sábado, 31 de julio de 2021

Crónicas Valdorbesas (3). Un suceso inesperado

Peña Unzue (dibujo Jorge Arranz)
En un sermón de más de hora y media, exigió una procesión purificadora a la ermita de Santa Emeteria  y ordenó al cantero que esculpiera un capitel en el que se condenaran los pecados cometidos desde la llegada de Desmains

Un suceso inesperado
A finales de septiembre, cuando ya se barruntaba el otoño, llegó al pueblo un amigo de Desmains conocido en uno de los viajes, que volvía ya camino de Francia. Así que éste quiso aprovechar la oportunidad para enviar a su casa una parte del material acumulado en los últimos tiempos. Y en la mañana del 29 de septiembre, los franceses bajaron a la calle seis maletas repletas de daguerrotipos que pensaban colocar a lomos de un mulo que el amigo de Desmains llevaba consigo.

La curiosidad y el deseo de ayudar convocaron al lugar a varios vecinos y a Don Trinidad, que pensaba despedirse del nuevo amigo. Pero cuando la cuarta maleta estaba a punto de ser amarrada a la caballería, ésta vino a caer contra el suelo por el afán de cada cual de aportar un poco de colaboración y abrió, dejando sobre la calle varias docenas de placas. Primero fue la confusión, pero dos segundos más tarde, el silencio alcanzó densidades plomizas, cuando todos vieron entre el cúmulo de imágenes varios retratos de mujeres desnudas.

Rápidamente, Desmains, su amigo y el cura recogieron cuanto había sido desparramado y cerraron la maleta que, en un abrir y cerrar de ojos, colgaba del mulo como las otras cinco. El porteador partió al trote y la reunión se disolvió en silencio, dejando a Desmains en medio de la calle sin hallar las palabras con que explicarse. 

Cuando aquella noche el autor de cientos de fotografías sobre Iracheta y sobre toda la Valdorba llegó a casa de Don Trinidad, éste ya había flagelado su cuerpo en tres ocasiones por haber permitido al diablo llegar hasta aquellos extremos, por haberlo frecuentado y, sobre todo, por no haber cumplido a rajatabla la orden del obispo de acompañar al viajero en cada visita que hiciera a cualquier casa. 

De nada sirvió que éste intentara explicarle que aquellas fotos habían sido hechas a modelos de Zaragoza y que su actividad en Iracheta nunca se dirigió por esos derroteros del arte. Al contrario, cada vez que Desmains llamaba arte a aquello que él mismo había visto, a aquel acto de lujuria y provocación, su cólera crecía y sus ojos enrojecían más. ¿Cómo sabía que aquellas escenas no se habían repetido en Iracheta? ¿Cómo garantizaba ahora la castidad y el pudor de las mujeres del pueblo? ¿Quién le garantizaría que ninguna de ellas -y de alguna empezaba a dudar- había sucumbido ya a los peores pecados, a la lujuria, al adulterio y al exhibicionismo? ¿Y qué arte maléfico encerraba aquella caja? ¿Qué encantamientos?

"La Serpiente antigua que es el Diablo"
Aquella noche, Don Trinidad escribió el sermón más furibundo contra sí mismo por no vigilar con celo la moral de su pueblo, contra las mal llamadas artes, contra los avances de la ciencia, que viene de la mano del diablo, contra Francia, y contra la mujer, animal pecador y provocador de pecados; y al día siguiente, a la sazón domingo, la iglesia entera retumbó conmovida por su voz, convertida en pura cólera, en grito desaforado.

En un sermón de más de hora y media, exigió entre otras cosas la celebración al día siguiente de una procesión purificadora a la ermita de Santa Emeteria, virgen y mártir, todavía en construcción, y ordenó al cantero que esculpiera un capitel en el que, de forma alegórica pero clara, se condenaran los inefables pecados cometidos desde la llegada de Desmains.

Francés y daguerrotipo
Ni aquel día ni los siguientes se vio al francés y fue el propio alcalde el que, barruntando que no cobraría la última renta de la casa alquilada a aquél, se llegó hasta la misma y comprobó que del hijo del demonio -así lo llamaba el cura ahora- no quedaba ni rastro.

Ya nunca se supo de él en Iracheta ni en otros pueblos, pero su fama creció en todo el Valle y aún más en tierras más lejanas. Y en la Valdorba, donde la fantasía alimentó la inanidad de los hechos reales, comenzaron a oírse historias increíbles sobre el aparato y su dueño que terminaron por crear, no uno, sino varios mitos y, en todo caso, generaron un visceral rechazo hacia el binomio formado por lo francés y la fotografía, hasta el punto de que hubo que esperar un nuevo embate del desarrollo, 40 años después del suceso aquí contado, para que las autoridades civiles y eclesiásticas de la veintena de pueblos levantaran el veto a todo aquel que se acercara con una extraña caja provista de un ojo y que se mantenía sobre el suelo con un trípode.

viernes, 30 de julio de 2021

Crónicas Valdorbesas (2). Llega un viajero

Ermita de Cataláin (Mariví Saucedo)
Mientras, en 1843, el maestro albañil levantaba la ermita de Santa Emeteria,  llegó a Iracheta, en la Valdorba, un fotógrafo ambulante francés que, con su amabilidad, se ganó la confianza de los vecinos de la comarca, incluido el cura.

Llega un viajero
 Coyne y Cia Corporación foral 1863
El principal acontecimiento acaecido en Iracheta en los últimos años, hasta aquel verano de 1843, fue la llegada del cura, Anselmo Aguilar, un año antes desde México, con el dictado de Don Restituto Liberal, hijo del pueblo, de construir en el paraje de la Reniegra una ermita de grandes dimensiones para mayor gloria de Santa Emeteria, y con abundantes dineros para la empresa.

Y en ello andaba el maestro albañil, Pedro Echenique, aquel mes de julio, a la par que la mayor parte del pueblo se afanaba en las tareas de la siega y la trilla, cuando el cura de la parroquia, Don Trinidad, quedó boquiabierto al ver, a las seis de la tarde, entrar en el pueblo a un extraño personaje con atuendos poco comunes en la región y montado en un caballo de escasa prestancia al que seguía un mulo cargado de maletas y cajas.

Con un extraño acento que resultó ser francés, el viajero se dirigió al cura presentándose como Antoine Desmains, Conde de la Fontaine y viajero. Quiso saber también si había posada en el pueblo y, si podría alquilar alguna casa que estuviera vacía pero bien conservada.

No eran aquellos años muy pacíficos, ni Iracheta un lugar de paso, así que el cura aconsejó por prudencia al visitante que hablara con el alcalde, no sin antes satisfacer su curiosidad de confesor. Supo así —y pronto todo el pueblo— que Monsieur Desmains llevaba seis meses viajando por España, merced a una pingüe herencia que le permitía vivir ocioso, dedicado sólo a su aficiones de conocer lugares y gentes diferentes y, últimamente, plasmarlos en daguerrotipos, o sea, fotografías similares a las actuales realizadas por las primeras técnicas inventadas.

San Pedro de Echano
Ni el cura ni el alcalde sabían absolutamente nada de aquello que Desmains se empeñaba en denominar como un nuevo arte, lo cual no fue impedimento para que el alcalde le alquilara la casa de su hermano, muerto en la Guerra Carlista. Aquella noche, el viajero mostró en la taberna algunos paisajes y algunos retratos realizados, según él, con el singular aparato visto por el cura horas antes, a lomos del mulo, lo cual produjo no poco asombro entre quienes lo vieron.

Al día siguiente, el viajero expuso al alcalde y al cura su proyecto de fotografiar aquellas tierras y la vida de sus gentes: los campos, los pueblos, las casas y las labores de los vecinos en cuantas actividades fuera posible. Con creciente entusiasmo habló de inmortalizar la trilla y la siega, la Santa Misa, las reuniones de la taberna, el pastoreo, el lavado de la ropa en el río, la actividad de las mujeres en las cocinas, la comida familiar, el trabajo del médico... Había también de retratar, en noble actitud propia del cargo, al alcalde y al cura, así como a las familias más nobles del lugar. Y todo ello sin cobrar nada, al contrario que quienes comenzaban a instalar sus estudios en ciudades como Pamplona. Desmains transmitió su entusiasmo a sus dos interlocutores, que ya se veían en noble pose, mirando de frente a la historia.

Sin embargo, no todo pareció al cura conforme a la ley de Dios y tales fueron las dudas que en su interior crecieron aquella noche que, al romper el alba, salió a caballo hacia Pamplona para evacuar consulta con el obispo. Volvió al día siguiente con la noticia de que también otro francés poseía en Pamplona el mismo aparato, el cual había puesto al servicio de la ciudadanía, si bien ésta debía pagar por retratarse. Sólo dos condiciones puso a Desmains, que la máquina no se usara en la Iglesia, por ser ésta lugar santo en el que no se debe admitir frivolidades ni artes desconocidas, y que cuando fuera a fotografiar las tareas de las mujeres lo llevara a él mismo como garantía del honor de éstas en el trance de que un hombre entrara en casa sin la presencia del marido y aun a veces siendo la esposa la única en el lugar. Desmains aceptó todo lleno de entusiasmo.

Al día siguiente, a las seis de la mañana, se dirigió a la casa del cura para invitarle a acompañarle en una excursión en la que pretendía hacer algunas placas sobre la siega. El cura declinó la invitación por tener que oficiar la Misa primera, pero quedó con él para acercarse por la tarde a las eras donde hombres, mujeres, niños y viejos trillaban y aventaban la mies y recogían el grano.

Al cabo del día, Desmains reía feliz como un niño porque intuía haber obtenido algunas imágenes de gran plasticidad y profundo sentido.

En los días siguientes, los juegos de los niños, las escenas de taberna, las mujeres lavando, el cementerio y hasta una pareja de recién casados colmaron las aspiraciones del viajero, que poco a poco iba trabando amistad con los vecinos gracias a su torpe castellano y a su permanente amabilidad.

Por las mañanas, el francés cargaba la máquina al hombro o a lomos del mulo, si pensaba alejarse mucho del pueblo, y con la ayuda de su sombrero y un estoicismo a prueba de torturas, desafiaba los rigores del calor con la más pura decisión. A veces, el cura le acompañaba por mero entretenimiento y otras, para cumplir el mandato del obispo, cuando Desmains anunciaba su intención de visitar la casa tal o cual. Pero una vez pasada la novedad, Don Trinidad comenzó a remolonear en su tarea de garantizar el buen nombre de las mujeres del pueblo. Además, para entonces, el francés se había ganado ya la confianza de todos los vecinos, bien en la taberna, bien en las charlas de los corrillos que se formaban cuando la noche refrescaba un poco el aire. El hablaba a quien le preguntaba, con un toque de vehemencia, de su proyecto de fotografiar toda España y a todas sus gentes en un inmenso inventario que vendría a mostrar de forma diáfana que esta nación guardaba las esencias más puras de la civilización, ajena a la nocivas desviaciones que se daban ya en otros lugares de Europa, tales como su propia Francia.

Así, con el transcurso de las semanas, Desmains se convirtió a todos los efectos en un vecino más de Iracheta; un poco raro, a juzgar de muchos, pero uno más.

Cuando, con la llegada de septiembre, llegaron las fiestas, se propuso trabajar aún más en la recopilación de imágenes como la procesión, los bailes o las comidas interminables, a las que además asistían multitud de parientes.

Y así, en el sermón del día del patrón, el cura, en un arrebato de hermandad, dio la bienvenida pública al francés, a la vez que encomió tanto sus virtudes humanas como el arte que, como precursor del progreso, había llevado hasta aquel apartado pueblo.

Tras la misa, sólo la moderación del viajero le libró de una buena borrachera, habida cuenta del empeño de todos en invitarle a beber.

Para entonces, entraba y salía de casas con entera libertad, siendo bien recibido, con su máquina a cuestas, y nunca hubo queja de nadie, pese a que el cura había dejado de acompañarle hacía varias semanas. Y las pocas habladurías que hubo, siempre inevitables en un pueblo, fueron cortadas rotundamente por Don Trinidad, bien en pleno sacramento de la confesión, o bien en las visitas de las tardes a las feligresas. Es cierto que Desmains entraba más en unas casas que en otras, y que no en todas permanecía el mismo tiempo, pero también es comprensible, porque no todas las casas ni todas las personas ofrecen la misma estética.

Rosado en la cripta de Orisoain
A la semana de terminadas las fiestas, propuso organizar una exposición de algunas de las placas realizadas en la casa del cura, para que todo el pueblo pudiera ver su trabajo, lo cual fue acogido de buen grado. Para completar la muestra hubo que pedir a sus propietarios algunos retratos, porque Desmains regalaba la mayor parte de los que hacía, pero finalmente todo el pueblo pudo contemplar -bajo la orgullosa mirada de Don Trinidad- paisajes, retratos y estampas típicas, que produjeron abundante fascinación, así como el inevitable placer de quienes se reconocían en las imágenes.

El día de la inauguración, el viajero agradeció públicamente la acogida del pueblo entre el que, después de dos meses, se hallaba plenamente integrado; y el alcalde propuso, después de trasegar el tercer vaso de vino, donado para el acto por la Hermandad de San Isidro, nombrar hijo predilecto del pueblo a Monsieur Desmains, por contribuir de tal forma al desarrollo de las ciencias y de las artes en Iracheta y aun en todo el valle.

jueves, 29 de julio de 2021

Crónicas Valdorbesas (1)

Iracheta, Leoz (Navarra) Fot. Alberto Villaverde. 1984 ("Prohibido aparcar")
Hace unos meses me llegó la noticia de que en alguna ermita de la Valdorba había un capitel en el que la Virgen pisaba a una Serpiente, entre cuyos anillos había algo parecido a una "máquina fotográfica sujeta a un trípode".
Espoleado por el misterio, me enteré de que la fuente de la noticia estaba en "Crónicas Valdorbesas", de Juan de Cataláin  (“Tilín, Tilón", nº3, 1995).
Gracias al buen hacer del Maestre del Gran Consejo de la Orden del Cuto Divino, aquí tenéis esta maravillosa crónica que, por su extensión, distribuiré en tres días consecutivos.

CRONICAS VALDORBESAS por Juan de Cataláin

De por qué, durante cuarenta años, no se hicieron fotografías en la Valdorba

Echano 1931 AGN
Todavía no entiendo cómo pude pasarlo por alto durante tanto tiempo. Han sido 37 años de estudios e investigaciones y más de 40 tratados sobre la historia de la Valdorba y apenas ahora -cuando me planteaba la posibilidad de dejar de escudriñar en las entrañas de este valle y dedicarme solo a la placentera lectura de los novelistas del siglo XX, a quienes he tenido injustamente abandonados-, me he dado cuenta de un hecho que me ha obligado a volver sobre mis papeles, sobre los archivos de todos los ayuntamientos, concejos y parroquias, sobre libros y sobre lo que finalmente me ha aportado un mayor volumen de información de toda esta historia: los testimonios de los valdorbeses más viejos. Tampoco han sido ajenos al hallazgo el libro de cuentas del albañil Pedro Echenique ni algunas notas confusas del obispo de la diócesis en aquel año de 1843.

Iglesia, frontón, hórreo
El singular hecho que me ha obligado a volver sobre mi trabajo se concreta en que, hasta el momento, no existe constancia de la existencia de ninguna fotografía sobre el Valle o sus gentes hasta el año 1882, pese a que el daguerrotipo fue descubierto casi 40 años antes y se extendió velozmente por toda Europa. Desde 1843 daguerrotipistas trabajan en Pamplona. ¿Por qué no se hicieron fotos en este Valle -por el que transcurre la principal vía de comunicaciones de Navarra- durante tanto tiempo? La pregunta terminó por quitarme el sueño.

Pero lo que más me avergüenza de mi descuido -de no haber constatado para la historia local esta inmensa laguna temporal, sufrida en uno de los avances científicos más importantes en la historia de la humanidad- es que tuve frente a mí la clave del enigma, del porqué, docenas de veces. Y todas ellas, además, reparé en ella aunque, a lo que se ve, con poca atención.

Hórreo  Fot. Alberto Villaverde 1984
La citada clave es un capitel de la ermita de Santa Emeteria, que el pueblo de Iracheta erigió entre 1842 y 1843, financiada y por dictado de Restituto Liberal, hijo de la localidad; que hizo fortuna en tierras mexicanas y quiso agradecer a su santa predilecta los favores alcanzados, a la par que, supongo, demostrar en el pueblo a dónde había llegado uno de los hijos más pobres de la vecindad.

El citado capitel tiene esculpida una representación de la Virgen, que pisa el cuello de una serpiente en cuyos anillos retiene lo que parece ser una vieja máquina fotográfica sujeta a un trípode. Tan singular relieve ha llamado mi atención cada vez que he examinado la ermita, pero nunca supe hallar una explicación convincente a su presencia, hasta que he ido atando los cabos del enigma de la falta de fotografías sobre la Valdorba antes citado.

Fue la casualidad la que puso en mis manos el libro de Carlos Cánovas, "Apuntes para una historia de la fotografía en Navarra". La gran profusión de ilustraciones de sus páginas me hizo preguntarme si tal vez alguna correspondería al valle objeto de mis múltiples estudios, pero ninguna tenía nada que ver. Y a partir de ese día me rondó por la cabeza la idea de que no sabía de la existencia de ninguna foto correspondiente a los albores de este arte, a la vez que me preguntaba qué significaba el capitel de la ermita de Santa Emeteria, esculpido alrededor de 1843 y que ya entonces adquiría en mi mente significados premonitorios.

A partir de entonces, la búsqueda de una explicación a ambos fenómenos me ha llevado de archivo en archivo y de casa en casa —de asilo en asilo muchas veces— hasta que he logrado construir la historia que ahora resumiré. Sí quiero, antes de iniciarla, advertir que los datos en los que se basa no siempre están contrastados y que la memoria de los viejos, fuente fundamental en este caso, es quebradiza y, en todo caso, recuerda lo que éstos escucharon de sus abuelos.

miércoles, 28 de julio de 2021

La bruma de Donosti

En "Porque somos donostiarras" (grupo de Facebook) me mandó un tío a la porra y le respondí con este artículo de David. "¿A que no te atreves a leerlo?", le reté.
Por lo visto lo leyó: dejó de despotricar.
Probadlo.

Paseo en Donosti                                                                                por David Mejía
Columnista de 'El Español' y 'The Objective',
«Atravieso como puedo esa bruma moral en que vive Donosti, escuchando los gritos que no se hacen oír. Piso un charco y el agua se vuelve color vino, se sume por la acera y cae hasta el canal por donde circula subterránea la memoria»
Es temprano, pero hay cola en la panadería del Antiguo. Espero mi turno en la acera y respiro el ligero aire de la mañana. Observo las fachadas de la calle Matía y busco con la mirada el número 6, donde mi abuela pasó las largas vacaciones del 36. Entre las muchas cosas que me enseñó está el amor a San Sebastián. «La mejor ciudad del mundo», solía decirme.

Es la misma calle Matía donde asesinaron a Ángel Jesús Mota. Le dispararon cuando estaba sentando a su hijo de seis meses en el coche. Dicen que el pequeño cayó al suelo y una señora tuvo que recogerlo. Unos meses después, ahí a la vuelta, en la calle Escolta Real, donde cenamos anoche, asesinaron a Ignacio Urrutia.

Con mis barras de pan y el Diario Vasco camino hasta el paseo. La Concha está en calma, esperando a los primeros bañistas. La ciudad resplandece en la bahía. Donosti es un pequeño París con salida al mar, pero más seguro, más limpio y más ordenado. Condensa en sus pocas calles la belleza del fin de siglo y el encanto de la Belle Époque. Es el sueño del hedonista, el placer elevado a los cinco sentidos: mar, monte y paladar.

Recuerdo que a José Antonio Santamaría Vaqueriza y a José Manuel Olarte los asesinaron en sociedades gastronómicas de la Parte Vieja. Los mató el mismo tipo: Valentín Lasarte. A Gregorio Ordóñez (entrevista con Consuelo) también lo mataron en lo viejo. No fue Lasarte, sino otro de su comando. Comía con María San Gil y otros compañeros del Ayuntamiento. Cuatro meses después, el PP ganó las municipales pero no gobernó.

Me siento en un banco cerca del Hotel Orly. No hace calor, ni lo hará en todo el verano. El invierno tampoco es duro, aunque llueve más de lo que me gusta reconocer. Pero la verdad es que no importa: a la ciudad le sienta bien el invierno. No cierra, ni se vacía, ni se entumece. Las novedades llegan puntuales a las librerías y los cafés lucen como en los cuadros de Van Gogh. Me gusta el invierno en Donosti. Es cuando florecen el barrio romántico y sus elegantes rincones.

El viejo profesor
vive aquí al lado. La primera vez que fui a su casa me detuve en el descansillo para buscar su buzón; efectivamente, su nombre no aparecía. Recuerdo que me contó que Sara tuvo que dejar su puesto en la universidad; su vida, vaya. 

¿La derecha no nacionalista? Exterminada. De las listas de UCD hubo que tachar a siete, y otros cientos que huyeron asustados. Fíjate, dos tercios de los militantes de AP se dieron de baja en un año.
Camino a casa y contemplo el paisaje herido. La Concha sigue en calma. Atravieso como puedo esa bruma moral en que vive Donosti, escuchando los gritos que no se hacen oír. Piso un charco y el agua se vuelve color vino, se sume por la acera y cae hasta el canal por donde circula subterránea la memoria.

Gracias de corazón por tu comentario, José Ramón. Además con nombre y dos apellidos. Y gracias por todo lo que hiciste por disipar la bruma:
Recuerdo aquel miedo espeso, mucho más que la niebla. Cada semana uno o dos asesinatos. En los bares se hablaba bajito. Cualquier palabra podía ser mal interpretada y nunca se sabía cuándo te tocaba a ti. No veías al enemigo. Cualquiera podía ser. Muchos huyeron, 300.000, de aquel horror, el mayor éxodo de la Europa de la época. Todos tenían un amigo o pariente o conocido, entre los asesinados. En los bancos siempre había alguien que sabía cuánto dinero tenías y lo decía al recaudador del impuesto sangriento. Si no pagabas recibías la carta anunciando tu muerte. No se veía el final de aquel infierno. Imagino las calles de la Alemania nazi. No podían superar el espesor de aquel miedo. Si te cruzabas con una viuda o un huérfano no debías mostrar la menor compasión, podían verte, por eso las víctimas quedaron aisladas de aquella sociedad. La desmemoria es necesaria para sobrevivir. Pero también es muy injusta.

José Ramón Goñi Tirapu.

martes, 27 de julio de 2021

Matria y derivados, 1ª lección

Le parece a Yolanda Díaz que con eso de "Matria" ha hecho todo un descubrimiento, cuando, sobre todo en Hispanoamérica, desde hace siglos se utiliza el concepto de "Madre Patria" para referirse a España.
Si te gusta paladear las palabras, lee esta maravilla sobre "matria".

Me ha mandado Pedro por wasap esta maravilla. Una pena que su autor no haya puesto la firma porque es para felicitarle efusivamente.

Cavilaba la filóloga, Vicepresidenta del Gobierno, Doña Yolanda, sobre la inspirada Epifanía que ha vivido en su espíritu al haber tenido la brillante ocurrencia de sugerir la sustitución de la apolillada y machista palabra “patria” por “matria”, mucho más acorde con la sensibilidad actual y, sobre todo, con la de ella, en particular.
De esta forma, de prosperar la propuesta lexicográfica de Doña Yolanda, cuando un conmatriota sufra un accidente en el extranjero, se pondrá inmediatamente en marcha el operativo para su rematriación.
En adelante, las prendas de vestir se confeccionarían a partir de matrones.
A su vez, el nuevo término generaría automáticamente, en cascada, una serie de neologismos derivados, tanto positivos como negativos: matriotismo, matriota, matrioterismo, matriotero...
La actividad consistente en defender, proteger, amparar, favorecer a una institucion, una iniciativa o una actividad comercial con fines publicitarios pasaria a ser “matrocinar”, con la consiguiente secuela de términos: “matrocinio”, “matrocinador,”, “matronazgo....”.
Don Vito Corleone pasaría a ser llamado “El Madrino” y Hacienda pediría a los políticos que, antes de tomar posesión de sus cargos respectivos, hiciesen declaración pública de sus bienes, es decir de su matrimonio.
No fue muy "mamable" en su día
(no entraba en las quinielas)
Prosiguiendo con este criterio, el Papa debería pasar a denominarse “el Mama” -si bien esto plantearía, durante la celebración de los Cónclaves, la embarazosa situación de referirse a aquellos Cardenales a los que se considerase “mamables”.
Las personas simples y fáciles de engañar serían calificadas de “mamanatas” y las simplezas que dijeran serían “mamarruchas”.
Los pueblos indígenas de Papuasia -en adelante Mamuasia- hasta ahora denominados “papúes”, pasarían a denominarse “mamúes”.
Y, por último, en el improbable caso de que, en vista de la equiparación de derechos y obligaciones entre ambos sexos, el Gobierno se decidiese a establecer, para defender a la Matria, un Servicio Militar obligatorio, sólo para chicas, dicho servicio no se llamaría coloquialmente “la mili” sino “la Pili”.

lunes, 26 de julio de 2021

Las banderas de la biblioteca (plaza San Francisco)

Biblioteca pública plaza de San Francisco
"Es un tema que nunca he llegado a entender: cómo una entidad particular puede poner banderas de pretendida apariencia oficial, en detrimento de una dependencia de carácter oficial. La maniobra resultaba aún más incomprensible e intolerable cuando la planta baja era la sede de la Biblioteca General de Navarra (hasta 2011). Más de una vez me tocó tranquilizar a ciudadanos que llamaban creyendo que era la Biblioteca la que había tomado la decisión de colocar la bandera de la Comunidad vecina. Pero una vez más, como se puede ver, el que resiste gana" (JJM).


Llevan años ahí, confundiendo al personal y, de paso, humillando y riéndose impunemente de nuestros símbolos oficiales. Nadie, ni el Ayuntamiento de Pamplona ni el Gobierno de Navarra, ha querido coger el toro por los cuernos, denunciarlos y llevarlos a juicio.

La historia
Edificio modernista conocido como La Agrícola
La actividad de la BGN (Biblioteca General de Navarra) desbordó con el tiempo las posibilidades de los locales que ocupaba en Carlos III, junto a Diputación, por lo que se decidió trasladar la biblioteca a la Plaza de San Francisco, en la planta baja y sótano del señorial edificio modernista conocido como La Agrícola, antigua sede de la entidad de ahorro de dicho nombre y del Gran Hotel de Pamplona
El 3 de febrero de 1970 la Diputación acordó el traslado y justamente dos años después, el 4 de febrero de 1972, se cerraba la vieja biblioteca para pasar a la recién acondicionada sede.
En un año indeterminado, el particular, dueño del primero, colocó los mástiles quasioficiales con la ikurriña.
Sede de Sortu: C/ Nueva 16-18 1º Izda
Fue Paz Prieto, concejal de Cultura 2007-2011, quien, viendo el engaño que suponían los mástiles e ikurriña del piso inmediatamente superior, decidió que se colocasen todas las banderas oficiales, las cuatro: Europa, Navarra, Pamplona y España en la Biblioteca de  la Plaza de San Francisco. 
Hubo que poner unas sujeciones en la parte de abajo del balcón del piso superior y, por ello, estos denunciaron, no sé si oficialmente pero, desde luego, requirieron al Ayuntamiento para que las quitase porque se anclaban a la parte de debajo de su balcón. 
Respecto al enrollamiento de las banderas, que es prácticamente continuo, también pidió Paz al encargado de infraestructuras de Cultura que colocara pesos de plomo o una barra que impidiera el vuelo de las mismas, pero no lo hizo.
A Paz los bibliotecarios la tenían enfilada y no colaboraban con sus pretensiones porque otra resolución que tomó fue que se dejase de comprar el Gará y el Berría para la bibliotecas municipales. 
Confunden totalmente al personal
Para más inri, en enero de 2018, el particular vendió la vivienda a Sortu.
Así pues, la ikurriña ya estaba en el balcón con un mástil quasioficial, encima de la Biblioteca, cuando en 2007-11 Paz Prieto, para evitar confusiones, decidió poner las cuatro banderas oficiales.

Diario de Navarra
Como haciéndose también el loco, el 27/01/2019 Diario de Navarra se preguntaba:
"¿CUÁLES SON LAS BANDERAS DE LA BIBLIOTECA SAN FRANCISCO? 
La biblioteca de la plaza San Francisco de Pamplona, inmueble propiedad del Ayuntamiento de Pamplona, ondea las cuatro banderas oficiales (Pamplona, Navarra, España y la Unión Europea) en su frontal. No obstante, la dimensión (escasa) de las mismas, unido al hecho de permanecer enrolladas sobre sus propios mástiles, provoca confusión al viandante, ya que en el piso superior (sede de Sortu) pueden verse sin problema ninguno tanto la ikurriña como la de Navarra (no oficial). Así, parecen las específicas de la biblioteca municipal."
Esto era hace dos años y medio.
Desde abajo aún parecen algo, sobre todo la española
Hoy he pasado por ahí y he comprobado que ha habido algún cambio. En el primer piso (sede de Sortu, desde enero de 2018) hay un tercer mástil con el Águila Real (sello de Sancho el Fuerte) sobre fondo amarillo. Felizmente, hoy la bandera no oficial de Navarra engullía casi totalmente a la de la Comunidad Autónoma Vasca y resultaba complicado ver la bicrucífera (dos cruces, a falta de una).
Está claro que Ayuntamiento, Gobierno y medios de comunicación no pueden seguir haciéndose los locos, como si no estuvieran. Esas telas no pueden seguir ridiculizando a nuestras banderas. Es una vergüenza para todo pamplonés (especialmente si va acompañado de forasteros) pasar por la Plaza de San Francisco y tener que reconocer que no nos atrevemos con ellos.
Y si con la ley en la mano no se les puede obligar a retirarlas, ya que tanto les gusta el Arrano Beltza, ahí tienen al Águila y a Sancho el Fuerte, con su enorme estatura (2,28-2,31), con mazas y todo, desfaciendo el entuerto y el escarnio, frente a los invasores:
Sancho el Fuerte arremete contra los invasores

domingo, 25 de julio de 2021

Carmelitas y Venta de Antequera, desde Casa Basiano

Verbena en la Venta de Antequera, desde Casa de Basiano 1957
Nunca imaginé que el primero y, de momento, único testimonio gráfico de la pamplonesa Venta de Antequera iba a ser un cuadro. Y, encima, de Jesús Basiano, pintado desde su vivienda, en la 2ª planta del nº 19 del Paseo de la Longaniza.
Como dice el anuncio del 13/07/1963 [: "Bar-Merendero Venta de Antequera Comidas, cenas, recenas. Acceso de coches hasta el mismo establecimiento. Lugar delicioso de verano. Paseo de la Longaniza, 17 (Bº San Juan). Teléfono 22068 - PAMPLONA"], Basiano y la Venta de Antequera eran vecinos. Basiano, pegado a la Longaniza y la Venta, en un fondo de saco ("cul de sac", que dicen los franceses) al que se accedía desde el Paseo.
Todo empezó con un anuncio de la Fábrica de mosaicos de cemento Martinicorena y Berrozpe, en una guía de Pamplona de 1918. Ahí aparecía esta foto:
Fábrica de mosaicos de cemento Martinicorena y Berrozpe (Guía de Pamplona 1918)
A duras penas, pero en la última línea del letrero se consigue leer "Martinicorena y Berrozpe", la fábrica de mosaicos de cemento del barrio San Juan. 
Carlos, vecino de Basiano, me ayudó a poner nombres a las viviendas señaladas con números:
1. Casa de Carlos, Paseo de la Longaniza 21
2. Casa de Basiano, Paseo de la Longaniza 19, 2º izda
5-6-7. Casa El Rojo, Toki-Zarra, Venta de Antequera, Paseo de la Longaniza 19.
Al fondo, a la derecha, la ladera que asciende al Fuerte de San Cristóbal.
Y añadía Carlos:
"Esta imagen (Guía de Pamplona 1918) corresponde a la trasera, la fachada posterior de la Carretera de la Longaniza y Basiano (2) vivía en el 2° piso (ocupando la mitad de la planta). Se ve a su izquierda la chimenea, parte del alero y cubierta de mi casa (1), de menor altura".
Gracias a esta secuencia del SITNA conseguí identificar (pincha) las viviendas numeradas (lee el pie de foto):
SITNA 29-71 G: Goñi y Mayo; C: Convento de Carmelitas (cúpula, 4ª foto);
línea verde: la Longaniza; línea amarilla: Mº de Urdax; línea azul: Pío XII
Y ahora viene lo mejor:
"Creo adivinar el balcón desde el que Basiano pintó el convento de las Carmelitas en invierno, nevado".
Si pincháis en la secuencia del Sitna, veréis en la 4ª imagen, la de 1966-67, marcada con una "C", la Cúpula de Carmelitas y cómo el convento queda al sur de la Casa de Basiano (2)".
Me puse en contacto con Josemari Muruzábal y en pocos minutos tenía la imagen de ese cuadro:
Carmelitas Misioneras, desde Casa Basiano (1960)
En cuanto lo vio, Carlos exclamó:
"Justo...!!! Es al que me refería yo. Desde su vivienda, en la segunda planta del 19 de la Carretera de la longaniza. El primer jardín, el del edificio de su casa, propiedad de las hermanas Llorente y de uso de las mismas. La siguiente parcela, la huerta de mi casa, en el nº 21 y la siguiente, el convento de las Carmelitas.
En mi caso, el cuadro del Convento de las Carmelitas, tiene un valor sentimental muy alto. Aparece en el cuadro un ciruelo que daba unas ciruelas claudias de un sabor y aspecto extraordinarios. Además de reconocer la "huerta" de nuestra infancia, en la que jugábamos, hacíamos nuestras "cabañas", ayudábamos a nuestro abuelo a regar las hortalizas, recoger las lechugas, judías verdes, cebollas, ajos, perejil, etc.".
Demolición de Carmelitas Misioneras, desde Pío XII (1977 Sarobe)
Muruzábal me envió también la foto de portada y algunas más que comentaremos en otro momento.
Muchas gracias a Carlos y Josemari por  su colaboración.

Nota
Me preguntan por qué se derribó el convento.
Esto es lo que he encontrado en Arazuri PCB y en la red:
Sitna 1966-67
Convento de las Carmelitas Misioneras.
La Orden de las Carmelitas Misioneras fue fundada en 1860 en Cataluña por el carmelita descalzo Padre Francisco Palau. En 1934 decidieron venir a nuestra ciudad, comprando junto a la carretera de Estella unos terrenos para edificar un convento, cuyas obras comenzaron al año siguiente y habitaron parte de la nueva casa en 1939. Aquel monasterio se fue construyendo poco a poco, según les permitían sus medios económicos: la iglesia se inauguró en 1952, y en 1956 se dio por terminado el cenobio completo. Aquel edificio, hecho para noviciado de la Orden, vio desfilar y profesar cientos de novicias hasta 1971 en que se transformó en residencia de estudiantes. En 1977 se trasladó la orden y estudiantes a un nuevo edificio próximo al antiguo (Residencia El Carmelo y Comunidad San Francisco Javier, Pza. San Juan de la Cadena nº 1), y en septiembre del mismo año se derribó la iglesia y convento para levantar en su solar modernos edificios.  
Da la impresión de que con todo el terreno de que disponían, tuvieron que sacar unos buenos dineros con la permuta.

sábado, 24 de julio de 2021

Kantauri, de paseo por Pamplona

Sanfermines 2017. Kantauri ya ha bajado de la pancarta este viernes
El viernes 23 de Julio, Kantauri salió de prisión a las 8 de la mañana y anduvo por Pamplona hasta las cinco de la tarde, momento en el que reingresó en el centro. El lunes volverá a salir con ese horario. Así, de lunes a jueves ambos incluidos. El resto de la semana, de momento, en prisión. ¿A que no te has enterado por la prensa?

En los Sanfermines de 2017 (alcaldía de Asirón) una pancarta dedicada a Kantauri (20 asesinatos) colgó desde el Palacio del Condestable (propiedad municipal), en la calle Mayor, sin que un agente de la Policía Municipal hiciera caso al ciudadano que le pidió que la retirara. ¡Qué pena no haberle pedido la placa!
En esa pancarta se denunciaba que el asesino "estaba dispersado" (¡no caerá esa breva!) a 750 km de Pamplona, en Murcia.
Sin embargo, Arizcuren sufrió un infarto el 29 de Noviembre (día de San Saturnino, patrono de Pamplona) de 2020, tres días después de que la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias decidiera su acercamiento. 
Primero pensaron acercarlo a Logroño, pero se dieron cuenta que cumpliría condena bajo la vigilancia de los funcionarios de prisiones que eran compañeros de José Antonio Ortega Lara, secuestrado cuando él lideraba la banda.
Para el 25 de diciembre, ya estaba en Pamplona, en la ciudad donde nació y donde vive su familia.
Inmediatamente, la asociación Etxerat, que reúne a la mayoría de los familiares de los presos de la banda terrorista, señaló que, en el caso de Arizcuren, “hay que insistir en que ha sido acercado después de que hace algunas semanas sufriera un infarto. En la actualidad tiene colocados cuatro estents. Al igual que el resto de presos con enfermedades graves, debe estar en la calle. No es suficiente con que lo hayan acercado a Iruñea (Pamplona), ni con el segundo grado que le han dado. Antes de que sea tarde, debe estar en casa con los suyos”.
Juicio por el asesinato del concejal del
PP Alberto Jiménez-Becerril y su esposa
No les basta el gesto del Gobierno, como correspondencia al apoyo que tiene de Bildu en el Parlamento central y en el navarro, sino que ahora hay que sacar a la calle a este terrorista que, además de formar parte de “comandos” operativos de ETA, fue jefe de todas las células de la banda.
Mucho me temo que la exigencia de Etxerat va camino de convertirse en realidad.
De momento, este jueves 22 de Julio, Arizcuren ha pasado a la sección abierta de la prisión de Pamplona. Se trata de la modalidad de flexibilidad penitenciaria, con elementos del segundo y tercer grado, en "régimen de semilibertad", en base a un programa de tratamiento aprobado por el juez de vigilancia penitenciaria. La excusa, el infarto que sufrió el día de San Saturnino.
A partir de ahora, de lunes a jueves, Arizcuren saldrá de prisión -de momento- desde las 08:00 hasta las 17 horas.
Y digo "de momento". ¿Apostamos a que, en breve,  Kantauri sufre un "agravamiento de su dolencia" que exige que "antes de que sea tarde, esté en casa con los suyos”?
Al tiempo.
Podéis consultar en Wikipedia el Currículum de "ese gran benefactor de la humanidad".

viernes, 23 de julio de 2021

Cien años de Annual y de "Seminaristas con fusiles"

La sotana les libró de ser pasados a cuchillo en el Desastre de Annual
Estos días se cumplen 100 años del Desastre de Annual y, como "una imagen vale más que mil palabras", me ha parecido oportuno poner en su verdadero contexto (1921) la tan manoseada fotografía de los "Seminaristas con fusiles" que "La buena nueva" de Helena Taberna, engañada por el Diario de Noticias, colocó en el contexto de la Guerra Civil.

Desastre de Annual
El desastre de Annual (y el capítulo aciago del Monte Arruit) fue una grave derrota militar española en la guerra del Rif y una importante victoria para los rifeños comandados por Abd el-Krim. Se produjo entre el 22 de julio y el 9 de agosto de 1921, cerca de la localidad marroquí de Annual, situada entre Melilla y la bahía de Alhucemas.
La batalla ocasionó la muerte de alrededor de  nueve mil españoles (3000 en Monte Arruit), más de la mitad ejecutados tras rendirse. Esta derrota condujo a una crisis política que socavó los cimientos de la monarquía liberal de Alfonso XIII.
Cuerpos mutilados, momias cuyos vientres explotaron. Sin ojos o sin lengua, sin testículos, violados con estacas de alambrada, las manos atadas con sus propios intestinos, sin cabeza, sin brazos, sin piernas, serrados en dos», así relata el sargento de Ingenieros Arturo Barea lo que encontraron al reconquistar el territorio perdido tras Annual. El diputado Indalecio Prieto prosigue con la macabra descripción: «Cadáveres degollados; en la pared de una casa, un español crucificado»

 

"Seminaristas con fusiles"
Si el Desastre de Annual se produjo entre el 22 de julio y el 9 de agosto de 1921 (ver Cronología), esta foto tuvo que dispararse entre el 1 y el 10 de Agosto, durante la 2ª mitad del Desastre.
Para evitar más engaños, le he puesto este pie de foto
Estos seminaristas no estaban fusilando a nadie en el 36, sino haciendo ejercicios de tiro en la Plaza Vieja de Pamplona entre el 1 y el 10 de agosto de 1921. La sotana les libró, seguramente, de ser pasados a cuchillo en el Desastre de Annual.

Manipulación imperdonable
Aquí, en Navarra, la manipulación más temprana de esta foto es de 1988, en "Jotas heréticas de Navarra", de José Mª Esparza Zabalegui (autor de "Cien razones por las que dejé de ser español"), quien la contextualizo en febrero del 36 (victoria del Frente Popular).

Veinte años después, el artículo Otros curas que no irán a los altares en el Diario de Noticias del 28 de Octubre de 2007, firmado por un tal "J.I.C.", la contextualiza en la represión contra civiles en 1936 y cita el caso de Marino Ayerra, tío de Helena Taberna Ayerra.

Helena picó en el anzuelo y "dio por buena" (de 1936) la imagen de 1921 y dedicó a esta foto una de las escenas más impactantes y el eje central de su película "La Buena Nueva" (2008). 


Desmontando el montaje
Mariano Pascal, hijo de Joaquín y, como él, amante de la Fiesta, fue quien en octubre de 2009 demostró que no se trataba de la Plaza de Toros de Calatayud ni de Badajoz, sino de la de Pamplona, pero no de la nueva sino de la antigua, que sufrió un incendio el 10 de agosto del 21 que aceleró su demolición (como se ve en ambas fotos).

En cuanto a la actitud de los seminaristas empuñando fusiles, en 1912 (nueve años antes de la foto) el gobierno de Canalejas estableció el servicio militar obligatorio, aunque sólo en tiempo de guerra. Ya no se aceptaba excepciones y los seminaristas -aunque en mejores condiciones- también tenían que hacer algún tipo de instrucción. Precisamente en los días en que tuvo que hacerse esa foto (final de San Fermín de 1921-incendio del 10 de agosto del mismo año), tuvo lugar el Desastre de Annual. A estos jóvenes de la foto la sotana los salvó de una carnicería.

El comienzo del derribo
Poco después del incendio del 10 de agosto
Si nos fijamos en la foto de Pascal (pincha), vemos que, detrás de los seminaristas, en los tendidos, ya han quitado las separaciones y empezado a demoler los asientos y respaldos, mientras gradas y andanadas (arriba del todo) se encuentran todavía sin tocar.
Viendo, pues, los tendidos semiderruidos, ya sabemos que la foto tuvo que ser hecha entre el final de los SFs de 1921 y el incendio del 10 de agosto del mismo año.
Apoyándome en la hemeroteca de DN y en el documento Festejos taurinos celebrados en Pamplona entre 1900 y 2000, vamos a intentar estrechar el cerco de los días posibles de la foto.
De ambos documentos se extraen los siguientes datos:
1. Aunque la última corrida de los SF 1921 fue el 11 de julio y la plaza fue quemada el 10 de agosto, el día 13 de julio hubo en la plaza de toros sesión de circo; el 18 actuó el circo Feijóo y el 24 hubo una charlotada. Los trabajos de derribo no habrían empezado, pues, antes del 25 de julio.
2. Se había acordado que el derribo de la plaza vieja comenzara el uno de agosto (como así fue), a pesar de que la Comisión del Ensanche pedía aplazarlo hasta no asegurar el funcionamiento de la Plaza Nueva para el 7 de julio de 1922.
En agosto de 1921, así estaba aún la Plaza nueva
3. Los trabajos de derribo comenzaron el día 1 de agosto y con un conflicto laboral. Los contratistas pusieron un cartel que decía que desde el 1 de agosto se entraría a trabajar a las 7:30 de la mañana, mientras que los obreros entraban a las 8 porque no querían la media hora para el almuerzo, sino trabajar las ocho horas seguidas.
Así pues, esa foto tuvo que ser hecha entre el comienzo del derribo (1 de agosto, lunes) y el día del incendio (10 de agosto, miércoles). Y lo más probable es que esa foto haya sido hecha el único día de fiesta de ese periodo: el 7 de agosto, domingo.
Incendio que, todo lleva a pensar, fue intencionado. El mismo día 11, el DN dice lo siguiente:
pero lo que podemos asegurar es que los primeros en advertir el incendio y que, como decimos al principio, fueron los primeros que entraron en la plaza de toros, recibieron la impresión de que el fuego había comenzado a un tiempo por tres sitios distintos: entre los palcos 80 a 90, en el palco presidencial junto al cual se veía el foco de fuego mayor y hacia el palco 24. De modo que el fuego comenzó en los palcos donde de ningún modo podía justificarse una imprudencia ni un descuido ni otra causa que hubiera podido producir el siniestro. Además se pudo advertir en los primeros momentos un olor extraño que no era el que despide el fuego cuando se produce por causas naturales, sino que era como a gasolina quemada; un olor parecido-palabras textuales...
Por cierto, a pesar de los temores, la Plaza nueva estuvo lista para el encierro del 7 de julio de 1922, con el que quedó inaugurada.
Desde la 93 hasta la 104, aquí tenéis algunas fotos de la Plaza Vieja y Nueva comentadas por Arazuri.

Nota final
Me ha parecido oportuno poner juntas la fotografía de los "Seminaristas con fusiles" y la del Desastre de Annual, pero a Facebook le ha parecido excesivo y me ha tapado hipócritamente la foto de portada. Para verla, dale a "ver enlace".
Lo más irritante de todo es que, después de tantos años desmintiéndolo con argumentos irrebatibles, cuando subes la foto de "Seminaristas con fusiles" a Google, éste te sugiere: "curas fusilando en la guerra civil". Desolador.