jueves, 16 de mayo de 2024

El mirador más elegante de Pamplona

A. García Deán. AMP
Esta entrada es continuación de la de ayer
Si comparáis las dos fotos de portada...
1905 ca. AMP
… enseguida veréis el precioso arco del portal y las dos ventanas rectangulares, una un poco más larga que la otra.
Así pues, estamos en la esquina de Espoz y Mina (hoy Duque de Ahumada) con Estafeta, de la que no se ve más que hasta la Travesía Espoz y Mina, el saliente del Bar Fitero.
Pero hoy quiero destacar ese bonito mirador, con una estructura irregular curiosísima, que 125 años después (por lo menos), aunque reformado, todavía existe:
2024 Foto Desolvidar
Y digo "125 años después (por lo menos)", porque si la foto 2ª (en la que sólo se ve un trocito del mirador) es de 1905 ca., esta otra en la que ni siquiera se ve en Casa Galdúroz el cartel de Artola, tiene que ser anterior:
La manada toma la esquina de Estafeta-Espoz y Mina (hoy Duque de Ahumada)
Desde la construcción de la casa de Estafeta 76 e instalación del mirador en el primer piso (¿cuándo?) hasta los años 30 del pasado siglo se mantuvo con las dos partes apuntadas, como se ve en esta foto de Rouzaut de 1928, una vez tirada Casa Galdúroz y construida la actual del Txirrintxa:
Rouzaut 1928 (Martinena)

La primera vez (ver actualización) que lo encuentro reformado es  en esta impresionante foto de primera hora de la tarde del 19 de Julio de 1936, cuando Navarra se alzó contra la II República:
19 Julio 1936 Ametralladora con trípode Galle AMP
Y así seguirá en los 50, 60, 70...
1951 Julio Cía AMP
1965. Encierro. Cordón policial al final de la Estafeta
1972 Arazuri AMP
Hasta la tarde de ayer mismo:
En el círculo amarillo, el número 76 de Estafeta. Foto Desolvidar
El mirador pertenece a Estafeta 76 1º. 
Una joya que no debemos olvidar. Y lo primero que podemos hacer es pedir al Ayuntamiento que lo incluya en el Catálogo de elementos urbanos de interés para otorgarle algún grado de protección que le permita seguir adornando la ciudad muchos años más.

Actualización 23:00h.
Acabo de encontrar esta foto de Amat que demuestra que el mirador fue reformado bastante antes de 1936. 
Vemos (izda. arriba) el Gayarre en su ubicación original, con el ojo de buey -al que los castizos llamaron el "palco de los curas"- y debajo un cartelón blanco, anuncio de su próxima demolición (1931).
La reforma del mirador tuvo que ser, pues, en 1929, antes de los SF de 1930 (los de esta foto) y después de la foto de Rouzaut de 1928.

miércoles, 15 de mayo de 2024

Supervisando el Encierro

1905 ca. El alcalde Joaquín Viñas supervisando el tramo final del encierro. Al fondo, el almacén de Artola, número 87 del final de Estafeta. AMP
"1905 ca. El alcalde Joaquín Viñas haciendo el recorrido del encierro con la vara, símbolo de autoridad municipal, en el tramo final. Detrás de él aparece el concejal Joaquín Sáenz Oroquieta.
Almacén de Hierros y Aceros Ángel Artola.".
Ésta es la información que proporciona el Archivo Municipal. Un consejo: no quieras saber más porque te puedes liar. Con la información que da el archivo y lo que todo pamplonés sabe, tienes que situar perfectamente esa imagen.
Yo he cometido el error de intentar saber dónde estaba exactamente Artola (Estafeta 76) y el lío ha sido morrocotudo, porque los dos "Artola" de las fotos están al final de Estafeta, pero el de la foto de portada está en la acera de los impares (hoy bar Txirrintxa) y este último (Kukuxumusu), en la de los pares.
1920. Final de la Calle Estafeta, 76. (Carlos Amat)
Hasta los SF-1922 el Encierro terminaba en la Plaza Vieja. Como se ve en la foto de cabecera del vídeo, el final de Estafeta estaba vallado y los toros tenían que girar 90º a la derecha (en la dirección de la carrera) para entrar en la plaza (magnífico vídeo, no te lo pierdas):
Volviendo a la foto de portada, Joaquín Viñas y Larrondo -alcalde de Pamplona (1902-1907 y 1909-1913) y que con el arquitecto Serapio Esparza hizo el diseño del Segundo Ensanche (1916)- ya ha supervisado Estafeta y ha girado a su derecha. Está recorriendo Espoz y Mina (hoy Duque de Ahumada) para entrar en la antigua Plaza de Toros.
Vemos muy bien la esquina del precioso Mirador (N.º 76 de Estafeta) que ha doblado el alcalde y que aparece en todas las fotos hasta la actualidad (pincha):
1920 1. Plaza Vieja; 2. Esquina del mirador; 3. Final Estafeta; 4. Artola Estafeta 87 (Casa Galdúroz)

Esta que viene a continuación tiene un punto de vista similar al de la foto de portada, sólo que más elevado, ya que está sacada desde la Plaza Vieja.
La manada está tomando la curva de la casa del mirador y vemos que en el lateral de Casa Galdúroz no hay ningún letrero. Por tanto, tiene que ser anterior a 1905, fecha de la foto de portada.
Vemos también la valla de la derecha, la que cierra Estafeta y continúa hasta la entrada a la plaza. Es la misma valla que se intuye en la foto de portada, repleta de público.
Y suponemos que tiene que haber otra valla a nuestra izquierda.
Efectivamente, hay un peligroso rincón que hoy no se habría permitido.
1918. La manada por Duque de Ahumada, enfilando el callejón de la Plaza Vieja
Se lee con toda nitidez el cartel que antes era de Artola y que la hemeroteca nos lo completa: 
"Taller de carretería y carruajes Hijos de B. Labarta y José Bon". Y añade hasta la dirección: Estafeta, 87.
Como alguno se habrá quedado con ganas de ver la entrada a la plaza, aquí tenéis nada menos que tres momentos sacados desde los balcones de Casa Galdúroz, encima del actual Txirrintxa:
Tres momentos de la entrada a la Plaza Vieja. La entrada estaría donde está (en este enlace) la puerta junto al Niza
El cartel de Ciga
No puedo terminar sin mencionar este cartel de fiestas, de Javier Ciga, que fue seleccionado para 1917.
Faltaban todavía 5 años para que cambiara el recorrido y abandonara Espoz y Mina (hoy Duque de Ahumada). El toro ha roto el vallado que desde Casa Galdúroz encauzaba a la manada hacia el callejón.
Fijaos en las marcas numeradas de los tablones, los adoquines del suelo.
Los mozos, de blusón blanco y alpargatas blancas de fiesta, llevan pañuelo rojo, aún poco habitual. Vemos el final de Estafeta, el saliente del bar Fitero, enfrente, la entrada a Tejería y -¡cómo no!- el precioso mirador de Estafeta 76 que da a Duque de Ahumada.
Un cartel delicioso.

martes, 14 de mayo de 2024

Cataluña no elige 'procés'

El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, llega a la Ejecutiva Federal del partido EUROPA PRESS
Cataluña no elige 'procés'
Al César lo que es del César, y a Sánchez lo que es de Sánchez. Aupado en Salvador Illa, el presidente del gobierno se apunta un tanto gordo con la victoria del PSC.
De momento, porque lo de gobernar está por ver. Le ha salido redondo lo de desinflamar Cataluña. Eso sí, a costa de inflamar el resto del país y a los poderes del Estado con la dichosa Ley de Amnistía.
Los estrategas de Ferraz están de resaca dulce, mientras el independentismo se pega el toñazo. Cataluña les ha quitado con su voto la mayoría, y eso escuece que no veas a quienes llevan en el machito desde 1984.
El nacionalismo separatista y excluyente del procés, al rincón. Pero no por eso van a dejar de seguir con la matraca. Que se lo digan a Puigdemont, que es inasequible al desaliento. Al fugado le ha salido el primer órdago por la culata.
Pero insiste en ser president, y le va a hacer sudar la gota gorda a Sánchez. Al tiempo. 
A Sánchez, hasta ahora, le cuadra el relato. Cómo termine la historia es otro cantar. 
Lo que nos espera.

lunes, 13 de mayo de 2024

Bulos actualizados del chupinazo

1924 Chupinazo masivo en la Plaza del Castillo. Juanito Echepare (flecha), entre el público. AMP
Hay bulos del chupinazo fáciles de desmontar:
"Juan Etxepare tenía por mote "Txupín" (sic, con "tx" y tilde), de ahí viene txupinazo. Por cierto, fue represaliado en el 36. Después de la guerra cuando se empezó a tirar el txupinazo desde el ayuntamiento, se le cambió el nombre por el del cohete seguramente para tapar la memoria de Juan Etxepare". (Fernando Ibarra).
1926. Arriba, izda. 1. Ezcurra, 2. Echepare, 3. R. García (más conocido como Garcilaso, director -1912-62- de DN). Galle AMP
Para otros hay que investigar algo más:

EL PRIMER CHUPINAZO                                                                       Miguel Izu y Desolvidar
Dicen (decían) las crónicas oficiales, como la web del Ayuntamiento de Pamplona (ver actualización), que el chupinazo nació en 1941: 
“El comienzo de las fiestas de San Fermín tenía lugar, desde hace siglos, cuando las autoridades municipales, acompañadas de maceros, gigantes, músicos y público iban a la iglesia de San Lorenzo a las Vísperas en honor de San Fermín. En 1901 se empezó a tirar cohetes espontáneamente en la Plaza del Castillo. En 1940 el teniente de alcalde Joaquín Ilundáin y el periodista José Mª Pérez Salazar propusieron al alcalde que el Chupinazo se tirara oficialmente desde el balcón del Consistorio. Un año más tarde el alcalde prendía la mecha”. 

[Actualización 2024 Alcalde Asirón:
"Las noticias más antiguas sobre este evento son de 1931 y hablan de Juan Etxepare, estanquero de la calle Mayor, como la primera persona que pidió permiso al Ayuntamiento para tirar cohetes a pie de calle el 6 de julio a las 12:00 del mediodía."
Con la foto de portada de 1924, en la que Echepare figura entre el público, queda desmentido el bulo del Ayuntamiento de Asirón.]
1930 ca Foto familiar subida por Fermín Unzu Rey. Mejor, 1924
Aparte del lanzador, hay muchos detalles iguales. De 1924, me reafirmo
Esta versión contiene varios datos poco exactos.
Al entrar el siglo XX, cierto, se pensaba que la Marcha a Vísperas abría las fiestas. Se anunciaban a las doce con un repique de campanas que desde 1901 se acompaña con cohetes, no tan espontáneos sino de la pirotecnia contratada para los fuegos artificiales, y se pasó a considerar que las fiestas arrancaban a esa hora. 
1901 julio 7 El Eco de Navarra (30 años antes que Echepare)
El 7 de julio de 1901 El Eco de Navarra dice que “al mediodía quedaron inauguradas las fiestas” y que “al sonar la última campanada de las doce estalló en la Plaza del Castillo el primer chupinazo”. 
Según ABC de 6 de julio de 1911, “el principio de las fiestas de San Fermín ha sido anunciado con repique general de campanas y un chupinazo”. Desde 1912 a esa hora salían las bandas militares a recorrer las calles. 
El 7 de julio de 1914 Cándido Testaut escribe en La Vanguardia: “A mediodía comenzaron las fiestas, siendo mucha la animación y a millares los forasteros, recorriendo músicas las calles”. 
Según El Noticiero de Zaragoza de 22 de junio de 1927 “pocos días faltan para el primer chupinazo anunciador de las tradicionales y nunca bien ponderadas fiestas de San Fermín”. 
Echepare. Foto de Zaragüeta
En Fiesta (1926) Hemingway describe, desde la terraza del Iruña, el lanzamiento “del cohete que anunciaba la fiesta” y dice: “Al mediodía del domingo, 6 de julio (de 1924), la fiesta estalló. No hay otra manera de describirlo”.
El doctor Arazuri dice que en los años veinte ya se congregaba público y reproduce fotografías de 1924 y 1926 con los espectadores mirando a cámara, bien apiñados junto a los cohetes, entre ellos personajes conocidos como Echepare o Garcilaso. 
A partir de 1931 Juan Echepare Aramendía, estanquero de la calle Mayor, logra que le dejen prender la mecha del chupinazo y le da mayor ceremonia al acto. Aparece trajeado, encorbatado y con sombrero (como en 1924 y 26) en la foto de Galle publicada el 7 de julio en Diario de Navarra con el pie: “Momento de disparar el primer cohete de las Fiestas”. En otra parecida de 1934, publicada por el doctor Arazuri, Echepare casi queda oculto tras el humo. El 7 de julio de 1934 Diario de Navarra, además de lamentar que no hubo el repique general de campanas que sí se había producido los tres años anteriores (referencia inequívoca a la República), indicaba que los chupinazos se dispararon con retraso. “¡Pero hombre, un año esperando a las vísperas y a los encargados de anunciarlas les coge el carro o se les olvida!”, escribía el cronista.
Echepare dejó de disparar el chupinazo después de 1936; era un destacado dirigente de Izquierda Republicana y fue fusilado en los primeros compases de la guerra civil. 

1939 Plaza del Castillo, a cargo de Jokintxo Ilundáin y José Mª Pérez Salazar.

1943 Jokintxo
Vuelve a haber sanfermines en 1939 y los vencedores (ya escribió Fernán Gómez en Las bicicletas son para el verano que no había llegado la paz sino la victoria) se hacen con su papel. Joaquín Ilundáin, que sería teniente de alcalde unos meses después, dispara el chupinazo y aparece en la foto de Zubieta y Retegui con José Mª Pérez Salazar, como él colaborador del diario falangista Arriba España, y varios militares uniformados. Al año siguiente repite y ambos, Ilundáin y Pérez Salazar, proponen al alcalde dar más solemnidad al acto y disparar los cohetes desde la Casa Consistorial. En 1941 el chupinazo, el primero de la cuenta oficial, lo dispara también Joaquín Ilundáin, no el alcalde como dice la web municipal.
Así que tenemos hasta cuatro fechas distintas para el primer chupinazo: 
- está 1901 cuando lo empiezan a disparar los anónimos operarios de las empresas pirotécnicas. 
- hay quienes prefieren decir que el primero fue el de Echepare en 1931
- los que consideran que el primero es el de 1939 (la Peña Pregón sugirió hace unos años recordarlo con una placa en la plaza del Castillo) 
- y quienes optan por aceptar la versión oficial de 1941. Así que, ante tantas opiniones, sírvase usted mismo.

domingo, 12 de mayo de 2024

Aranzadi y sus nombres

Vista general de Aranzadi desde el nordeste
Este oasis, a cinco minutos del Portal de Francia, empezó llamándose El Vergel y enseguida "espinoso" (de prunus spinosa, la mata del pacharán, en vasco "aranzadi"). Hoy vamos a conocer unos cuantos nombres más, algunos muy poéticos.

Aranzadi no es "invento reciente"
Nacido en 1949, siempre me ha parecido que el topónimo "Aranzadi" era un invento reciente que había surgido, casi casi, a la par que las piscinas.
Recuerdo cuando, antes de 1960 (antes de los 10 años), me interesé por ese meandro y me dijeron que era "la Vuelta Ibarra".
Construido en 1977, el complejo deportivo al que llamaron "Aranzadi" acaparó la denominación de ese término, que siempre perteneció a la Magdalena, y el resto de los nombres que usaron nuestros padres y abuelos ( "Magdalena", "la Vuelta de Cholo", "la Vuelta del Tabor", "de los curas", "de Ibarra"...) fueron cayendo en desuso.
Un día escribí en la hemeroteca  de DN estas dos palabras: Aranzadi y topónimo. Y la primera aparición fue  el 20/10/1976, lo que confirmaba mi impresión de que Aranzadi era un topónimo de uso reciente. Casa Cholo, por ejemplo, siempre se muestra en las hemerotecas como perteneciente al barrio de la Magdalena, no a Aranzadi. Y sus fiestas, los días 22 de julio, con la festividad de la Magdalena. Ahí me acabé de convencer de que "Aranzadi" -aunque hubiera tenido un uso anterior- no había sido pronunciado por nuestros antepasados más inmediatos, que sí habían usado los nombres antes citados.
Término de Aranzadi
Pero cometí una imprudencia. En vez de escribir en las hemerotecas "topónimo" tenía que haber probado con "término de Aranzadi" (sin comillas). Y en la Prensa Histórica aparece desde finales del XIX (1894-96-96-98-1935) y en Diario de Navarra desde comienzos del XX. 
Así pues, nuestros abuelos también usaban "Aranzadi".

Término y calle (Vuelta de...)
Casa Ibarra, hoy Arraiza
El motivo de esa aparente desaparición de "Aranzadi" yo creo que está en que, cuando se habla de una casa de ese término, se suele poner la dirección postal, la calle en la que se encuentra: Magdalena 17, 18..  Cuando tú envías una carta, pones la calle y el número. No pones el término o el topónimo.
Un ejemplo: "Julieta Ribet vendió finalmente la finca de Ibarra, en el término de Aranzadi, en el año 1943". Esta frase la ponen los historiadores no los carteros ni los anuncios de prensa. Al cartero lo que le interesa es llevar la carta al número exacto de la Magdalena. 
Pero, durante los dos últimos siglos, el terreno comprendido dentro del meandro se sigue llamando Aranzadi. Y en ese terreno hay una calle que da la vuelta -como una longaniza- por el interior del meandro. De ahí lo de "Vuelta de...". 
Hoy, por primera vez, término (Aranzadi) y calle (Vuelta de Aranzadi) coinciden.

Los nombres del término
1267 El verger
Hoy Casa Irujo
El primer nombre documentado que tuvo lo que hoy llamamos "Aranzadi" fue "
el verger" (1267). Así lo escribe en occitano Anelier en La Guerra Civil de Pamplona.
Hoy llamamos Calle Vergel a la que enlaza la Cuesta de Labrit con el Puente del Vergel, pasando por delante de los dos extremos de la Vuelta de Aranzadi. Hay también una residencia para mayores con ese bonito nombre.
Y un apellido vasco. Préstamo del occitano antiguo verger (en castellano vergel, “huerto con variedad de flores y árboles frutales”), tenemos, especialmente en Navarra, el apellido Bergera, con sus variantes: Vergera, Berjera, Verjera, Berxera... Fijaos cómo el artículo de "el verger" es la a final de Berger-a y todas sus variantes.

1291 arançedi arancedi
Documentado 25 años más tarde, arançedi-arancedi son sustituidos en los siglos XVII y XVIII por arancegui, aranceli e incluso aranceday (1723). Y vuelve a resurgir como  aranzedi  a mediados del XIX y otra vez como  arancedi  comienzos del XX.
Me encanta esta referencia de DN, principios del XX:
DN 24/02/1906 todo un buen vino, de mis viñas de Arancedi, cuidadito por mis propias manos, que no son lerdas en el oficio
Y hoy, cuando todos (según contexto) escribimos Aranzadi-Arantzadi, Euskaltzaindia propone Arantzedi (pincha y compruébalo).
"Arantza" significa espina y "-di" es un sufijo abundancial. Literalmente se traduce como "espinoso", "espinal". Pero no se refiere a unas espinas cualquiera, sino a las del espino albar (prunus spinosa), el endrino, la mata de pacharán tan abundante en ese vergel.
Casa Cholo (flecha) es hoy el N.º5 de la Vuelta de Aranzadi (pincha)

Nombres de la calle: "la Vuelta de..."
En el término de Aranzadi hay casas, fincas, personas, oficios... que han dado nombre a la calle que, en forma de longaniza, recorre el interior del meandro.
A este oasis ciudadano el pueblo soberano, a través de los años, le ha dado las siguientes denominaciones:

Fines XIX-XX (com.) Vuelta de Cholo
1965. Casa Cholo. (Desconocido)
Por la taberna del mismo nombre, antiguamente muy concurrida por los pamploneses en el buen tiempo y en los días festivos para jugar a la rana y a bochas.
La noticia sacude a toda Pamplona poco antes de las navidades de 1926:
DN El pasado domingo (19.12.1926) y confortado con todos los Sacramentos, falleció en esta ciudad don Anastasio Pérez, conocido y apreciado industrial de la popular venta de "Cholo".

Fines XIX-XX (com.) Camino del Tabor
El Tabor fue un merendero que acabó en manos de José Luis de Ibarra, en la finca que él compró. El porqué del nombre "Tabor": "Maestro, ¡qué bien se está aquí!...". Supongo que se lo habrían puesto los curas que tanto frecuentaban la zona.
DN 20/10/1907 mientras jugamos, nos parece que no estamos en París, sino en casa de Cholo, camino del Tabor

Fines XIX-XX (com.) Vuelta de los Curas
Llamado así por ser frecuentada por los sacerdotes para rezar el breviario.

Magdalena + N.º  (1ª mitad de siglo XX)
Delante de Magdalena no ponen "calle". Suele poner delante el nombre de la casa y luego Magdalena +N.º. Por ejemplo: "Casa Ibarra, Magdalena 17", "Casa Soto, Magdalena 18"...

1947-71 Vuelta Ibarra
Entre esas fechas aparece en la hemeroteca de Diario de Navarra. Nunca le sigue el N.º, lo que indica que no es exactamente la calle sino que durante esos años ha acompañado o sustituido al término Aranzadi
José Luis de Ibarra (1888-1941) encargó al arquitecto Emilio de Otaduy la construcción de la que pronto sería llamada "Casa Ibarra", que hoy conocemos como Casa Arraiza. Donó a Navarra una muy importante biblioteca taurina -la mejor de España-, conservada actualmente en la Biblioteca de Navarra. Fue ante todo un hombre de cultura, especialmente la taurina, que dio numerosas conferencias en el Ateneo navarro y dejó escritos varios artículos en revistas y Diario de Navarra.

1975 Vuelta de Aranzadi
1933 Familia Soto-Elizalde-Arzúa
Hay una reseña de Diario de Navarra que nos explica muy bien las relaciones entre las diversas partes del Barrio de la Magdalena:
DN 23/07/1975 El barrio de la Magdalena, de Pamplona, celebró ayer la festividad de su patrona. En ella participaron lo vecinos del barrio viejo, situado en la margen derecha del río Arga, en las inmediaciones del puente románico, y los vecinos de la calle Magdalena y Vuelta de Aranzadi.
Todo era "la Magdalena" y festejaban juntos a la patrona (22 de julio), pero en 1975 ya se diferenciaba entre el "barrio viejo" (en la margen dcha., junto al puente románico), la calle Magdalena (hoy Vergel) y la Vuelta de Aranzadi (estas dos últimas en la margen izda.).

sábado, 11 de mayo de 2024

¿Todo esto para aquello?

Goyo, al servicio de los donostiarras, en el María Cristina.1991/ USOZ
El artículo de Emilio Alfaro está muy bien, pero tiene un olvido imperdonable: la continuidad del terrorismo hasta casi 2012 y los asesinatos selectivos fueron un arma eficacísima para "adelgazar" el número de votantes, especialmente del PP, por las decenas de miles de personas que tuvieron que dejar el País Vasco y Navarra. El asesinato de Gregorio Ordóñez, por ejemplo, impidió que éste fuera alcalde de San Sebastián.

¿Todo esto para aquello?                                                               Emilio Alfaro
En la Biblioteca Municipal de San Sebastián. UNANUE
La izquierda abertzale pudo haber tenido los resultados de las elecciones vascas mucho antes y, sobre todo, con mucho menos dolor y destrucción.
Aunque hayan pasado más de dos semanas desde el 21 de abril, no se me borra la impresión que me dio ver por televisión la euforia en el campamento electoral de EH Bildu por sus resultados. Era lógica la alegría de los dirigentes de la coalición y de los asistentes a la fiesta por cuanto habían obtenido más votos que nunca en Euskadi, quedándose a menos de 30.000 del PNV y empatados a 27 parlamentarios. 
Pero mi sensación era de tristeza. Una pesadumbre producto de una idea que no podía quitarme de la cabeza: ¿no podría haber alcanzado la llamada izquierda abertzale la misma posición institucional mucho antes y, sobre todo, con mucho menos dolor y destrucción? ¿Fueron necesarios tantos asesinatos, tantos secuestros y atentados, tanta intimidación social para, al cabo de cuarenta años, felicitarse por amenazar la hegemonía del PNV? 
ETA no atacó la Dictadura sino la Democracia
Sí, 340.000 votos son muchos. Pero ya en 1986 Herri Batasuna rozó los 200.000, y es lógico pensar que el desgaste peneuvista en la gobernación y los cambios sociales habrían propiciado un posterior crecimiento electoral. 
El problema es que en 1986, y durante mucho tiempo, HB despreciaba hacer política en el «Parlamento vascongado», concentrando todo su esfuerzo en respaldar la estrategia de ETA para forzar al Estado a negociar la 'alternativa KAS'. Y es sabido que la forma de conseguirlo era poniendo muertos sobre la mesa, obviando la voluntad de la mayoría de ese pueblo vasco al que se pretendía liberar a su pesar. 
Supongamos que la comunidad política que se quedó entonces al margen de la Constitución y el Estatuto de Autonomía, e hizo todo lo posible por boicotear su despliegue, tuviera ciertos motivos para desconfiar de que la reforma de 1978 llegara a buen puerto. A la altura de 1982, no obstante, con la victoria del PSOE y la disolución de ETA político-militar, podía deducirse que la democracia y el autogobierno iban en serio. 
Bildu juega a seguir siendo ETA
Sin embargo, el antecedente político de EH Bildu —más exactamente, de su núcleo, Sortu— prefirió atarse a la teoría del «conflicto político» articulada por el «grupo armado» (¿les suena?), cuyo mantenimiento exigía no hacer política en las instituciones, pero sí en la calle. Y con un único propósito: justificar la idoneidad del terrorismo para alcanzar sus objetivos políticos. 
Y así hasta el 20 de octubre de 2011, cuando, por arte de magia, la violencia que era necesaria para salvar a Euskal Herria de su desaparición dejó de serlo en el «nuevo ciclo» que se abría. 
¿Cuál era éste? Que, arrinconada ETA por la Policía y los jueces, y encaminada la izquierda abertzale a la ilegalidad, Sortu, su nueva reencarnación, descubrió las bondades de las instituciones autonómicas de Euskadi y Navarra y del juego político desarmado. 
No es casual que, tras bajarse del burro, recibiera 277.923 votos en las elecciones vascas de 2012, que ya anticipaba el resultado de ese domingo. Una cifra favorecida por otras adaptaciones, como aceptar los ritmos políticos diferenciados de Euskadi, Navarra y el País Vasco francés, renunciar a la unilateralidad tras el fiasco del 'procés' en Cataluña o involucrarse en la gobernación de España (perdón, del Estado) orillando su perfil independentista para maquillar y hacer olvidar su pasado. 
En eso pensaba al escuchar esa noche los discursos satisfechos del virginal candidato Peio Otxandiano o del más perenne Arnaldo Otegi, ahora con sonrisas y sin prisas: en los casi cuarenta años perdidos desde 1982; en las 510 personas asesinadas por ETA desde esa fecha, con su acompañamiento de dolor y ausencia por parte de sus familias; en el fragor de los coches bomba; en la intimidación de la 'kale borroka', de los secuestros eternos y de la locura aberrante que significó la llamada «socialización del sufrimiento». Y me acordé también de los actos y de las palabras alambicadas que entretanto utilizaba ese mundo para explicar fríamente lo inexplicable y «contextualizar» tales tropelías. 
El ataque de ETA a la economía de su país
no tiene precedentes en Europa
De la misma forma, escuchando en campaña a EH Bildu hablar profusamente de los servicios públicos y de su preocupación por la industria vasca, me vinieron a la cabeza los datos que cuantifican el impacto económico del «conflicto» en una caída del PIB en Euskadi del 25% y del 34% del 'stock' de capital por los daños directos, la deslocalización de empresas y empresarios extorsionados, y la huida de inversiones. Eso era lo que veía la noche del 21 de abril detrás de los resultados de EH Bildu y las caras satisfechas de quienes los celebraban. Todo lo que sucedió en nuestro país de forma gratuita e innecesaria para llegar a un punto que los congregados allí podrían haber alcanzado mucho tiempo antes y con un coste infinitamente más llevadero para la sociedad vasca. Qué desperdicio, me dije, recordando lo que estaba implícito en aquellos votos y en aquella celebración: qué desperdicio de vidas, de futuros; qué desperdicio de años y oportunidades. Dios, qué desperdicio.
Emilio Alfaro, periodista y escritor (Alberdania)

viernes, 10 de mayo de 2024

Tanto tienes, tanto vales (1958 ca.)

Ángel Blanco posa en el balcón del Ayuntamiento de Pamplona con su obra "Gaiteros", el cartel ganador que anunciará los Sanfermines 2024 JESÚS CASO
Esta mañana, mientras preparaba el desayuno, me ha venido el recuerdo de los Sanfermines de hacia 1958, cuando tendría 8 años. Estaba en las barracas y de los estridentes altavoces de una de ellas surgía esta canción con un aire gitano que, a esa edad, me hizo mucha gracia:
Por supuesto que entonces yo no sabía ni quién la cantaba, pero ahora lo tenemos todo (o casi todo) tan a mano que no me resisto a desolvidarlo. Se trata de un bayón gitano, "Tanto tienes, tanto vales" de los prolíficos Quintero, León y Quiroga. La que cantaba no era la Lola Flores de la película "Lola torbellino", de 1956, sino Estrellita de Palma, que se hizo famosa con Campanera, llevada al cine por Joselito
La letra no tiene desperdicio:
Cuando yo tuve dinero,
me rondabas los umbrales.
Ahora paso y no me miras
porque no tengo dos reales.
Pom, poropopopóm.
Pom, poropopopóm.
Pom, poropopopóm.

Que no hagas caso del querer,
que déjalo correr.
Dice el refrán
que tanto tienes, tanto vales.
No convienen los chavales.
Conviene más un marqués
que tenga caudales.
Dale, dale, dale coba y dale,
pero con parné.

Con los rayos de la luna
me dijiste «Vida mía»,
pero luego me olvidaste
y al amanecer del día.
Pom, poropopopóm.
Pom, poropopopóm.
Pom, poropopopóm.

Que no hagas caso del querer,
que déjalo correr.
Dice el refrán 
que tanto tienes, tanto vales.
No convienen los chavales.
Conviene más un marqués
que tenga caudales.
Dale, dale coba y dale, querer,
dale, pero con parné.
Pero lo más curioso es el proceso por el que he llegado al recuerdo de esa canción. Ha sido a través del cartel ganador de los Sanfermines, titulado "Gaiteros".
El cartel recoge el momento en que estos entonan el "Ánimo pues", de Daniel Mateo Mamblona (músico Mayor Militar).
En esta letra, coreada por la multitud, hay un tramo que recoge la misma filosofía materialista (en negrita) de la anterior canción :
¡Ánimo, pues! ¡Ánimo, pues! Que la victoria nos sonríe
¡Ánimo, pues! ¡Ánimo, pues!  Que la victoria nuestra es 
Si no tienes un duro, no te hace caso nadie, rumba la rumba la run
Si no tienes un duro, no te hace caso nadie, rumba la rumba la run
En cambio, si lo tienes, amigos a millares
rumba la rumba la rumba la rumba del cañón
¡Qué pedo llevas, Calatayud! ¡Qué pedo llevas, Calatayud! ¡Qué pedo llevas, Calatayud!
Si l'has cogido, si l'has cogido, peor p'a tú.

Ser y tener
Ser y tener, tráiler en español
En ambas canciones domina la orientación materialista del tener:
- tanto tienes, tanto vales
- tanto dinero, tantos amigos 
Siguiendo a Erich Fromm, desde la orientación humanista del SER, no nos define el dinero, nuestro coche, nuestro trabajo ni nuestro aspecto físico, ni nuestras capacidades, nuestros defectos y ni siquiera nuestras virtudes vinculadas al logro material del poder o al éxito. 
Somos mucho más que eso. 
Puedes ser feliz con lo que eres, pero no con lo que tienes. Somos esencialmente más de lo que tenemos o lo que hacemos. 
La orientación del SER significa ser fieles a nuestra historia, idiosincrasia, forma de pensar, y, por tanto, no cambiarse a una orientación del TENER, propia del materialismo extremo.
Valemos muchísimo más de lo que tenemos.
Actualmente el sanchismo sería la versión extrema de la cultura del TENER, en la que, por seguir en el poder, se sacrifica el SER.

jueves, 9 de mayo de 2024

Gaviota descarada en el Arga

1. Foto de nikonistas. Mi gaviota era, en comparación, mucho más grande
Quizás la gaviota se creyó a pie juntillas el título de la Habanera a Petit ("Pamplona ya tiene mar") de Jokin Idoate, el caso es que ayer se pudo escuchar en el Arga, junto al puente de Cuatrovientos, este diálogo:
- Con tu permiso, garza bonita
- ¿Cómo que con mi permiso? ¡Ahora vas a ver, gaviota descarada!

Garzas
2. aquel extraño pájaro nos transportó al Jurásico. 
La primera vez que vi una garza no fue en el Arga, sino en el Aragón. Corría el año 1989 y estábamos sobre el puente de Gallipienzo y ver que venía hacia nosotros aquel extraño pájaro nos transportó al Jurásico. 
Durante veinte años, íbamos todos los fines de semana al pueblo  con una enorme ilusión. Me enteré de que la cuadrícula Gallipienzo-Cáseda era la que más aves nidificantes reunía y con los prismáticos y el libro de Jesús Elósegui en la mochila conseguí observarlas todas. 
Más de 20 km. desde Gallipi hasta Murillo el Fruto y Carcastillo, sin habitación humana, da para mucha naturaleza: buitres, alimoches, buho real, nutrias, becadas, águila perdicera, abejaruco, roquero solitario... hasta oropéndolas.
3. Tranquilamente, giraba el cuello, daba unos pasitos...
Pamplona ya tiene mar... y gaviotas
En las tres últimas décadas el Arga se ha ido poblando de especies antes inexistentes: azulones, castores, ardillas (incluso entre las tumbas del cementerio). Y gaviotas. A mucha gente le extraña y se sonríe escéptica cuando les preguntas si han visto en el río Arga a una de ellas.
Da la impresión de que se han tomado muy en serio el título de la habanera de Jokin Idoate, "Pamplona ya tiene mar", dedicada a Aniceto Petit
Hace unos días observé una gaviota sobrevolando la presa de San Pedro. Precisamente ese día no vi la garza, habitual en la salida de la presa. Eso me puso en guardia.
4. Y de repente, bruscamente, miró hacia arriba
La tarde del día 8, desde la barandilla de la Av. de San Jorge, fotografiaba una garza que recién se había posado junto al puente de Cuatrovientos. Tranquilamente, giraba el cuello, daba unos pasitos...  (foto 3). Y de repente, bruscamente, miró hacia arriba (foto 4). Fue la señal de que algo podía suceder. Disparé y puse la cámara en modo vídeo. Y hubo suerte, mirad qué maravilla. 
El diálogo pudo ser, más o menos, así:
- Con tu permiso, garza bonita
- ¿Cómo que con mi permiso? ¡Ahora vas a ver, gaviota descarada!
La garza expulsó a la gaviota y no insistió en su persecución. Se quedó tan tranquila porque no se había llevado nada. 
¡Ay si llega a llevarse un pez en el pico!
Espero que haya nuevos capítulos.

miércoles, 8 de mayo de 2024

El cable de la muerte (y II)

El cable de la muerte o cuidado con «la calambre»
El Cable de la Muerte era un artilugio de nombre terrorífico que consistía, en esencia, en un torreón de madera, como los puestos de vigilancia de los «vopos» tras el Telón de Acero, desde cuya plataforma «de lanzamiento» hasta un colchónmuelle de «freno automático» bajaba un cable de acero inclinado, de unos 70 metros de largo, sobre el que se deslizaban, vertiginosamente, unas poleas con asas de las que colgaba, aferrado, el usuario hasta su encontronazo con el «freno», si no se caía antes.
Esposa y madre del "artista"
La instalación ya dio que hablar, ocasionando la primera víctima: una señora que se rompió el tobillo al meter un pie en el agujero abierto para uno sano y pintoresco. 
El torreón, que debía ir afianzado por sirgas a modo de vientos, como se rompieron enseguida, quedó sostenido por su propio mérito y más bien por casualidad. Aparte de emocionante y hasta algo arriesgado, todo resultaba tremendamente artesano. 
La plataforma superior estaba autorizada para una carga máxima de 10 personas, lo que no quita para que siempre estuviera invadida por 40 ó 50 que se enjambraban, queriendo tirarse por el cable. 
El freno era genial. Consistía en dos mullidos y ostentosos cojines asolapados, superpuestos, sujetos por cables de goma robustos y muy tirantes a unos postes, a cada lado. El «cablista» llegaba como una centella, chocaba a cuerpo limpio contra el cojín, el cabletirabeque amortiguaba el golpe y se soltaba uno. 
Pero lo curioso es que aquellos cojines tuvieran bordados enormes escudos de Cataluña y es que se trataba de un recuerdo, «botín de guerra» que el empresario se trajo del Salón de la Generalitat cuando participó en la liberación de Barcelona.
Juanmartiñena y Basiano Yesa 1950-54
Aquellas fechas eran las de formación de la División Azul, que iba a ir a luchar en las estepas rusas contra el comunismo. Había en Pamplona muchos aspirantes a «voluntarios» y al estar dirigiendo los trabajos de instalación de El Cable de la Muerte un pamplonés grande, gordo, jocundo y rubicundo, a la gente le dio por decir que era un ingeniero alemán y que aquello era para probar las agallas y entrenar a los que querían ir a Rusia. Desde luego allí se probaba, bien probado, el coraje de cualquiera. En cuanto a lo del «ingeniero», lo decían los barraqueros, porque los demás lo conocíamos todos.
Llegaron, por fin, las pruebas previas, a puerta cerrada todavía y entre comentarios apocados de ¡qué barbaridad! ¡qué salvajada! ¡eso es suicida! y otros similares de los asistentes. Aparte de la señora perniquebrada, los tres primeros heridos fueron, casualmente, los tres primeros «voluntarios» que se tiraron, hiriéndose los tres en la misma mano, por un fallo del mecanismo de freno, que luego se arregló. En vista de lo cual (Y por que tenía la otra escayolada) el técnico responsable, cuando le llegó el turno, siendo peso pluma, se tiró agarrado sólo con una mano. 
1943 montón
Vista la pusilanimidad de la gente (total por una insignificancia de nada, como que debajo del cable no hubiese ninguna red «pa por si acaso») el pamplonés a quien se había reservado el alto honor de inaugurar El Cable, a pesar de que se machacó y se cortó su dedo correspondiente, para levantar los ánimos prorrumpió en grandes gritos de júbilo al llegar con vida: «Maravilloso» ¡Fantástico! ¡Es formidable! Y hasta propuso, para darle un poco más de emoción a la cosa, plantar bajo el Cable estacas de boj aguzadas.
No sólo no cuajó lo del llano estacado sino que, por varias razones entre otras por Orden Gubernativa, hubo que colocar una red, como condición «sine qua non» para abrir al público.
La primera que hicieron no valía, porque era como para cazar cardelinas y no resistiría caídas desde 30 metros de altura. Se hizo y se puso otra, ya más seria. Pero como la gente se enganchaba, como las palomas en Echalar, quedándose estribada y costaba mucho vaciar la red, no pudiéndose tirar nadie mientras tanto, no dio buen resultado. Por otra parte ¡qué más quería la «gente de bronce» que una red así para descabezar sus siestas de madrugada!
Y enseguida, tras haber servido de hamaca colectiva a medio centenar de mozos, la red se estiró tanto que estaba materialmente «depositada» en el suelo, con pérdida total de su misión amortiguadora.
1943 Derribo quiosco Plaza
 del Castillo. Galle AMP
Hubo que colocar entonces encima una lona, improvisada cosiendo las de ocho vagones de la Renfe, sujeta por gomas a unos pivotes. Teóricamente -pero la teoría falla a veces- tenía una capacidad de resistencia de 1.000 kilos por metro cuadrado «al impacto» y cuando el mismo ingeniero alemán (que se llamaba Pello) hizo la prueba con su bien alimentado corpachón, todo salió a pedir de boca, salvo que estuvo un rato botando y rebotando como una pelota en trinquete o acróbata en colchón, casi como aquel a quien tuvo que matar a tiros la Guardia Civil. Pero la lona aguantaba.
Hasta que... un día, recién puesta la lona, llegó un bilbaino tremendo, descomunal, impecablemente vestido de blanco con un clavel rojo. Aquella humanidad pidió garantías, se le explicó la prueba satisfactoria del «ingeniero alemán», se le enseñó al «ingeniero» y ya tranquilo subió a la plataforma y se tiró. Se tiró y se cayó. Con la mala fortuna de hacerlo completamente en vertical, como un barreno, desapareciendo limpiamente por el agujero que abrió en la lona y casi desnarizándose al pegarse con la nariz contra el durísimo borde.
Visto el fracaso de lona y red, se decidió como lo más práctico mullir el suelo a base de serrín. Y así se hizo, trayéndose más de 20 toneladas de la serrería de Zubiri y extendiéndose un auténtico serrinal subcabláneo, bajo red y lona. 
Cartel de fiestas
La cosa no dio mal resultado hasta que un día se levantó una bochornera, se originó un «simún» de serrín, metiéndose en los ojos de los espectadores y los 20.000 kilos, kilo más, kilo menos, fueron a sedimentarse un poco más allá, formando dunas sobre las churrerías y los puestos de almendras garapiñadas. ¡Un desastre!
El Cable tuvo muchos enemigos. Sobre todo los que, ignorando las poleas con asas, se tiraban «a mano», agarrándose directamente a la sirga, con lo que (si no se caían antes, al tener que soltarse de puro dolor y quemazón) llegaban al final con las palmas y dedos despellejados. Alguno de estos, que se quejaban de que el cable diese «la calambre» debió de ser quien lo denunció como «cable eléctrico de alta tensión», calculada en unos ¡40.000 voltios!
De todas maneras, a pesar de su nombre y lo que va referido, no hubo ningún muerto, aunque sí esos 46 heridos a una media de 6 y medio al día que dieron gran concurrencia a la Casa de Socorro; incluidos dos hundimientos de cráneo el primero de un muchacho aviador, que debía de estar entrenándose indemnizados a razón de 750 pesetas de las de entonces, y el dedo de darle al disparador, que se rompió un fotógrafo ambulante.
El empresario, solía vaciar la red de durmientes a puntapiés, metiéndose por debajo, y perdió en el negocio 9.000 pesetas, también de las de entonces. En cambio, el que se forró fue su vecino, el Coronel Mac Dougal, un americano que andaba en moto dentro de un cilindro vertical, quien le propuso entrar en sociedad pues el Cable era un éxito siempre que todo el mundo pagase su entrada, lo que no era frecuente en «El Cable de la Muerte», pese a los socios industriales, unos conocidos «pelotazales» pamploneses.
Una noche, preocupado el empresario por lo que pudiera estar ocurriendo en El Cable, decidió darse una vuelta, a última hora, para comprobar cómo vigilaba y ponía orden cierto cancerbero que había contratado. Conforme se aproximaba a las barracas las carcajadas y los alaridos que brotaban de su recinto le hicieron sospechar que algo no iba bien. En efecto, en duro codo a codo con un enjambre de etílicos y dándole todos al codo, el cancerbero no sólo no les impedía subir a la torre, sino que les estimulaba a hacerlo y los iba tirando «directamente», sin cable, polea ni garambainas. De cabeza a la red, que estaba ya como las de las almadrabas, llena a rebosar, aunque más de merluza que de atunes.
Y esto es un poco sólo un poco de lo mucho que se podría rememorar de El Cable de la Muerte, que daba «la calambre» y que se fundió, poco después, en fiestas de Tudela.
Anecdotario verídico por Katontxu.
publicado en DN 1966-07-08