domingo, 10 de noviembre de 2024

De tu boda, qué?

Me vais a permitir un capricho y un curioso desolvido. Ayer tarde, cuando ya volvía a casa de mi paseo jubiloso, me he encontrado canturreando eso de...
¿De tu boda, qué?
De mi boda, na
Pues no dicen que...
Dicen, pero ca
Debes comprender
si esto sigue así
que voy a quedar
solo p'a vestir santos del altar
Ha sido toda una sorpresa porque, que yo recuerde, no la había cantado nunca desde que medio la aprendí muy de niño, hace más de 65 años. Mis hermanas mayores también la recuerdan. Y me sabía, por lo menos, el estribillo y la mitad de la 2ª estrofa. Con una errata muy graciosa:
 ¡Que llevamos treinta años!
Osasuna es de Primera...
Lo de Osasuna me lo inventé porque no entendía bien ese verso. Y ahora tampoco. Por eso os pido ayuda.

Biblioteca Nacional
Mirando en la BNE, me entero de que la partitura es de 1956.
Partitura
De tu novio, qué...? : bayón flamenco / letra de Rodemor; música de Aldeny. 
Rodemor: Desco Morte, Roberto (1920-1995) , letrista
cop. 1956
Pero el primer audio es de 1958. Es pues ahí cuando se la debí de escuchar, con 8 años y en la vieja radio de Dormitalería, a Estrellita de Palma, en el mismo disco en el que cantaba Campanera (pincha).

De tu novio, qué...?
Mi novio tie mucha guasa
que es mucho novio, mi novio
porque mi novio se raja
cuando le hablo de casorio.
Me pidió a los trece años
y ahora ya soy cuarentona
y me cantan por el barrio
cuando pasa mi persona

¿De tu boda, qué?
De mi boda, na
Pues no dicen que...
Dicen, pero ca
Debes comprender
si esto sigue así
que voy (vas) a quedar
solo p'a vestir santos del altar
Si le pregunta la gente
que cuándo será el enlace
responde muy seriamente
que aún es joven p'a casarse.
¡Que llevamos treinta años!
¡Y esto ya pita la historia! (ayuda)
¡Y me dice al recordarlo!:
"Ozú, que buena memoria!"

Mi novio fuma
mi novio bebe
mi novio come
mi novio duerme
y no se casa...
¡Ay...!
¿Por qué no quiere...?

Quedarse para vestir santos
Gracias a esta canción aprendí esta expresión, sinónimo de solterona, aplicada exclusivamente a las mujeres que llegaban a cierta edad sin haber encontrado novio ni haberse casado.
No es una expresión muy antigua. La primera vez que aparece en un texto literario es en "El Zarco: episodio de la vida mexicana en 1861-63", de Ignacio Manuel Altamirano. Altamirano es el autor de esa poesía que recitaba mi madre: "La plegaria de los niños" (pincha).

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