lunes, 22 de junio de 2020

1981, los Sanfermines en apuntes. Ciganda y Bartolozzi

Querido amigo Ciganda: 
He visto tus dibujos; yo creo que en el corazón de tu irunsheme o pamplonica hay el sello de testimoniar su San Fermín. Cada uno lo hace a su modo; rezando en la Capilla, acercándose a los toros, convidando a los forasteros, escribiendo coplas; dándole al bombo y bailando esa mutildanza universal que es el chum, chum, chum de las Fiestas. Tu has testimoniado San Fermín con espíritu de artista, y demuestras con tus dibujos que San Fermín, como acaba de decirse, es la última fiesta popular que queda en Europa.
Miguel Javier Urmeneta Ajarnaute

1. EL CHUPINAZO
Erase una vez, el milagro de una ciudad, transmutada en descomunal cazuela. Erase el bullicio por el follón y la alegría por la algarabía; un hechizo festivo, triunfante, esplendoroso en un espacio sin tiempo. Con todo, o casi todo, por estrenar. Erase que se era, Pamplona por San Fermín. ¡Click - Clack! Lo cuenta Alcofibras de York, el alquimista: "... el sol y el ruido emborrachan esta plaza absurda, atestada y brincante, remolino de callejas, con los balcones desbordados en una fachada plateresca, bajo las torres de San Cernin. Es como un rito edificio y artillero. Al dar las doce sube veloz y sinuoso, silbante cual sierpe, un cohete. Retumba, descosiendo el mediodía, rasgando en dos el azul y el año. Asciende, se remonta. Queda un instante fijo, supremo silencio clavado en el aire y las gargantas. Cuelga su garabato... y revienta A esta suerte, todo cambia, dantza, baila y da vueltas. Es el oro purísimo del festivo y fraterno vivir. Es el cohete de la piedra filosofal, el más famoso y altisonante del universo mundo...". Es el "Chupinazo".
Nota de Desolvidar: La novedad de este año 1981 estuvo en el chupinazo; pero no por la ikurriña que dibuja Ciganda, sino porque, por vez primera en la historia de este acto, era una mujer quien tenía el honor de encender la mecha del cohete que marca el inicio de las fiestas. Ella era, y así debe constar en los anales de la historia de los sanfermines, Elisa Chacartegui, concejal.

3. RIAU-RIAU
En este glorioso parto de todos los julios, que son los Sanfermines, nada es, afortunadamente, ni previsible, ni informático, ni cristalográfico. Tal pasa con el "riau - riau': Se trata del más vocinglero, machacón, saunístico y desafiante antidesfile. Manifestación contraprocesionaria, mareante y saltimbánquica, presidida por la Autoridad y destinada a prologar el rezo de las Vísperas al Santo. ¿Hay quien dé más? Cientos de mozos arremeten contra otros cientos de mozos y, todos juntos, brincan la carga de la brigada ligera en encrespado oleaje, cuyo rompiente oscila de los kilikis a los músicos, del público a los guardias de gala, de su propio epicentro terremótico, hasta la muy respetable Corporación Municipal en Sesión Plenaria. Y todo este tiberio, al ritmo estereofónico y poco danubiano del más estentóreo vals, el "Vals de Astráin", que bien puede tocarse y vocearse —"riau - riau"— hasta ciento ochenta veces, en un recorrido de trayecto corto, pero tiempo eterno. El "riau - riau" es la antisiesta por antonomasia. La confirmación incuestionable del fluir heracliano. Es un río humano en continuo hacerse y deshacerse; río de vino, de champán, de sudor... de brazos en alto, bajo los baldes de agua.

6. ENCIERRO (I)
Bias de Priene, Cleóbulo de Lindos, Misón de Quenes, Pttaco de Mitilene, Quilón de Lacedemonia, Solón de Atenas y Tales de Mileto, a los que en verdad ha de añadirse Periandro de Corinto y otros, fueron los SIETE sabios de Grecia También fueron SIETE las maravillas del mundo antiguo, de cuya relación os hago gracia. Si a estos altos antecedentes añadimos la fama del SIETE Y MEDIO, nobilísimo juego de naipes, se comprenderá la prosapia de este número, cifra que para los pitagóricos era perfecta, por señalar los periodos de la vida, 7, 14, 21, 28, 35, etc. Incluso el SIETE es número evangélico y misericordioso por aquello de perdonar hasta setenta veces SIETE... Pues bien, la dicha nombradía alcanza su apogeo en el acoplamiento astronáutico de la hora SIETE del día SIETE del mes SIETE, cuando se dispara el cohete del primer encierro de los que componen estas celebérrimas fiestas. Nota del Editor. — La actual moda de correr el encierro a las ocho de la mañana, es una "fictio orologicae", pues la hora que vale es la del Concilio de Trento.

14. LOS DANTZARIS
Como yo he sido sapo en el Akelarre de Zugarramurdi del ballet Duguna, me considero con títulos suficientes para escribir sobre los dantzaris, cuyo atavío, por cierto, es diseño de mis progehitores. Los dantzaris de Pamplona vienen a simbolizar en sus bailes y atuendo, la capitalidad de esta ciudad. Así nos lo confiesa su creador, Patxi Arrarás, pues "tratándose de una agrupación oficial de la capital de Navarra, sería acertado que recogiera los distintos aspectos de los indumentos usados por bailarines autóctonos de nuestro antiguo reino... el atuendo está inspirado en la chaqueta roncalesa, en el calzón corto de los dantzaris de Nuestra Señora de Muskilda, en las cintas a la espalda de los Volantes bajonavarros y en las makilas de los bailarines de Lesaka". La agrupación, blanco y multicolor batallón, al que no le faltan ni las espadas de los gorris ni la bandera de la ciudad,, tiene un variado repertorio de dantzas. Encarna, para enseñanza de propios y extraños, cómo la fiesta no es sólo improvisado tiberio y desconcierto, sino tradición, esfuerzo, medida y arte.

15. GAITEROS DE ESTELLA
El tópico es otro elemento imprescindible, como se confirma deambulando por la Plaza del Castillo, "corazón de la fiesta': En las terrazas de los bares, los porches o los balcones del Casino, junto al kiosko, el "buen son" sanferminero anima desayunos, aperitivos, cafés, copas o lo que se tercie y con el reloj parado. En cualquier esquina pueden surgir las charangas, los bcistus o las gaitas. Pamplona, según dicen por la radio, es hoy "la capital de la alegría" y da hospitalaria acogida a todas las gentes, de aquí, de allá, de acullá Las mañanas —que mucho personal desconoce— tienen su color propio y tranquilo, con los almuerzos sosegados, los festejos castizos, los gigantes, el chiquiteo... y esa anécdota humana, divertida, que nunca falta y luego nos parece mentira. La temperatura es grata, con un punto de calorcillo. Ahora llegan nada menos que los gaiteros, los gaiteros de Estella, dejando chiquito, con su rotundo alborozo, al mismísimo Beethoven.

Si quieres ver el álbum con los 23 dibujos de Carlos Ciganda y los textos de Lozano Bartolozzi que he subido a Facebook, pincha en el enlace en rojo y negrita.

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