martes, 8 de octubre de 2024

1988: Reventó el puente de Vega (Ribadesella)

La inundación, desde el pueblo (izda) hasta la playa
Cuando uno cruza el puente de Vega, puede ver, pocos metros aguas arriba, los restos de los estribos de un antiguo puente. Y se pregunta qué pudo pasar en un lugar tan idílico. Por mucho que mire en la Prensa Histórica, no encontrará noticias. La respuesta y las fotografías nos la ha dado Luci Celorio, mi casera, que lo vivió en primera persona en su casa del Carrizal.
Reportaje de Gaston du Mousqui, un francés que, con su mujer, Annette, estuvo muchos años de pensión en casa de Luci. Él ya falleció y ella vive aún. Muchas gracias a ellos y a Luci, porque esto que vais ver es el único documento que he encontrado sobre lo que pudo ser una catástrofe.
Pepe, padre de Luci, y Gaston, autor del reportaje fotográfico, junto al coche salvado
La gota fría (así se llamaba entonces a lo que hoy se denomina DANA —sigla de «depresión aislada en niveles altos»— o dana) se produjo la noche del 2, martes, al 3 de agosto de 1988.
La tarde del día 2 cayó una buena granizada que afectó al coche de Gaston. Luci le dijo que no se preocupara, que ya había caído todo lo que tenía que caer.
En el centro, lo que hoy es el Rest. Güeyu Mar y a su izda. los restos del puente. Dcha.: casa Luci
Pero en la madrugada, ya día 3, las nubes reventaron.
Entre Torre y la Mina Ana confluyen dos arroyos, el Acebo y el Castañar (El Arcu, pincha) , que luego tienen que pasar por un desfiladero, el de Entrepeñas, lugar peligrosísimo porque con toda la maraña de troncos arrastrados, piedras y barro se pudo formar un tapón.
1. Arroyo Castañar; 2. Río Acebo; 3. Desfiladero Entrepeñas; 4. Camping; 5. Vega; 6. Puente
Al sospechar lo que se les venía encima, los campistas cogieron los coches para subir a la nacional por la, hoy, carreteruca del camping. Pero entonces no estaba asfaltada y tuvieron que abandonar los coches, muchos de los cuales fueron arrastrados por el agua.
Entrepeñas, desde la Nacional; Vieja carretera, antes de 1988
Entonces no había túnel. Por el centro, el río se llevó la carretera
Una vez atravesadas las foces (así se les llama en el panel de Entrepeñas), se abre una ancha llanura, una vega (que da nombre al pueblo). Y la corriente, que habitualmente pasa tranquila al lado del camping (hay una senda idílica entre el camping y el río), por suerte, se desbordó por el margen derecho, hacia el pueblo, que queda a mayor altitud.
El obstáculo final era el antiguo puente de Vega, una auténtica barrera. 
El viejo puente, con tajamares también hacia el mar
Allí sí que tuvo que formarse un buen tapón que, además, coincidió con la marea alta. Se fueron acumulando troncos, piedras y barro hasta que al final reventó con un ruido ensordecedor, como una explosión (así lo cuenta Luci).
Restos del puente, desde la margen derecha
A pesar de lo aparatoso y de la hora intempestiva, no hubo desgracias personales. Tan solo, además del puente, los coches y electrodomésticos estropeados. Gaston pudo atar su coche, que aguantó, y el padre de Luci no sufrió ninguna descarga al encender la luz de la cuadra para sacar a la vaca. El nivel del agua subió en casa de Luci cerca de metro y medio, inundando lo que entonces era la cuadra.
Me imagino que Ana Luz, que vive en el punto más alto del pueblo, se habría enterado a la mañana siguiente.
Annette, Salomé (madre de Luci) y una Luci 36 años más joven
Notas
1. Para hacer esta entrada no he contado con un escáner y las fotos del francés las he tenido que fotografiar con una evidente pérdida de calidad.
2. El enfoque automático de la cámara también me ha fallado en el vídeo de Luci. Lo siento, con lo guapa que se había puesto! Pero el documento, ahí está.
3. He subido a Face el resto de fotos creando un álbum con el mismo título que esta entrada:
4. Webcam Playa de Vega (para ver el estado del mar en directo)

2 comentarios:

Ana Luz Alonso Díaz dijo...

Fue una noche absolutamente infernal, con unos truenos de estremecer. Mi padre se levantó a ver cómo estaban las vacas. Al día siguiente daban ganas de llorar viendo cómo estaba el pueblo. Lo más triste el derrumbe del puente y un caballo que murió ahogado.

Rosita Cerra Suárez dijo...

Ana Luz, la pena no fue el burro, caballo ese que murió, la pena fue la cantidad de coches que quedaron todos estropeados y aplastados, con la tierra y la cantidad de gente que vino por el monte descalzos, desnudos, sin nada de ropa, que los amparamos a todos, todos en Barreu, que les dimos a todos cama, de comer, de cenar y dejarlos todos bien vestidos para que pudieran marchar y hasta con dinero