiente de la diligencia que firmaron, con el comisario, el presidente de la Juventud Tradicionalista señor Villanueva, y, en representación del presidente de dicho Círculo, el director de E1 Pensamiento Navarro señor Marquínez. En el acta se hizo constar la consiguiente protesta por la improcedencia de semejante medida de clausura.
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El gobernador civil republicano (no Diputación) clausuró y precintó el Círculo Carlista. Como curiosidad de éste cartel destaca la "corona" republicana en el escudo de Navarra. |
Mientras tanto, se verificaron algunos registros en los domicilios de significados tradicionalistas locales. Clausurado el Círculo Tradicionalista y precintado, la fuerza se retiró a las seis de la mañana, sin quedar nadie guardándolo. En esta situación de nerviosísimo e inquietud fue avanzando la noche, hasta que al fin salieron fuerzas de la Guardia civil para disolver grupos y a la vez, para que con su presencia renaciera la tranquilidad tan trágicamente perturbada.
LOS SUCESOS DEL LUNES LA HUELGA GENERAL
Como consecuencia y protesta de lo ocurrido el domingo, la Federación de Sociedades obreras afectas a la U.G.T., decretó a primera hora de anteayer la huelga general por veinticuatro horas, de cuyo acuerdo se dió inmediata cuenta al Gobernador civil, que se mostró con ello conforme y autorizó la edición y reparto de unas hojas con lo acordado, por lo que el paro fue fulminante en todas las obras de construcción, talleres, comercios y hasta estancos y loterías, Sólo se continuó hasta las once de la mañana el funcionamiento de la plaza del mercado, cuyo abastecimiento se hizo, por esta causa, por el vecindario, con grandes dificultades y precipitación.
En algunos centros que no tenían noticia del acuerdo ni por qué sumarse al paro como en el Instituto, Normal, Bancos y oficinas públicas se presentaron los obreros que vigilaban el cumplimiento de lo por ellos acordado y obligaron a parar inmediatamente, como así se hizo, paralizándose servicios tan importantes como las oficinas de la provincia, municipio y banca y hasta los taxis y tranvías.
Para cuando esto ocurría, ya se había registrado un suceso que no tiene explicación alguna.
ASALTO AL CIRCULO TRADICIONALISTA
El Círculo y Juventud Tradicionalista, clausurados por el Gobernador a primera hora de la madrugada, en razón, según nos dijo dicha autoridad, a que en el piso alto del edificio fueron escondidos cuatro individuos que se sospechaba, por eso, de haber tomado parte en la contienda que dio lugar al sangriento suceso del domingo, fue asaltado a primeras horas de la mañana por unos sujetos que destrozaron vajilla, mobiliario y enseres y arrojaron a la calle cuadros tan venerados por les tradicionalistas como el del Sagrado Corazón de Jesús y el de don Jaime de Borbón, y una mesa en la que había la recaudación que se había hecho el día anterior, que, como domingo, era bastante importante, la cual desapareció. Para cuando llegaron los guardias de Seguridad los asaltantes que ya no tenían nada que hacer, se marcharon tranquilamente de allí.
INTENTO DE ASALTO E INCENDIO A LA CASA DE LOS SEÑORES DE BALEZTENA
[Un inciso. Éste es el pie de foto en algunas páginas:
Pamplona en España: manifestación de la Guardia Civil frente a la casa de Baleztena: [foto de prensa] 1932 (Agence de presse Mondial Photo-Presse).
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El ventanal del comedor se vino abajo ante una lluvia de piedras |
No se manifestaba la Guardia Civil. Había una huelga ilegal a la que el gobernador hizo oídos sordos. Hubo disturbios. Socialistas asaltaron el círculo carlista en la plaza del castillo, quemando un cuadro de Jaime III y de Pío X en la calle. Después fueron a casa Baleztena. Tiraron piedras, estuvieron disparando tiros y finalmente intentaron quemarla con 50 litros de gasolina. El gobernador no acudía en su ayuda a pesar de las llamadas. La familia tuvo que subir al tejado. Finalmente el gobernador mandó a la guardia civil y a los bomberos por presiones de los primos de los Baleztena, Juan Pedro Arraiza y Camino Jaurrieta, esta última vecina del gobernador. La foto recoge una escena cuando querían que se descolgara María Isabel Baleztena, que no había subido al tejado porque se quedó rezando en el oratorio. Fue un día infame de abril del 32. Jornada trágica en Pamplona recogió al día siguiente Diario de Navarra. No hubo detenidos entre los asaltantes. El gobernador republicano ordenó la detención de la familia Baleztena, tras registrar su casa. No sé si con dolo o por miedo a la turba socialista armada...
Gracias, Guillermo. Soberbio.]
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Momentos antes de quemar Casa Baleztena. Galle |
Poco después, a cosa de las once, unos cuantos grupos como obedeciendo a una consigna, aparecieron frente a casa de los señores de Baleztena —familia de gran linaje tradicionalista— y sin más ni más la dieron contra el edificio arrojando gran cantidad de piedras que hicieron añicos una porción de cristales de ventanas y balcones. No contentos con esto, algunos de los revoltosos, asaltaron los balcones del piso bajo, que están situados a poca altura del suelo, y una vez dentro rompieron muebles y enseres, sin que par parte de los agentes de la autoridad, que brillaban por su ausencia, no hiciera nada por impedirlo. En esta situación angustiosa para la familia de Baleztena, salió al balcón uno de los hermanos, unos dicen que con un rifle en la mano, otros aseguran que sin él; pero sea de ello lo que se quiera, incluso para aceptar lo que algunos dicen, que hiciera con el rifle dos disparos al aire —que toda la familia niega terminantemente, incluso poniendo a disposición de las autoridades las escopetas de caza que había en casa para demostrar con los peritos armeros que no habían sido disparadas— (sea que hiciera esos disparos para amedrentar a los exaltados que les invadían la casa), es el caso que de abajo se tiroteó la casa de Baleztena con una nutrida descarga que no bajaría de veinte disparos, como se prueban con los impactos quo quedaron marcados en el edificio.
SITUACION ANGUSTIOSA
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La Guardia civil y fuerzas de Seguridad dando una carga después de incendiada por los huelguistas la casa de los Baleztena. Galle |
Los momentos fueron de una confusión alarmante, que aumentó de manera verdaderamente trágica cuando media hora después unos individuos arrastrando un bidón de unos cincuenta litros de gasolina penetraron en el portal de la casa donde desparramaron el combustible y le prendieron fuego, ardiendo en pompa toda la caja de la escalera. La familia de Baleztena, alarmada por el incendio y asfixiada por el humo que invadía toda la casa, subió al tejado y allí, angustiadas las mujeres y soliviantados los hombres, pasaron los momentos más terribles de su vida, sin ver solución a la critica situación en que se encontraban; hasta que llegaron los bomberos con una manga y los guardias civiles, con ayuda de los cuales se consiguió extinguir el fungo y alejar a los exaltados que querían que pereciera abrasada toda una familia, compuesta en su mayoría de mujeres y niños pequeños. Fué aquello algo que impresionó horriblemente a cuantos lo presenciaron, de cuya impresión se podrá deducir la que pasaron los familiares de Baleztena, a todos los cuales se les llevó después al Gobierno civil, en dos automóviles, entre denuestos y amenazas de los que invadían el trayecto comprendido entre casa Baleztena y el Gobierno civil. Horas después, a cosa de las cinco de la tarde, los grupos estacionados ante el Gobierno civil, fueron dispersados por los guardias, que tuvieron que hacer uso de las pistolas, disparando al aire, para conseguirlo.
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Casa Baleztena fue tiroteada ante la pasividad de policía y gobernador civil |
Por la noche se tomaron serias precauciones, instalando retenes de Infantería en las centrales eléctricas y algunos edificios públicos, que afortunadamente fueron innecesarias porque ni gente andaba por la calle desde las once en adelante, envuelta la población en el silencio y la soledad más impresionantes.
FIN DE LA TRISTE JORNADA
Y así llegamos a ayer, en que se restableció la normalidad tan gravísimamente perturbada. Hasta las ocho de la mañana, fin de la huelga por 24 horas que impusieron a todo el mundo los de la Casa del Pueblo, nadie osó trabajar ni abrir sus establecimientos. A esa hora se reanudó el tráfico suspendido y la vida industrial de la población comenzó a dar fe de su existencia, transcurriendo el resto del día con absoluta tranquilidad. Para entonces de esa hora, hacía mucho rato que los cadáveres de los infortunados muchachos Bandrés y Pérez Lozano, habían sido trasladados del depósito del Hospital provincial al Cementerio, traslado que se efectuó a las seis y media de la mañana en un furgón automóvil y sin acompañamiento alguno. Por la tarde a las tres y media fué enterrado Pérez Lozano y una hora después su otro compañero de infortunio Bandrés, con asistencia de familiares y amigos que bajaron al Cementerio, separadamente, en taxis, y sin hacer manifestación pública por las calles.
FINAL
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¿Motivo? Ignacio y Dolores Baleztena (en la foto) reco- rrían Navarra durante la II república dando mítines. |
Este fué el epilogo de la triste jornada. Dos cortejos fúnebres de parientes y amigos de las víctimas que dejaron allá en el Cementerio igualados por la misma tierra y por el propio infortunio a dos seres queridos inmolados en la flor de la existencia. Y tras estos, quedan cuatro heridos graves y otros cuatro de menor importancia, víctimas del inconcebible crimen del certero pistolero; docena y media de detenidos entre los cuales, naturalmente, no están—o cuando menos no se ha averiguado que estén entre ellos— el autor de los disparos de la plaza del Castillo, ni el de los que hicieron contra los guardas de campo en la calle del P. Moret y en la plazuela del 22 de Agosto donde está la Casa de Socorro, ni los que asaltaron y destrozaron el Circulo Tradicionalista, ni los que incendiaron la casa de Baleztena. Queda también una impresión penosa en todas partes por lo sucedido, gran parte de lo cual pudo evitarse con medidas de precaución y de buen gobierno que parecían elementales de adoptar a toda autoridad precavida que se precia de serlo, dada la excitación de ánimos que se advertía; y por encima de todo un sedimento de enconos y animosidades que Dios quiera que el tiempo haga por que se borren sin mal para nadie. Que los ofendidos, agraviados y perjudicados perdonen y ¡que vivamos en paz!