miércoles, 30 de marzo de 2011

Sonido en tu blog (explicado por un torpe)

¡Cuántos quebraderos de cabeza, con lo fácil que es!

¿Quieres aprender a hacerlo?
Este es el reproductor que te ofrezco. Estéticamente ninguna maravilla, pero tiene lo fundamental de un reproductor. Y la mayor ventaja: es universal. Lo oyes tú y la gente con la que compartes tus entradas.


Esta vez lo vas a conseguir
Si eres una de esas personas que no consiguen insertar audio en su blog, me alegro de que hayas llegado a esta página. Estuve demasiado tiempo sin saber cómo insertar una grabación sonora. Y, sin embargo, era muy fácil. Por lo que me siento en la obligación de, al menos, intentar que no pierdas todo el tiempo que yo perdí. Te garantizo que, si eres de Blogger, el problema de insertar audio en tus entradas se va a resolver.
Antes que nada, escribe este código en tu editor, en "Edición html" [se trata de una imagen ya que, si lo pongo en texto, se ejecutaría.  Escríbelo sin saltos de línea y con todos los caracteres que aparecen, y tal como aparecen. Sólo sustituye "(espacio)" por un espacio. En total tienes que poner 5 espacios. Un consejo para no equivocarte: copia esta imagen y pégala en un documento y ponte a escribir el código. Una vez escrito, lo copias y lo pegas en "Edición html"].


Tras haberlo escrito correctamente, pulsa en "vista previa" y, si te funciona, sigue leyendo, porque vas a aprender a crear esos códigos para reproductor de audio tú solito y podrás subir a tu blog toda la música (hasta la grabada por ti) que quieras. Si tu editor es Blogger y no te has equivocado al copiar las palabras mágicas, tiene que funcionar.
Pero si, por lo que fuera, no te funciona, no pierdas aquí el tiempo y busca otra página que pueda solucionar tu problema.

Mi experiencia
Hace algo más de dos años empecé a hacer un blog y, de una manera natural (no me planteé hacer ningún estudio), lo hice con Blogger.
Era muy sencillo (basta abrir el editor) editar un texto, darle su formato, subir mis fotos o las que encontraba en Google-imágenes...
Tampoco fue complicado descargar los vídeos de You Tube y luego subirlos a mi blog, aunque pronto descubrí que debajo de los vídeos había una "tecla" maravillosa: "Insertar". Y que, si pinchabas ahí, podías copiar el código del vídeo, el cual, pegado en mi blog en la pestaña "Edición html", inmediatamente, sin ninguna espera, era capaz de reproducirlo. La faena era que, a veces, la persona humana que había subido el vídeo a You Tube lo quitaba y te quedabas a oscuras. Por eso, finalmente, decidí bajármelos y guardarlos porsiaca.

¿Y el reproductor de audio?
Pero enseguida eché en falta un reproductor de sonido. Tenía archivos de audio que quería insertar en mi blog pero no sabía cómo. O, con mi móvil, le grababa una canción a alguien y ¿cómo meterlo en el blog? O si yo mismo grababa con el micrófono conectado al PC, seguía teniendo el mismo problema.
Lo que más me extrañaba era que Blogger, en su pestaña de edición "Redactar", tenía el icono de "Insertar imagen", "Insertar un vídeo".., pero no tenía el de "Insertar audio". ¡Y yo quería meter muchas canciones en mi blog!
Pregunté a diestro y siniestro. Muchos intentaron ayudarme, pero no había manera.

Mi gozo en un pozo
Mirando en la Red, un día caí en Goear. Era muy fácil: yo subía una canción y Goear me proporcionaban un código que, pegado en mi editor en la pestaña "Edición html", conseguía el milagro que añoraba: un reproductor de mis canciones. Era un reproductor muy grande, un poco antiestético, un mamotreto. Pero servía.
Mi sueño se hundió cuando a Goear se le ocurrió la genial idea de insertar publicidad al principio de las canciones. ¡Indignante! Ibas a oir una jota y tenías que tragarte previamente un inoportuno mensaje publicitario.

Muy bonitos, pero no universales
Volví a investigar en Google (siempre lo he hecho) por si aparecía algún reproductor de audio que fuera sencillo de insertar en Blogger.
Había unos reproductores franceses muy bonitos. Lo intenté, pero nada. Y leyendo los comentarios de quienes también lo habían intentado, me di cuenta de que había gente mucho más desesperada que yo.
En una página española muy pedagógica di con uno bastante fácil de insertar. Mi decepción fue grande porque, aunque yo en mi ordenador no tenía problemas, otros que veían mi página en sus casas me decían que ellos no veían el reproductor o no escuchaban nada. ¡Vaya desastre!

Windows Movie Maker
Mientras tanto, yo ya enredaba un poco con un programa para hacer películas: el Windows Movie Maker. Bueno, lo que hacía era importar en ese programa un audio y poner unas fotos y unos títulos. Y quedaban unos vídeos muy sencillos y bastante bonitos. Luego esos vídeos los ponía en mi blog y tan feliz.
Pero si cada vez que quería poner una canción, tenía que crear un vídeo, suponían, para hacerlo bien, unas cuantas horas de trabajo.

Blogger: el audio va incluido en el vídeo
Siempre que editaba algo me volvía a repetir la misma pregunta: Blogger tiene icono para "Insertar imagen", "Insertar un vídeo".., pero no tiene el de "Insertar audio". ¿Y por qué?
Hasta que un día caí en la cuenta: Blogger no incluye un reproductor de audio ¡porque no hace ninguna falta! Ya que el reproductor de audio va incluido en el de vídeo.
Cualquier vídeo subido a Blogger tiene dos elementos físicos: las 5/6 partes superiores son la pantalla, donde vemos las imágenes. Pero debajo de ella hay una franja horizontal donde están el "play", el ajuste del volumen, el marcador del tiempo trascurrido y el mando para pasar a pantalla completa. Si quito la pantalla y me quedo con la franja horizontal inferior, acabo de conseguir un reproductor de sonido que quizá no sea el más bonito, pero no es un mamotreto y, sobre todo, es universal. Lo puede oir todo el mundo, tanto tu vecino, como mi tío misionero de la India.

Cambiar "266" por "42"
¿Y cómo consigo quitar "la pantalla" del vídeo y quedarme con la franja horizontal? Chupao: voy a "Editar entradas" y, si estoy en "Redactar", paso a "Edición de HTML". Mirando en este modo de edición el código del vídeo, veré que hay dos cifras que determinan su altura (height) y su anchura (width). Por defecto siempre son 266 y 320 respectivamente. Esta última cifra puedes dejarla en paz; pero si a 266 lo cambias por 42 (como mínimo, aunque ha habido épocas que he tenido que aumentarla hasta más de 200, y queda feo. Tú prueba hasta que funcione), cuando le des a "vista previa", verás que ha desaparecido la pantalla y te has quedado con el reproductor de sonido.

Doble engaño
Así pues, la "filosofía" del reproductor de audio que propongo consiste en un doble engaño:
  • le engañamos a Windows Movie Maker haciéndole creer que vamos a hacer una película, cuando lo que haremos será una grabación sonora acompañada (eso es obligatorio) de una sola foto o un título (por ejemplo el de la canción).
  • y también engañamos a Blogger haciéndole pensar que estamos subiendo un vídeo, cuando va a ser símplemente un audio acompañado de una imagen.

Fray Ejemplo, el mejor predicador
Y como el mejor predicador es Fray Ejemplo, vamos allá:
    1. Abrimos el Movie Maker y pinchas sobre "Importar multimedia". Te traes el audio y la imagen que desees. Se quedan en la parte alta de la pantalla:
      pincha para ver mejor

    2. Los arrastras a las cintas de abajo: la imagen a "Vídeo" y la grabación sonora a "Audio o música" (van solitas, se saben el camino).
      pincha para ver mejor

    3. Arriba, pinchas en "Publicar película" (con el Google Chrome apagado. Si no, se suele bloquear). El cuadro de diálogo señala "En este equipo" por defecto. Pinchas abajo a la derecha en "Siguiente".
    4. Le asignas un nombre (por ejemplo, "hoy sí lo voy a conseguir") y publicas en la carpeta que quieras. Pinchas en "Siguiente".
    5. Permites la configuración recomendada y, abajo a la dcha., clic en "Publicar". Correrá la banda verde y le das a "Finalizar".
    Ya le hemos engañado a Movie Maker. Ahora vamos a por Blogger:
    1. Accedemos a nuestro editor en la pestaña "Redactar".
    2. Pinchamos en el icono "Insertar un vídeo". Seleccionamos el que acabamos de hacer y pinchamos en "Subir".
    3. Según va subiendo (o después de haber subido), pasamos a la pestaña "Edición de HTML" y en altura (height), cambiamos 266 por 42.
    4. Cuando haya subido, pinchamos en "vista previa" y ahí lo tienes.
    ¡Que te vaya bien!

    domingo, 27 de marzo de 2011

    Tomás Belzunegui Sarasa: mi tío Tomás

    Tomás Belzunegui Sarasa
    [Actualización 06.11.11. Mi tío Narciso me ha mandado, nada menos que desde la India, unas casetes con las voces de unos cuantos miembros de mi familia (tanto paterna como materna) que celebran el 80º cumpleaños de mi abuela Felipa Itoiz. La grabación, dirigida a Narciso, que estaba en la India, está hecha en Cemboráin, concretamente en la cocina (se nota, ¿verdad?) de casa Esteban, un poco antes del mediodía del 30 de abril de 1966 (este dato, que se me resistía, se lo debo, indirectamente, a "la que data", mi hermana Mariví). En aquel año Osasuna estaba en Tercera División, aunque a punto de subir a Segunda. Quien "lleva el micrófono" es Pepito. Se escucha también a mis tíos Benjamín, Isidra, Severino, mis padres Prisci y Ramona... Están también presentes, además de la abuela Felipa, el tío Germán y la tía Antonia, aunque no se les escucha. Pero, como esta entrada lo exije, se oye sobre todo a Tomás.
    Impresiona escuchar la frescura de unas voces de hace 45 años, de personas que ya no están entre nosotros. Lo que invita a reflexionar sobre lo efímero de la vida humana.
    Podéis verlos a todos en esta preciosa imagen de, creo, 1958 ( sí, 31.07.58, pincha el enlace)

    Santuario de Loyola, creo que en 1958 o 59 (sí, 31.07.58). Primera comunión de Ramón y Javi y
    1ª misa de Pepito (otros para entonces ya habíamos ido a muchas). Pincha para ver mejor
    Ya perdonaréis la calidad del sonido, pero no soy ningún experto en digitalizar casetes:

    aquí termina la actualización]

     Corre por ahí un viejo chiste que dice:
    - ¿cómo meterías 100 catalanes en un seiscientos?
    - Echando dentro una peseta. (Es de aquella época)
    - ¿Y a 100 navarros?
    - ¡A que no hay cojones!
    Pues el Premio Tomás Belzunegui tiene los dos ingredientes del chiste ya que, al estímulo económico y publicitario (publicación en la revista "Cuadernos gerontológicos"), añade un bonito reto personal. Así que, seas navarro, catalán o de donde seas, te invito desde Desolvidar a participar.

    ¿De qué se trata?
    El Premio Tomás Belzunegui 2011, premiará a los tres mejores artículos literarios (600, 300 y 200€ respectivamente y publicación en la revista "Cuadernos gerontológicos") y al mejor trabajo audiovisual (600€), que recoja la imagen positiva de las personas mayores en un contexto intergeneracional. Además, siguiendo la estela de 2010, se mantiene una categoría, denominada "Senior", abierta a la participación de navarros mayores de 60 años, en la modalidad literaria -periodística (600€). En todos los casos se entrega el correspondiente certificado.
    Como ves, suficiente estímulo para meterse de cabeza en el seiscientos.
    El Premio (que vive su undécima edición) fue presentado en la Casa de Misericordia de Pamplona el pasado 25 de febrero. Allí se destacó el avance positivo que se ha producido en el tratamiento de la imagen de los mayores a pesar de que todavía existen muchos estereotipos y discriminaciones por razón de la edad y un pronunciado distanciamiento generacional. Señalaron también los presentadores del premio que las personas mayores han adquirido un alto grado de concienciación sobre su identidad, autonomía y nuevos papeles sociales, lo que no quita para que, desgraciadamente, persistan algunas actuaciones de sobreprotección y suplantación de sus intereses por sus propios familiares y por parte de algunos sectores de la sociedad, cuando no episodios de verdadera discriminación.
    Aunque el perfil del concursante en este Premio es mayoritariamente el de una persona joven, se invita también a las personas mayores a participar en el Concurso. 
    Te pongo aquí este enlace para que puedas descargarte las bases del concurso. 
    El plazo de admisión de los trabajos, para todas las modalidades, finalizará el día 8 de Octubre de 2011.


    Marisol Otano, viuda de Tomás Belzunegui, en una entrega del premio









    ¿Por qué se llama el premio "Tomás Belzunegui"? ¿Quién fue Tomás Belzunegui?
    Tomás Belzunegui Sarasa (1925-1993): Fue el creador e impulsor, en 1980, del Servicio de Geriatría del Hospital de Navarra (Pamplona). En su memoria, la Sociedad Navarra de Geriatría y Gerontología convoca y gestiona el Premio que lleva su nombre, con el fin de reconocer los mejores escritos periodísticos-literarios, imágenes y audio, que sobre las personas mayores se realicen en Navarra. El Gobierno de Navarra, el Ayuntamiento de Pamplona, la Universidad Pública de Navarra, la Universidad de Navarra, la Asociación de la Prensa de Pamplona y Diario de Navarra, colaboran en este proyecto.


    El tío Tomás
    A estas alturas del relato más de uno habrá caído en la cuenta de que, además de todas las cosas tan importantes que hizo, Tomás Belzunegui fue mi tío. Sí, hermano de mi madre, Ramona Belzunegui Sarasa.
    Por ello voy a acercaros a la figura de "Tomás Belzunegui" por medio de los recuerdos que guardo del "tío Tomás" desde mi más tierna infancia.
    De cuando empecé a adquirir "el uso de razón" tengo recuerdos muy vagos (yo era muy crío, unos 5 años) pero hay algunos de ellos que nunca he olvidado.
    El tío Tomás era un hombrón, para mí, un verdadero gigante. Por los años cincuentaitantos solía ir de vez en cuando por Dormitalería (en esa calle estaba nuestra casa).

    Calle Dormitalería 18 entresuelo
    El único sitio para recibir era la cocina. Y el tío Tomás tenía la costumbre de sentarse encima de la mesa de la cocina. Y además, justo en el medio. Mi madre temblaba (por la mesa, claro) cada vez que se sentaba así. Sería porque se había echado novia (Marisol), pero por aquellos años estaba especialmente contento y solía cantar, refiriéndose a ella, algo parecido a esto:



    "Mi chiquita vale un mundo 
    y no la cambio por nada. 
    Yo tengo la mejor moza, 
    la mejor moza de España. 
    No hay ojos como los suyos 
    ni boca como su boca. 
    La envidian los ruiseñores..."


    (A mi hermana Nieves le salió de repente todo eso y me la cantó. Yo me acordaba sólo de la mitad)


    Y quizás recordando su tiempo en el servicio militar, solía cantar esta otra:


    Soy médico cirujano
    del Hospital Militar;
    en la salud del soldado 
    tengo un cuidado especial.
    Y yo dejo a mis reclutas
    sanitos como manzanas;
    es la salud del ejército
    la esperanza de la Patria

    (Ésta se la debo a mi hermana Esperanza que realmente me ha hecho desolvidarla)

    El otro recuerdo es menos gracioso, al menos para mí. El tío Tomás era fumador y a mí me llamaba mucho la atención que sacara el humo por la nariz. Como era muy dado a las bromas (lo recuerdo muy vitalista y alegre), una vez me sentó en su pierna (esta vez se había sentado en una silla) y me dijo que también sabía sacar el humo por las orejas. Yo le dije que eso era imposible, que no lo podía hacer ni siquiera él. Entonces me pidió que pusiera mi mano sobre su pecho, pero apretando muy fuerte, y me aseguró que así sí que podría hacerlo. Dio una profunda calada y yo miraba sus orejas y... Debió de ser más el susto (al sentir en el dorso de mi mano sobre su pecho el calor de la brasa del cigarro) que otra cosa, pero, a partir de ese día, ya no me dejé sentar en sus rodillas.
    De todas formas, tuve mi momento de venganza, algunos años después, en una comida familiar. Yo estaba comiendo enfrente de él y, al pelar a mano una naranja, salió un chorrito increiblemente certero que, bien cargado de ácido cítrico, fue a dar en su ojo. Así que ¡en paz!
    Recuerdo también que tenía la consulta en la Plaza de San Nicolás, esquina con San Miguel, justo donde un reloj de sol que todavía se conserva. Creo que el letrero decía: "Tomás Belzunegui. Médico. Pulmón y corazón. Rayos X".
    Consulta del tío Tomás
    El tío Tomás trabajó muchos años en el Hospital de Navarra. Era un hombre muy campechano y tenía un carácter muy rocero con los enfermos. Era famoso especialmente su "ojo clínico" a la hora de emitir un diagnóstico. Había en el hospital un pabellón que en sus esquinas tenía sendas escaleras espirales y que popularmente se llamaba El Caracol. Ahí estaban los que padecían tuberculosis. Pues bien, el tío Juanito (hermano de Tomás y Ramona) me solía recitar, cuando yo iba al Hospital a "ayudar" a mi padre, algunas poesías que los "tupis" dedicaban todos los años "a Don Tomás".


    Hospital de Navarra. Años 56-57
    Bueno, y nada más. Animaos a participar en el Premio y ¡cuidadín, cuidadín! que yo, que soy sobrino, también me voy a presentar. 

    miércoles, 23 de marzo de 2011

    La laya: un apero ancestral de Navarra

    Layadores de San Martín de Unx
    La laya, ese humilde apero, ancestral en la agricultura de Navarra, es todo un símbolo de la diversidad y pluralidad de esta tierra. Es también interesante destacar que en la misma Navarra, con una distancia de menos de 70 km, las layas son distintas. Y no se puede exportar la laya de Leiza a San Martín, ni al revés. Y quien dice la laya, dice otras formas culturales específicas. Quien tenga oídos...
    Quiero poner, también, especial énfasis en los comentarios de mi tío Narciso, al que tanto echo en falta, que podéis leer al final. Con los años, me llegan más adentro. No dejéis de leerlos, sobre todo los más jóvenes.
    Grupo de layadores de Leiza, publicada en Caro Baroja (Foto Archivo del Museo San Telmo, 
    Donostia): percusión lanzada desde una mayor altura que la realizada por la laya de mango largo
    Tanto el Corominas como José María Iribarren coinciden -sin aportar pruebas- en atribuir a la palabra "laya" (ver abajo) un origen vasco:  "laia". Derivados: laiatu (layar), laiari (layador)...
    Este instrumento agrícola tiene que ser, dada su elementalidad, muy primitivo (al igual que la propia palabra vasca "laia") y se ha venido utilizando hasta mediados del siglo pasado en lugares en los que no entraba el arado. Pero mucho antes del arado, en los comienzos de la agricultura por esta tierras del Pirineo occidental (hace algo menos de 6000 años), tuvo que usarse algún tipo de palo para cavar con el fin de preparar la siembra. La laya bien pudo ser, junto con la azada, el pico.., la evolución posterior de ese palo cavador.
    La diferencia del terreno entre el norte y el sur de Navarra (más húmedo y blando en el norte, más seco y duro en el sur) explica perfectamente el tipo distinto de layas (puntas más largas en el norte, más cortas en el sur) que se utilizaban.
    La laya ha tenido una evolución en la actual "Horca de doble mango" que no es más que la unión, el ensamblaje de dos layas a las que se incorporan dos asas para ayudar a hacer palanca. Esta horca se usa en los huertos para mullir y revolver la tierra. (ved el vídeo sólo un poco, para haceros a la idea de cómo funciona, simplemente)



    La laya tradicional del sur de Navarra ha adquirido en los últimos años un uso lúdico y deportivo como se puede comprobar en las carreras de layas de Artajona, Puente La Reina...


    Los hermanos Caro Baroja (en su nunca suficientemente agradecida labor de tomar nota de todo aquello que estaba a punto de desaparecer), nos deleitan en este vídeo, de hacia 1970, con la acción de una cuadrilla de layadores de San Martín de Unx. Se oye de fondo una preciosa jota:

    Me gustan los labradores, 
    cuando los veo labrar (1)
    y las mulitas que llevan 
    ¡qué bien saben trabajar!

    Es admirable el ritmo que llevan y la compenetración de la cuadrilla de Leiza:


    (1) Algunas palabras: "laya", "labrar", "cultivar":
    Diccionario de Corominas
    Diccionario de Iribarren
    Diccionario mío, de mí, propio

    viernes, 18 de marzo de 2011

    Historia de nostalgia, historia de amor



    Una gran mujer es el hilo conductor de esta historia. No es un cuento, no es algo inventado, sino que esta historia es absolutamente real: los hechos, las cartas, las personas... Me dio los datos una amiga que ha preferido mantener a los protagonistas en el anonimato. Estos son tres personas (los nombres son ficticios), ya fallecidas, que vivieron en un pueblo (cuyo nombre he olvidado) de Navarra, aunque uno de ellos se fue a América. 
    Es una historia de amor y de añoranza. 
    Escuchad a su sobrina:

    Cuando, tras su muerte, recogí algunas pertenencias de mi tía Mariana, me llamaron la atención unos sobres que venían del otro lado del Atlántico. Los ordené, dos de ellos por la fecha del matasellos y el otro, que no llevaba sello, por la fecha de la carta. Eran todos del 95. El primero iba dirigido a ella y a Jesús, su marido. La carta, del 21 de febrero de ese año, la firmaba un tal Miguel Angel, una persona a la que se adivinaba muy preocupada por su salud. Pero me conmovió sobre todo su añoranza por el pasado y por su tierra navarra (era del mismo pueblo que Mariana):







    Sentí verdadera pena por aquel hombre de salud frágil, aquejado además por los achaques de los años (unos 80 entonces, calculé) y que, desde la lejana América, tanto echaba en falta su pueblo.
    El segundo sobre (sin sello) estaba dirigido sólo a Mariana y escrito a mano. Me dio cierto pudor, pero empecé a leer. Era del 20 de Julio y respondía a una carta anterior de ella:

    pincha para leer mejor
    "respondiendo a tu carta y satisfaciendo mi deseo de comunicarme contigo, personalmente siempre hubiera sido mejor. Y quien sabe será, una gran satisfacción tener la oportunidad de conseguir juntamente recordar aquellos tiempos tan felices como inocentes. Claro que me recuerdo de la canción "Rocío" en las eras de ... Yo llegaba en bicicleta de ... y tuve esa gran ilusión de bailar contigo, claro que siempre con miedo de aquella constante vigilancia, por esto también resultaba más feliz los buenos ratos de encuentro".
    ...y tuve esa gran ilusión de bailar contigo

    Claro que me recuerdo de la canción "Rocío" en las eras de ... 

    Sentí otro ataque de pudor, pero ya no podía detenerme:

    pincha para leer mejor
    "Ya de por naturaleza esos años de principio de la juventud son radiantes de alegría, ilusiones y esperanza, suma a esto nuestros amores insatisfechos, resulta en que nunca se olvidan en el desarrollo de otra vida diferente, por que nunca más tuve muchas, muchas amistades y propuestas, pero mis sentimientos, pasada tanta experiencia, prefiero la canción de las palomitas blancas. "No hay amor como el primero". Aquellos tiempos, de sábado noche café con los amigos, miradas a la acera y ventanas a ver si veía lo deseado, día siguiente Domingo a misa mayor y acompañar con la vista la bajada a la Iglesia de las "residentes" por la plaza. Terminada la misa aquellas miradas insinuantes a las asistentes era una gran alegría. ".

    ...prefiero la canción de las palomitas blancas. "No hay amor como el primero"

    ¡Aquel hombre, a sus 80 años, le estaba diciendo a mi tía, de 75, que ella había sido su primer amor y que, a pesar de todas las relaciones posteriores, seguía colgado de ella!
    El tercer sobre era del 20 de Diciembre y, como el primero, escrito a máquina y dirigido a Jesús y Mariana. Pero no estaba la carta.
    ¿Por qué? No creo que se hubiera perdido, sino que alguien, seguramente mi tía, la habría hecho desaparecer.
    ¿Y la actitud de mi tía? ¿Cómo reaccionó a tan evidente insinuación? Porque me consta que ella había sido muy, pero que muy feliz con Jesús.
    La curiosidad me podía y volví a revisar las cosas de Mariana hasta que, dándole la vuelta a un papel de propaganda de la ciudad de Sevilla, encontré lo que pudo ser la copia o el borrador de su respuesta a Miguel Angel:

    "Agradezco tu carta, pero lo pasado, pasado está. Si quieres comunicarte conmigo tendrá que ser con respecto a los momentos en que nos encontramos actualmente, tú con tu familia y yo con la mía."

    Lo que suponía. Confirmaba la imagen que yo tenía de mis tíos. Hace poco me he enterado de que mi tía salió algún tiempo con Miguel Angel, pero que en cuanto Jesús cayó por el pueblo, mi tía le echó el ojo y, aunque éste tonteaba al principio con alguna, no pudo resistirse a su encanto. Porque mi tía era un terremoto: era muy simpática, con mucha chispa, alegre, inteligente y con genio (eso sí, le duraba un suspiro). Aunque era pequeñita y él era alto, hacía con él lo que quería. Eso me hacía mucha gracia y provocaba en mí admiración, porque él no tenía más remedio que rendirse ante la simpatía y el cariño con que lo trataba Mariana.
    Jesús era un tipo serio, a veces podía parecer un poco seco, pero se sabía acomodar al carácter alegre y bromista de mi tía. Cantaba jotas, acompañándose a la guitarra, con mucha elegancia. Había que insistirle, pero, cuando mi tía se empeñaba en que le cantara esa tan bonita de "Tiene los ojos azules", mi tío Jesús la bordaba y había que ver la carita de mi tía.
    "Tiene los ojos azules" por el Dúo Pampilona

    Como no tuvieron descendencia (creo que ella perdió el hijo nada más nacer), se volcó en la abundante sobrinería: nos llevaba a su casa a cuatro a la vez durante el mes de verano. Era entonces cuando aprovechaba para gastarnos bromas: a veces, para asustarnos, colgaba de la puerta de entrada los conejos que había cazado Jesús; y otras veces, nada más acostarnos, aparecía de repente en el dormitorio disfrazada de alma en pena. Vamos, que siempre conseguía tenernos en vilo.
    Él, con lo serio que era, la miraba asombrado y le decía : "pero, Mariana, ¡deja de hacer el tonto!". Pero por dentro se reía.
    Tuvieron tienda en el pueblo durante muchísimos años. Y me acuerdo que cuando nosotros bajábamos a la mañana (la tienda estaba en la planta baja de una gran casona), nos hacia decir una frase:
    "Buenos días. ¿Qué tal ha descansado usted? Yo bien, gracias"
    Y si no la decíamos con la entonación adecuada, hacía como que se enfadaba muchísimo.
    Yo no me di cuenta de que ésta de mis tíos era una gran historia de amor hasta los últimos 10 años de su vida.
    Sobre todo a ella se le notaba muchísimo cuánto lo quería: con todos sus ochenta y pico de años siempre lo buscaba con picardía, le hacía algún comentario gracioso, le agarraba la mano, o le plantaba un besico.
    Él era menos expresivo, pero accedía a todo.
    Vivieron juntos 65 años. Y todavía en el último año, ella, en cuanto podía, le agarraba la mano o se metía con él, pero de una manera que todavía se veía la intención de seguir conquistándolo.
    Vivieron juntos casi toda la vida y murieron el mismo año: él al principio y ella al final. Ella nunca pensó que había muerto, sino que creía que se había ido un rato a hacer algo (los últimos años se le había ido la cabeza).
    Acabaron sus día en una residencia de su pueblo ... Y en un cuarto compartido, como sus vidas.

    viernes, 11 de marzo de 2011

    Crimen de Atondo: anecdotario. Toribio, saca la lengua (y 4)

    Postal articulada
    Anecdotario:
    1. Se quedaba muy corta la tirada de la  prensa de Pamplona.
    Para que se vea cuánta era la curiosidad del público por conocer los detalles del proceso contra Toribio Eguía por el crimen de Atondo, extraigo esta nota del Lau-buru (periódico de Pamplona) del 14.01.85: 
    "... diremos que ayer, en cuyo número publicamos la sentencia, lo mismo que los días que publicamos la vista en juicio oral, se han agotado las tiradas de nuestro periódico antes del mediodía. Nuestro agradecimiento al Presidente de la Audiencia, cuyas atenciones hacia la prensa nos han facilitado la tarea, de otro modo irrealizable, de satisfacer la curiosidad del público".
    2. Reacciones de Toribio Eguía.
    Ya vimos su reacción cuando el verdugo le hizo levantarse del asiento para ajustarlo mejor: se quedó mirando impasible los arreglos que aquel realizaba. 
    Veamos ahora otras reacciones y frases que muestran a las claras el estado mental de Toribio:
    Lau-buru del 26.11.84. Gacetillas: 
    "Conducido Eguía al lugar del suceso, contempló impasible los cadáveres de las victimas... También ha empezado a decirse que éste padece alguna enajenación mental"
    La Vanguardia 19.10.85:
    Antes de oir la notificación de la sentencia exclamó:«Prefiero morir en el patíbulo á morir en presidio, pues que de este modo Dios misericordioso me perdonará mi horrendo crimen.».
    Oyó la lectura de la sentencia prestando gran atención, pero sin inmutarse en lo más mínimo. El escribano le manifestó que había sido denegado el indulto. Cuando le preguntó si quería firmar la sentencia, se limitó á contestar:«¿Y para qué? Lo que deseaba era ver la firma de Alfonso (se refiere al Rey Alfonso XII)».
    A eso de las cuatro de la tarde uno de los hermanos de la Paz y Caridad le preguntó:
    —¿Qué haces, Toribio?
    Engordar para morir—contestó el reo.
    Y terminaba La Vanguardia:
    La angustiada madre del reo había salido el día anterior con dirección al Santuario de Loyola, por consejo de las personas que quisieron apartarla del terrible espectáculo.
    3. El verdugo: Lorenzo Huerta
    Cuenta un Pío Baroja de casi 13 años: 
    "Detrás del carro (en el que llevaban a Toribio al patíbulo) marchaba el verdugo a pie, braceando"
    Y Miguel Sanchez Ostiz siguiendo los recuerdos de Baroja:
    "y a la del verdugo que explicaba tranquilamente al público asistente detalles de la faena"
    Decíamos en la entrada anterior:
    "El verdugo llámase Lorenzo Huerta y pertenece a la audiencia de Burgos. El aparato con el que el ejecutor de la ley ha cumplido su terrible ministerio es una modificación del antiguo, modificación hecha por Huerta y se estrenó en Vitoria en el criminal Garayo (a) Sacamantecas, después en algunos individuos de la Mano Negra y últimamente en Eguía. Lorenzo Huerta lleva ya 47 ejecuciones".
    Pues bien, seis años después (10.12.1891) lo encontramos en Olmedo (Valladolid). Es un verdugo veterano: 56 años y más de 80 ejecuciones. Tiene que ajusticiar a dos amantes por el asesinato del marido de ella (crimen que inspiró para hacer una novela a Emilia Pardo Bazán). No le tiembla el pulso a Lorenzo Huerta, maestro del garrote vil. Victoriana muere al instante. Pero Gumersindo no para de gritar. Aprieta el verdugo, destapa su cabeza y el reo sigue moviendo labios y ojos. Vuelta al garrote y Gumersindo aún con pulso. ¡Terrible final! Los 8.000 espectadores apenas lo pueden soportar.

    4. El opulento banquero
    Pero las noticias sobre el crimen de Atondo dieron también pie a meterse con los relatos de periódicos de la competencia, críticas no exentas de humor como esta de La vanguardia de Barcelona del 18.10.85 (3 días después de la ejecución), hacia La Correspondencia de España:
    Cosas de La Correspondencia:
    «Ha sido ejecutado en Pamplona el reo Toribio Eguía.
    Entre las varias gestiones que se han practicado en solicitud del indulto, ha sido muy
    valiosa la del opulento banquero señor marqués de Campo.»
    ¿Muy valiosa?—pregunta un colega.
    Pues no se ha conocido.
    Si acierta á serlo un poco menos, ¿qué hubieran hecho con el infeliz Eguía?
    5. ¡Toribio, saca la lengua!

    Ramona Belzunegui



    Como habéis podido escuchar, mi madre (Ramona Belzunegui) no se atreve a relacionar la expresión "Toribio, saca la lengua" con la ejecución de Toribio Eguía. Yo, sin embargo, siempre he sospechado que tenía relación, aunque hasta ahora no he podido demostrarla. Pero tenía bastantes datos que apuntaban en esa dirección:
    • En el ABC del 30.03.1907 hay un artículo en el que el autor se queja de que cada día se repite un millón de veces esa gracia de “Toribio, saca la lengua” por la Puerta del Sol o calle de Sevilla por más de un centenar de jóvenes que anuncian una mercancía: unas cabecitas de caucho, toscamente fabricadas, que, al ser presionadas, sacan efectivamente la lengua. Y añade que esa expresión no es ni siquiera madrileña, sino que la puso en circulación el primer vendedor, forastero, de esas cabezas. (Nota: ver Actualización, al final de este apartado 5)
    • Consuelo Vello “La Fornarina” (1884.1915)
      De la calle la expresión pasó al teatro, o mejor, a la revista: Uno de los números más famosos de las cupletistas de su tiempo fue «Toribio, saca la lengua». La cantante utilizaba una pelota dibujada con rasgos humanos que, al presionarla, sacaba una gran lengua roja. Las connotaciones eróticas de la acción propiciaban la excitación del público.
    • En Campezo (Álava), el martes de carnaval, en los primeros años del siglo XX, los mozos exhibían un muñeco relleno de paja y vestido de hombre, al que llamaban Toribio. En un pie calzaba zapato y en el otro alpargata (¿referencias a Baroja? : “Tenía las alpargatas sin meter en los pies”). Y le gritaban: “¡Toribio, saca la lengua!”. Y quienes paseaban al muñeco (“cachirulos”) respondían por él “¡No quiero, que la tengo negra!”. Ya en la plaza, lo colocaban sobre el abrevadero y, después de oir la sentencia, ahogaban a Toribio. Tras lo cual se ponían, como en Lanz (Navarra), a bailar.

    • O este testimonio, bastante posterior, de Patxi Oroz: [De esas lecturas sólo recuerdo de mi niñez, además de noticias futbolísticas sobre Zarra, Basora, Gainza, alguna información «política» relacionada con la Segunda Guerra Mundial. Junto a nuestra casa (en Beriáin, Navarra) vivía con su numerosa familia el señor P. A., un labrador cuya hacienda era suficiente para mantener dos yuntas de bueyes, conocido por su brío y genio. Solía contar historias, y a los niños nos gustaba escucharle junto al fogón en las tardes de invierno, asando castañas, aunque a veces nos quitaba el sueño con alguna historia horripilante, como la de un ahorcado –que no sé si tendría algo que ver con una del mismo tema que cuenta, si no me equivoco, Pío Baroja– en la que el narrador intercalaba, con la gesticulación correspondiente, a fuer de estribillo, y con voz de ultratumba, «Toribio saca la lengua, Toribio la va a sacar». Y para terminar: «Toribio ya la sacó»].
    Así pues, hasta este momento todo eran hipótesis que apuntaban en la misma dirección. Pero hoy (11.03.11), he tenido la suerte de confirmarlas. Mi fuente (¡gracias, Javier!) es Fernando Pérez Ollo [actualización 19.10.2011: ¡Descansa en paz, Fernando!] quien me ha contado diversos detalles sobre su visita a Atondo en 1996. Allí le enseñaron el escaño, aún manchado de sangre, en el que estuvieron sentados Toribio y el ama; y le aseguraron que vecinos de Atondo, indignados por tan horrible crimen, estuvieron en primera fila durante la ejecución mofándose de Eguía y gritándole el, luego famoso, “¡Toribio, saca la lengua!”.
    • Como hemos visto en la entrada anterior, el cronista del Lau-buru no cuenta nada de ello, pero sí dice una frase muy significativa: “Omitamos ciertos detalles”, frase que da pie a sospechar que sucedieron cosas que no quiso narrar.
    • Actualización 23.11.13: Me comunica Javier Barreiro, abundando en lo que digo en el primer punto de este mismo apartado 5, que, independientemente de que los vecinos de Atondo le gritaran al reo eso de “¡Toribio, saca la lengua!”, cuando realmente se hizo famoso el dicho fue en 1907 (25 años después de la ejecución de Toribio) cuando se voceaban por Madrid esas cabecitas de caucho que sacaban la lengua. Y añade que el que inventó el artilugio y el primero en vocearlo fue ¡Toribio Casas! quien bautizó al muñeco con su propio nombre. A mí, personalmente, me convence la opinión de Javier, a quien agradezco los datos que me ha aportado.
    6.Últimas ejecuciones
    Las últimas ejecuciones por el sistema del garrote vil en España  tuvieron lugar el 2 de marzo de 1974. La sufrieron el anarquista catalán Salvador Puig Antich, en la Cárcel Modelo de Barcelona, y el delincuente común Heinz Ches de origen pretendidamente polaco -en realidad, era alemán y se llamaba Georg Michael Welzel en la de Tarragona.

    domingo, 6 de marzo de 2011

    El crimen de Atondo: últimos momentos de Toribio Eguía (3)

                                                 "Garrote vil", cuadro de Casas. Ejecución de Peinador. Barcelona, 1891. 
    Juan Cancio Mena,
    defensor de Eguía
    Tras la sentencia del 12 de enero de 1885 de pena de muerte a garrote, el abogado defensor Sr. Mena fue interponiendo recursos aludiendo a las especiales circunstancias de su defendido. Pero todo fue en vano.
    Nueve meses después, el 14 de octubre de 1885, se podía leer en la prensa de Navarra (Eco de Navarra y Lau-buru) que, tras agotar todos los recursos, el abogado defensor de Eguía había enviado un telegrama la tarde del día 12 al Presidente del Consejo de Ministros para que éste interesara el ánimo del Monarca (Alfonso XII, quien murió unas semanas después) en favor de su defendido. Telegrama que, a pesar de que fue apoyado por otros del Gobernador Civil, del Sr. Obispo, y del Vicepresidente de la Diputación, antes de las 11 de la noche fue contestado con el del Sr. Cánovas en el que manifestaba que "con el mayor sentimiento no había podido aconsejar a S. M. el Rey el indulto solicitado".
    Fue el último cartucho, el último intento de detener la imparable maquinaria.
    El 15 de octubre, a las 8'30 de la mañana, Toribio Eguía era ajusticiado fuerapuertas, en la Vuelta del Castillo, al lado del Portal de Taconera.

    pincha para leer mejor
    Lo que vais a leer a continuación fue publicado el 16.10.85 en el diario de Pamplona "Lau-buru". El periodista, impactado por las escenas que, muy a su pesar, había tenido que presenciar, hace un relato excepcional de los últimos momentos de Toribio. Merece la pena seguir la narración de este cronista anónimo sin interrupciones. Símplemente he colocado unas notas para que, una vez leído, podáis completar la lectura con algunos datos del Eco de Navarra, o bien, observaciones mías. Sólo he corregido algunos errores evidentes, conservando el estilo y la grafía de la época.


    [Confesamos que, al empezar á escribir, jamas hemos experimentado una emoción semejante á la que en estos momentos embarga nuestro ánimo. Tiembla nuestra mano y la pluma no sabe trazar la exposición de los hechos y circunstancias que nos proponemos narrar, cumpliendo el deber que tenemos para con nuestros lectores.
    Triste y penosa tarea la nuestra.
    Y á la vez difícil para quien, dominado por la emoción que le causara un espectáculo que jamás hubiera presenciado, si en cierto modo no se viese precisado á ello, no puede dominar el tropel de ideas que luchan en su cerebro, ni mucho menos alejar la lúgubre imagen, que la mente guarda, del ajusticiado.
    Pero tenemos un deber y hemos de cumplirlo.

    Anteayer al oscurecer, hora á que alcanzaban las noticias que dimos en el número anterior, Toribio Eguía se hallaba, como hasta entonces, tranquilo y resignado.
    A las 8 de la noche (1) hizo testamento ante el notario D. Polonio Escolá y los Sres. D. Miguel Bissié, presbítero, y D. Ricardo Segura, médico, los cuales sirvieron de testigos.
    A las 9, poco más o menos, se le sirvió la cena; Eguía comió con apetito (2), y durante la cena, así como anteriormente, seguía recordando el crimen de Atondo -así decía él- reconociendo su gravedad y la justicia con que le había sido impuesta la terrible pena que iba á sufrir al día siguiente.
    Más tarde fue visitado por el señor gobernador civil, quien entregó al presbítero Sr. Hugalde, confesor del reo, una imagen, en tela, del Sagrado Corazón de Jesús, con una inscripción que decía: "Vénganos el tu reino", para que antes de la ejecución se la pusiera á Eguía en el pecho.

    ...le concediera una buena muerte.
    Desde entonces Eguía apenas habló con otras personas que con los sacerdotes. Su ánimo continuaba relativamente tranquilo y no cesaba de hablar de sus asuntos espirituales. Rezó el Rosario con grandísima devoción. Era el segundo que rezaba en aquel día, pues él espontáneamente había dicho después de ser puesto en capilla, que antes de morir quería rezar las tres partes del Rosario.
    Él mismo por la tarde había dicho desde la ventana de su cuarto á los presos que estaban en el patio, que rezasen el Rosario pidiendo á Dios le concediera una buena muerte.
    Esto lo hizo por indicación del canónigo don Angel Elduayen quien, al visitar al reo, fue reconocido por él, después de muchos años que no se habían visto. Eguía además rogó al señor Elduayen que en la misa que celebrara ayer rogara á Dios por él; lo que dicho señor le prometió.
    Después de rezar el Rosario, Eguía continuó hasta media noche dando muestras de arrepentimiento y dando á su confesor no pocos encargos. á eso de las doce le aconsejaron que se acostara, y como ya sabía que á las cuatro de la mañana había de oir misa y recibir el Pan de los Angeles, no cesaba de acordarse de esta hora, manifestando deseos de que llegara cuanto antes.

    Acostose (3) el reo á las doce ; pero no podía conciliar el sueño: una hora pasó recordando el crimen de Atondo (4), rezando e implorando misericordia. á la una empezó á dormitar y en un sueño ligero y no pocas veces interrumpido, no por otra cosa que por su estado intranquilo, pasó las tres horas que, según se había dispuesto, debía permanecer en cama.
    Dos hermanos de la Paz y Caridad velaron junto á él durante ese tiempo.

    A las cuatro se levantó. En la cárcel habían permanecido durante la noche los celosos sacerdotes D. Pedro Velasco y D. Zacarías Hugalde. Este celebró misa enseguida.
    El reo la oyó con gran devoción exhortado continuamente por el Sr. Velasco que le acompañaba. Llegado el momento de la Consumación el celebrante dirigió á Eguía una breve pero sentida exhortación y le administró la Sagrada Comunión, que Toribio recibió con ejemplar fervor, permaneciendo después de la misa dando gracias acompañado y aconsejado por D. Pedro Velasco.

    Pasó después el reo á su cuarto y tomó chocolate, único desayuno que había pedido.
    Poco rato después, el mismo Eguía dijo á los que le acompañaban:
    -Tengo que rezar la tercera parte del Rosario, que ayer no rezamos más que dos partes.
    Y enseguida se rezó el Rosario, en el que, como en todos sus rezos y actos piadosos, llenaba á todos de consuelo el fervor con que Toribio imploraba la protección de la Madre de Dios diciendo: "Santa María, Madre de Dios, ruega por mí pecador etc., etc., palabras estas que recitaba con devoción profunda.
    Desde que concluyó el Rosario hasta las siete y media no hizo más que encomendarse á Dios, repitiendo las jaculatorias que le inspiraban dichos sacerdotes y otros que muy temprano habían acudido para ayudar á aquellos en tan santa tarea.
    A las siete y 40 minutos Eguía pidió algo para comer -dicen que una chuleta de ternera- pero no habiendo tiempo material para prepararla y servírsela, se le sirvió pichón: comió un poco con un poquito de pan y tomó un sorbo de vino rancio.
    Se encontraba algún tanto afectado, pero contestaba con tranquilidad á las observaciones de los sacerdotes.

    Hopa con capirote
    A las ocho menos cuarto entró el verdugo á ponerle la hopa. En aquel momento su confesor dijo á Eguía:
    -En cumplimiento de su deber, el ejecutor de la justicia va á ponerte la vestidura del criminal sentenciado á muerte; pero yo voy á colocar en tu pecho la insignia del pecador arrepentido.
    Y le puso en el pecho la imagen del Sagrado Corazón de Jesús que, para ese objeto, le había entregado el señor gobernador civil (5).
    Ntra. Sra. de los Dolores
    En esto llegó la hora de que el reo saliera de la Capilla para ser conducido al patíbulo.
    Dieron las ocho y Toribio Eguía salió de aquella estancia para no volver, no sin rezar con gran fervor una Salve á la preciosa imagen, que allí hay, de Ntra. Sra. de los Dolores.

    Inmensa muchedumbre llenaba las calles y pllaza inmediatas á la cárcel. Entre la multitud apiñada, lo mismo que en las ventanas y balcones, veíanse personas de todas las clases y condiciones; en la puerta de la cárcel estaba el carro que había de conducir al reo y allí había tambien una sección de Caballería.
    La expectación era profunda, cuando Eguía tomó asiento en el carro, rodeado de los sacerdotes D. Pedro Ilundain, D. Pedro Belasco, don Francisco Gonzalez, D. Zacarías Hugalde, don Miguel Bisié y D. Angel Elduayen.
    Rompió la marcha un piquete de Caballería; seguían los hermanos de la Paz y Caridad con túnicas y luces; enseguida el carro en que iba el reo, como hemos dicho, y á continuación una escolta de Caballería.

    En el nº 30 de la C/Nueva, lo vio un Pío Baroja de 13 años
    En el trayecto (6) el reo tuvo momentos en que la emoción llegó a acongojarle, pero se repuso gracias á los consuelos que le prestaban con sus prudentes reflexiones los ministros del señor.
    Desde la cárcel al patíbulo puede decirse que no quitó la vista del Crucifijo (7), al que dirigía fervorosas plegarias derramando lágrimas.
    La afluencia de gente, como hemos dicho, era inmensa; en el lugar de la ejecución alzábase el cadalso, y fuerza de infantería y caballería había formado el cuadro de antemano. Una vez en el lugar del suplicio (8), Eguía apenas pronunció otras palabras que para contestar á las preguntas del presbítero Sr. Hugalde. Este y D. Pedro Velasco subieron al tablado; los demás sacerdotes quedaron al pie. El Sr. Velasco se arrodilló tan pronto como se sentó el reo en el banquillo (9). El Sr. Hugalde sacó entonces el Crucifijo que, como ayer dijimos, le había enviado la madre de Toribio y, manifestándole esto, lo puso en sus manos, después que lo hubo besado fervorosamente.
    La Taconera y la Iglesia de San Lorenzo. Fines del XIX
    Mientras el verdugo sujetaba al reo con cuerdas y correas y le ponía la argolla, el señor Hugalde dirigía al pobre Toribio frases llenas de caridad que éste escuchó hasta su último instante.
    Uno después, el alma de Toribio Eguía comparecía en el Tribunal de la Divina Justicia.
    Dios haya usado con él de misericordia.
    En aquel instante D. Pedro Velasco rezó un responso y enseguida D. Pedro Ilundáin dirigió breves palabras á la multitud, manifestando que Toribio Eguía había muerto arrepentido y resignado, y aconsejando fuesen á oir la misa que por su alma iba á celebrarse en la parroquia de San Lorenzo.

    Portal de La Taconera, fines del XIX
    Omitamos ciertos detalles. Durante el día fueron muchísimas las personas que fueron á ver el cadáver del ajusticiado y á depositar una limosna en las bandejas que á ese objeto se habían colocado al pie del cadalso.
    A las cuatro y media de la tarde (10) acudió al lugar del suplicio el secretario de Sala de la Audiencia Sr. Barasoain para presenciar la entrega por el verdugo (11) del cadáver á la Hermandad de la Paz y Caridad que, procesionalmente y con luces, había acudido allí con el cabildo de la parroquia de San Lorenzo.
    Se rezó un responso y, mortajado el cadáver, fue puesto en un ataud y conducido al cementerio.

    Terminemos ya este triste relato.
    Pero no lo haremos sin rogar á todo el que lo lea, que rece un Padre Nuestro por el alma del desgraciado Toribio Eguía, á la cual Dios haya acogido en su seno.]

    1. A las 7 quedó entregado a los sacerdotes y pidió ser enterrado en caja. Poco después dijo: "mañana no me dolerá ni la mano ni la cabeza".
    2. Cenó berza, chirlas y chipirones. Y de postre una bizcochada.
    3. Los hermanos de la Paz y Caridad le ayudaron a acostarse: su parálisis del lado derecho se lo dificultaba.
    4. "Pobre cura, pobre ama", decía.
    5. Estampa enviada por la señora del Gobernador Civil.
    6. Atravesó el cortejo la plaza de San Francisco, calle Nueva, Taconera y la puerta de este nombre, y llegó al pie del cadalso
    7. D. Zacarías Ugalde llevaba en su mano un pequeño Cristo, que el reo besaba a menudo y que murió besándolo, procedente de su afligida madre, que lo remitió a su desgraciado hijo para que lo tuviera en trance tan terrible y volviera después a su poder como recuerdo tristísimo.
    8. El reo bajó por su pie del carro y subió al cadalso con bastante firmeza, ayudado en parte por los sacerdotes, pues sus movimientos al andar eran torpes, efecto de su enfermedad.
    9. Sentose en el banquillo, del cual volvió a levantarse para que elevaran el asiento, volviéndose a mirar con toda tranquilidad a mirar los arreglos que el ejecutor de la justicia estaba haciendo.
    10. Ocho horas después de la ejecución.
    11. El verdugo llámase Lorenzo Huerta y pertenece a la audiencia de Burgos. El aparato con el que el ejecutor de la ley ha cumplido su terrible ministerio es una modificación del antiguo, modificación hecha por Huerta y se estrenó en Vitoria en el criminal Garayo (a) Sacamantecas, después en algunos individuos de la Mano Negra y últimamente en Eguía. Lorenzo Huerta lleva ya 47 ejecuciones.