domingo, 12 de abril de 2020

Origen del fútbol en Pamplona (J.J. Arazuri)

Cerca de Salesianos: el "Pamplona Foot-Ball Club" contra sí mismo
Con motivo del Centenario de Osasuna, se está escribiendo mucho sobre el origen del fútbol en Pamplona. A algunos yo les recomendaría que leyeran con atención este buen trabajo que, ya en 1983, publicó Arazuri. Todo un documento al que tengo intención de hacer próximamente algunas precisiones.
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Muchos pensarán: ¿qué relación tienen los Sanfermines con el fútbol? Pues sencillamente, el fútbol fue durante varios años un festejo sanferminero con éxito y concurrencia, sobre todo en los comienzos del llamado, a principios de siglo, «foot-ball » o juego «sportivo». 
El actual y multitudinario deporte del fútbol fue importado desde Inglaterra en la última década del pasado siglo, siendo Huelva -por los técnicos ingleses de las minas de Río Tinto-, Bilbao, San Sebastián y Barcelona -por los marinos británicos- los primeros puntos de nuestra península en donde se comenzó a dar patadas a un pelotón.

Blasco Salas
Según el Dr. Blasco Salas, hacia el año 1900, un bilbaino que había estado en Londres, al ingresar en el Instituto de Pamplona enseñó las reglas del juego del «foot-ball» a sus compañeros de estudio. Así nació en nuestra ciudad un pequeño grupo de aficionados que se reunían en el ruedo de la Plaza de Toros a chutar y parar la pelota.
El 6 de abril de 1904 se publica en «Diario de Navarra» la siguiente gacetilla: «...varios jóvenes de esta capital, aficionados al sport, proyectan constituirse en sociedad para dedicarse al juego llamado football». 
«Ya han comenzado a ensayarse en esta nueva fase del pelotarismo, habiendo celebrado en la plaza de toros dos match el domingo y lunes de Pascua y han pedido un reglamento a Madrid». 
«Dentro de pocos días se constituirá la sociedad y se procederá al nombramiento de la junta directiva».

El Chiqui-Kutz y Sociedad 1905
Para poder seguir la pista de los primeros tiempos del fútbol pamplonés, hemos de hacer la pequeña historia de aquel saloncito perteneciente al Café Kutz, llamado «Chiqui-Kutz» y desaparecidos ambos en 1961.
Año 1910. Partido de fútbol durante las fiestas en el Ensanche, junto a las barracas.
Al fondo se ve el barracón de "La Gotera", local de baile de baja estofa. Detrás,
el cuartel de Infantería del Marqués del Duero.
Cuando se inauguró el «Café la Marina» en 1885, aquel saloncito se independizó del Café para instalar en él una pastelería, la cual persistió hasta el año 1901 en el que el licenciado don Alberto de Felipe abrió al público una farmacia. Al poco tiempo se mudó la botica de establecimiento, arrendándolo durante unos meses al «Despacho Central» antes de acomodarse en los bajos del «Hotel la Perla». A continuación la bajera fue alquilada por un grupo de aragoneses para transformarlo en sala de juego, en donde montaron hasta una ruleta.
En 1905, los aragoneses dejaron libre el local, en el cual se creó una asociación de mozos que ostentaba el título de «Sociedad 1905». Como veremos, aquella cuadrilla de inquietos y decididos jóvenes habían de ser los fundadores del primer equipo de fútbol navarro. Comenzaron sus actividades organizando una becerrada, con un programa en tono zumbón -del que se conserva un ejemplar en el Archivo Municipal- que textualmente dice: «Se lidiarán (así como suena) cuatro becerros pertenecientes a la acreditada ganadería de don Ruperto Catalán, vecino de Artajona: los cuales serán cruelmente maltratados y sucumbirán de mala manera a manos de la siguiente cuadrilla: Espadas (son triunfos)». 
Pocos días después de aquella becerrada, los hermanos Belzunce, de la «Sociedad 1905», vieron en el Juego Nuevo hacer malabarismos con los pies y una pelota a un pamplonés llamado Mariano Sagaseta de Ilurdoz (en la actualidad -1983- pasea sus 95 años por las viejas calles de la ciudad), gran deportista, que habiendo residido cuatro años en Barcelona y uno en la ciudad de la Concha, había jugado al fútbol en el «Club Ibérico» de la ciudad Condal y en el «Club Ciclista de San Sebastián», por lo que conocía las reglas del nuevo sport y... ¡tenía un balón!
El Iruña Foot-Bal Club. De izquierda a derecha. De pie: Aizpún, Guelbenzu, Romero, (línea defensiva). De rodillas: Aizcorbe, Pi (M), Pi (Felipe), medios. Sentados: "Tulipa", Goico (superviviente del grupo hasta hace dos meses), Azagra (E ), Echeverría, Azagra (Luciano).
Aquella misma tarde, a petición de los socios de la « 1905», se presentó el joven Sagaseta de Ilurdoz en el local de la Plaza del Castillo con el balón debajo del brazo. Al día siguiente obtuvieron el permiso necesario para jugar en el ruedo de la Plaza de Toros y dar las primeras patadas al esférico. 

Primer equipo: Pamplona Foot-Ball Club
Aquella cuadrilla de jóvenes se sintieron rápidamente envenenados con el nuevo deporte. Pronto hicieron las gestiones legales necesarias para fundar el primer equipo de nuestra tierra, que fue bautizado con el título de «Pamplona Foot-Ball Club». En cuanto pudieron, alquilaron una habitación en la Estafeta y compraron porterías desmontables. En septiembre de 1907 quedó oficialmente constituida dicha sociedad deportiva. 
Buscando más amplios horizontes, dejaron el ruedo de la Plaza de Toros y se fueron a jugar a la Media Luna, a los terrenos próximos a los hoy ocupados por los Salesianos, en donde cavaron cuatro hoyos para montar las porterías.
El "Pamplona Foot-Ball Club", primer equipo navarro. Señalado con un círculo, destaca
el único superviviente (en 1983) con 95 años de existencia: Mariano Sagaseta de Ilúrdoz.
2º equipo Iruña Foot-Ball Club
Como eran los únicos que jugaban al fútbol en Pamplona, competían entre ellos mismos, hasta que, aburridos, decidieron dividirse en dos grupos equitativos para poder enfrentarse equilibradamente. Así nació el segundo equipo de nuestra ciudad: el «Iruña Foot-Ball Club». Desde entonces aquellos dos conjuntos se enfrentaron a mala cara. A Irún, ciudad en la que se jugó muy pronto al fútbol, le sucedió algo parecido hasta que se crearon dos equipos, los cuales arrastraron a los vecinos que terminaron dividiéndose en dos partidos opuestos enconadamente: el Sporting y el Racing de Irún. Aquellos dos conjuntos se aburrieron de jugar siempre entre ellos, por lo que gestionaron competir con los de San Sebastián y Pamplona, iniciándose liguillas -como diríamos ahora- entre los equipos de las tres ciudades. Los jugadores, en los desplazamientos entre las dos provincias vascongadas y Navarra, se pagaban todos los gastos, e incluso muchos se trasladaban en bicicleta y con un par de bocadillos en el bolsillo. En general llevaban el pantalón y la camiseta de jugar como ropa interior, evitándose las molestias de llevar equipaje.
El "Punching Club" tercer equipo pamplonés.
El fútbol en los Sanfermines
En el programa de fiestas de 1909 aparece por primera vez el siguiente festejo: 
«Día 12 y siguientes. Concurso de Foot-Ball Association y Fiestas Sportivas, organizadas por la Sociedad Pamplona Foot-Ball Club». Las competiciones se resolvieron en el Ensanche -hoy llamado Viejo-, junto a las barracas. Actuaron con el equipo local, el «Ciclista Foot-Ball Club» de San Sebastián -campeón de España en 1909- y el «Racing Club de Irún». 
El «match» -como se decía entonces- del día 12 se suspendió por la lluvia. El equipo donostiarra dominó en sus partidos demostrando su gran superioridad sobre los otros dos. 
El equipo que alinearon los pamploneses fue el siguiente: 
Portero, Aldecoa. 
Defensas, Vives y Romero. 
Medios, Aldaz (J.), Errea y Colmenares. 
Delanteros, Sagaseta de Ilurdoz, Labarta, Aldaz (F.), Abadía y Seminario. 
En el año 1910, se jugó otra competición entre los equipos del Sporting Club de Irún, el Rácing de Irún y el Pamplona Foot-Ball Club. Aquel año ocurrió una anécdota curiosa: en el último partido les correspondía jugar al Rácing y al Pamplona. El equipo de Irún no se presentó. Los jugadores locales se alinearon en el campo y a la señal del referée avanzaron solos hasta la portería contraria, en la que metieron el balón tranquilamente. Se levantó acta y se dio por ganador al Pamplona, el cual se llevó el segundo trofeo, siendo el triunfador el Sporting.
El público contempla un partido de fútbol en el campo del Hipódromo a finales de la 
segunda década del siglo. Los que ocupan la localidad de "silla" pagaron una peseta.
Aquel mismo año, el 17 de julio, el equipo del Pamplona Foot-Ball Club celebró un festival taurino para subvencionar los gastos de la música durante el verano. Lidiaron cuatro becerros de la ganadería navarra de Alaiza. Confeccionaron programas de mano humorísticos en prosa y con los siguientes versos:
¡«La música y los toros! ¡Hay (sic) es nada 
La íntima conexión establecida! 
Aunque sea una humilde becerrada 
Lo taurino es la fiesta de la vida, 
De la luz, del color... etc.» 
Partido de fútbol en el campo del Hipódromo. De izquierda a derecha: cuartel de
Intendencia, cuartel de Caballería, Comandancia de Ingenieros, "pino" de
Diputación, basílica de San Ignacio y, detrás, el Teatro Gayarre.
Así eran aquellos pioneros del fútbol: ilusionados, sacrificados, duros atletas, estoicos y resignados, al tener que aguantar que les llamasen «chalaos», «locos», «indecentes» -por enseñar las rodillas- e «importadores de juegos exóticos». Los pobres acudían al terreno de juego portando las porterías al hombro, no tenían duchas ni caseta donde dejar la ropa que habían de abandonar en un montón, no usaban linimento, ni masajista, les insultaban en el campo que estaba casi siempre embarrado o polvoriento y pedregoso, no disponían del agua milagrosa que les curase los patadones, ni entrenador, ni primas cuando ganaban, ni les adulaban las mujeres ni les envidiaban los hombres, ni conocieron lo que era fichar ni ser traspasados, ni cobrar un sueldo y, por si todo esto fuese poco, después del partido, muchos, se veían obligados a vestirse encima de la camiseta, pantalón y medias mojados de sudor y manchados de barro, no sabían lo que era un hotel y se veían obligados a regresar a casa, a su costa o en bicicleta.
El Racing Club de Pamplona. De izda a dcha: Goicoechea, Echarren (R ), Aizpún, Pepe 
Huici, Echegoyen, Olazarán (Primitivo), Huerta (Mario), Leoz, Gorraiz, Abad y Goico
En el año 1912 -el año anterior no hubo festejo futbolístico sanferminero-, con motivo de celebrarse el Centenario de las Navas de Tolosa, se jugó un torneo entre los equipos de Irún y el Pamplona local. Ganó el trofeo el Racing de Irún. Se jugó en el Ensanche Viejo y, como el terreno era pedregoso y se jugaba muy duro a patadón limpio, se tomó la precaución de instalar tiendas de campaña de la Cruz Roja. Aquel año, después de las Vísperas se jugó otro partido en el campo del Hipódromo. 

Tercer equipo: Punching-Club
Para la pequeña historia del fútbol pamplonés, hemos de anotar que aquel año de 1912 se fundó el tercer equipo de Pamplona, el «Punching-Club», registrándose oficialmente en el mes de febrero, con trece socios. La bandera del nuevo grupo balompédico fue confeccionada y bordada por las señoritas María y Justa Ayestarán, María Jesús Mendiluce, María Luisa Subiza, Carmen Rosich y Dolores Eguiguren. Debutó en octubre del mismo año en un partido jugado en el Ensanche contra la Gimnástica de Zaragoza, empatando a un gol. La concurrencia fue escasa pero selecta. Aquel día se alinearon: Anechina, Aldaz, Sagüés (José Mª), Alvarez, Mendi (J.), Rubio, Jiménez, Beasain, Caballero, Sagüés (S.) y Mendi (N.). Sus camisetas eran a rayas bicolores verticales. En Pamplona se decía que eran los señoritos del fútbol. Lo que no hay duda es que fueron los primeros que tuvieron un campo cerrado, inaugurado el 6 de julio de 1914. Según datos de aquella época, «el nuevo campo de fútbol estaba situado inmediatamente de la salida del portal de San Nicolás, a la izquierda, antes de llegar a las cocheras del Irati, teniendo su entrada en el comienzo de la carretera que conduce al Soto de Lezkairu». Aproximadamente a la altura de la manzana en la que actualmente está la iglesia de San Antonio. La extensión de aquel campo era de 102 metros por 84. Fue cerrado con maderas sostenidas con postes de cemento. Se levantó una pequeña tribuna fija, debajo de la cual estaban los vestuarios. La pista de juego medía 95 por 60 metros. Su coste ascendió a 4.000 pesetas incluyendo 250 pesetas que el antiguo arrendatario exigió por levantar su cosecha de habas antes de tiempo. Se costeó con obligaciones al precio de 25 pesetas cada una. 
El Lagun-Artea, un equipo que dió mucho que hablar en la segunda década del siglo.
4º equipo: el Rácing
En 1913 hace su aparición un nuevo equipo pamplonés: el Rácing». Aquel año después de las Vísperas se comenzó un torneo entre el nuevo equipo, el «Pun-ching» y el «Iruña». Aquella competición se llamó «Copa del Café Kutz». En el Iruña jugaron: Pí (F.), Blanco, Pi (M.), Baquedano, Gómara, Nayo, Labarta (E.), Asenjo, Azagra y Maisonnave. En el Rácing: Errea (F.), Aizpún (E.), Martínez, Jaén, Olazarán, Leoz, Idoate, Eduardo Goicoechea, Gorráiz, Echegoyen y Cayuela. El ganador del trofeo fue el Rácing. 
En 1914 continúa siendo el fútbol festejo sanferminero. El día 5, en el Ensanche, juegan el Rácing de Irún y su homónimo de Pamplona, que había ingresado en la «Federación Española de Clubs de Foot-Ball». El día 6, después de las Vísperas, se inauguró y se jugó en el nuevo campo del Punching.

1915 y 1918, declive de la afición
A mediados de la segunda década del siglo se va perdiendo afición al fútbol. El Pamplona había desaparecido y los restantes -Iruña y Puching- se fusionaron formando el «Amaya», que por cierto, en 1916 se quedó campeón de Navarra y Rioja. Posteriormente reverdece la afición y aparecen los equipos del «Rayo», la «Veloz», la «Estrella», el «Arenas» y el «Lagun Artea».
09.01.1927 Llegada del tren especial del Plazaola a San Sebastián para asistir al
partido Osasuna-Real Sociedad. (Foto Zaragiieta e Hijos)
En 1918 se pierde nuevamente la afición y desaparecen varios equipos. Al año siguiente el regimiento de la Constitución forma un buen equipo a base de jugadores catalanes que se hallaban cumpliendo el servicio militar en nuestra ciudad: Nogués, Lampré, Ferrer, Alcolea y Caicedo. Revive el gusanillo de la afición y se forman nuevos equipos: la «Sportiva», el «New Club», la «Deportiva» (llamados los «carcas», por ser de derechas), el «Luchana», el «Denak-Bat», la «Lucha», la «Navarra», la «Aurora», el «Vasconia» y el «Indarra». Algunos de estos equipos persistieron hasta la cuarta década del siglo. 
Sportiva Foot-Ball Club, después de la creación del equipo pamplonés. Vestían de blanco
En noviembre de 1920 se funden la Sportiva y el New Club en una nueva sociedad deportiva que tomó el nombre de «Osasuna», que en vascuence quiere decir fuerza o vigor [salud]. Efectivamente estuvo muy bien puesto aquel título, pues después de sesenta y dos años sigue siendo el equipo navarro por excelencia v... en primera división... ¡a veces!
Un partido de fútbol en el campo del Ensanche Viejo. Puede observarse el marcador
-no simultáneo-, colgado en la muralla de la Ciudadela.
Canciones osasunistas 
Más por curiosidad que por calidad poética recogemos dos cancioncillas cantadas allá por los años veinte:
«Osasuna, Osasuna, 
que contigo no puede ninguno, 
con Mendaza, con Rasero, 
con Echarren el gran delantero. 
Ahí la tienes, bailalá, 
tírala contra la red, 
cuida que no te la quite 
el gran defensa Marqués». 
De los tiempos de rivalidad con la Real Sociedad: 
«Mamá, mamá, 
futbolista quiero ser, 
para entrar en Osasuna 
y a la Real vencer».

Año 1922 El equipo de "La Deportiva" en el campo de San Juan. De izquierda a derecha. De pie: Pininos (Eugenio), Olazarán (F.), Múgica, Olazarán (Primitivo), Esáin (Teodoro) y Aristu (Luis). De rodillas y sentados: Aranguren, Díez (Patricio), Fernández (Carlos), Labayen y Larraburu.
Nuevamente el fútbol como festejo sanferminero 
La primera vez que «Osasuna» juega por fiestas fue en 1921 después de las Vísperas en el campo del hipódromo. Entrada gratuita, sillas a una peseta. 
En 1922, también el día 6, juega contra el «Rácing de Santander». 
Igualmente y en el mismo día de 1923 empata con el «Real Irún» alineando Osasuna: San Pedro, Gurucharri, Miqueo, Urquizu, Múgica, Lusarreta, Juanín, Ochoa, Ilundáin, Zozaya y Areta.
A partir de 1924 hasta 1932, ambos inclusive, se juega todos los años un partido después de las Vísperas. A partir de este último año desaparece el fútbol como festejo sanferminero, aunque es posible que algún año se jugase algún partido intrascendente.

Rugby 
Como vamos viendo, y veremos, durante los Sanfermines se han presentado como festejos casi toda clase de actividades: deportivas, culturales, benéficas, locales, nacionales, extranjeras, musicales y un largo etcétera del que procuraremos dejar en el tintero las menos posibles. 
Entre los festejos raros que sólo se celebró una vez, contamos con el exótico rugby de poco arraigo —por lo menos en Navarra—. Fue en 1927 cuando se celebró, después de las Vísperas, un partido en el antiguo campo de fútbol de San Juan, entre el «Aviron Bayonais» y el «Stade Hendeyais». El partido fue contemplado por un exiguo número de espectadores, resultando el match más que una competición una exhibición de guante blanco. 
Lo más simpático resultó la cena con la que se obsequió aquella noche a los franceses en el campo de Osasuna al aire libre.

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