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Minuto de silencio por el Papa Francisco en San Mamés, previo al Athletic Club - UD Las Palmas. EFE / LUIS TEJIDO |
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Símbolos del escudo (pincha) |
—Honor a todos los que habéis pitado el minuto de silencio por el Papa. FUERA RELIGIÓN DEL FÚTBOL!!
Con alguna mentirijilla, la respuesta que ha recibido ha sido antológica:
—Tu equipo juega en San Mamés, al que llaman La Catedral. Se llama así en honor a un mártir cristiano que fue echado a los leones, de ahí el sobrenombre del equipo. En vuestro escudo aparece la iglesia de San Antón y antes de los partidos desde hace décadas se reza el padre nuestro en el vestuario
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Ambos, el puente y la iglesia de San Antón, aparecen representados en el escudo de la ciudad y, por lo tanto, en el escudo del Athletic |
El zasca, de una intensidad grado X, ha tenido consecuencias hasta en algún edificio elevado de Sevilla:
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Masats: ¿Padre, fue gol? |
¿Y qué decir de la pelota? Nos quedaríamos sin frontones, ya que la mayoría de los frontones de nuestros pueblos han usado alguna de las paredes de la iglesia
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Jugando a "paxaka" ("al pasa") en el sobreclaustro. Catedral de Pamplona |
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Daniel Velez. L’abbé Lazcanotegui. Frontón de San Juan de Luz /Donibane Lohizune |
¿Y el Angelus? ¡Cuánto añoro aquellos partidos de pelota de mi infancia en el Labrit! A las 12 en punto, se paraba el partido. Salía el cura, todo el mundo se ponía en pie, se quitaba la boina (entonces aún no se decía "chapela") y rezaba el Angelus, algunas veces en vascuence:
Quién sí sabía echar al clero con elegancia era León Salvador, el Rey de los Charlatanes.Hasta 1950 jamás falló en San Fermín. Siempre pagaba de su dinero los fuegos o el baile de algún día... O daba 100 pesetas o la ganancia de una jornada para las cantinas escolares. Al final, el Ayuntamiento le concedió en exclusiva toda la plaza del Castillo para él solito.
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1947. León Salvador, Rey de los charlatanes, en la Plaza del Castillo. (Zubieta y Retegui) |
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4 "coronillas" jugando a pelota |
—Vete a Casa Salcedo y agradece la atención
—¿Qué atención, maestro?—, preguntaba el empleado, sabiendo sobradamente el desenlace.
—La atención de enviarnos el postre. Veo desde aquí dos docenas de coronillas que dicen cómeme. La gente prorrumpía en carcajadas a costa de los sufridos clérigos, quienes enrojecían e iniciaban una prudente retirada con la mano en la nuca, antes de que las cosas fueran a más.
Pero León tenía medida exacta de la norma. Su humor era fino, ingenioso y jamás se pasaba de la raya.
—No se vayan, por favor, no se vayan. Pido perdón al clero. Yo soy católico desde que nací y republicano desde el catorce de abril. Católico viejo y republicano nuevo.
Aprendamos de León Salvador.
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