jueves, 11 de abril de 2019

El euskera, el carro de la basura

La insultante euforia de Maiza (alcalde de Berriozar), con los asesinos
de Paco Casanova, de Tomás Caballero, deja enano al propio Asirón
A estas alturas, ya nadie cree que el euskera sea sólo una lengua y que su aprendizaje "no ocupe lugar". Con él va unido, como un matrimonio indisoluble: 
-una ideología: el nacionalismo independentista
-un territorio: Euskal herria (incluida Tudela, donde jamás ha sido lengua natural, sino forastera)
-una bandera: la ikurriña, diseñada por un nazi
-una mitología: los gudaris de ETA y sus presos (los txabales de Altsasu...)
Han convertido a la lengua de Axular en el carro de la basura. Y están eufóricos.
Nos lo cuenta María Caballero, hija de Tomás, concejal pamplonés asesinado por ETA

La penúltima infamia                                                                                         por María Caballero
Una lengua no se defiende exhibiendo fotos y reivindicando asesinos, como se ha visto en la korrika 
Este fin de semana, con motivo del paso de la korrika por Navarra, se han vuelto a mostrar fotografías de miembros de Eta, algo que ocurre en todas las ediciones de la que llaman “carrera por el euskera”. 
Entre las fotografías exhibidas estaba la de uno de los terroristas condenado por asesinar a mi padre y también al subteniente Casanova. Ver su imagen rodeada de gente sonriente, que corre al grito de 'korrika!', es infame y resulta difícil expresar con palabras. Sensación de rabia y desamparo, algo que sienten por igual todas las familias que han sido víctimas de Eta. 
Imagen, bien hermosa, de Rey
La korrika, dicen, es una carrera por el euskera, pero para algunos es mucho más que eso. Una lengua no se defiende exhibiendo fotos y reivindicando asesinos. No tiene sentido. Pero, desgraciadamente, esta escena se repite en paredes, en folletos, en la txozna de turno, en cualquier fiesta de barrio… y forman parte de nuestro paisaje sin que pase nada. Que se exhiban fotografías de asesinos con total normalidad, en cualquier entorno festivo, ante todo tipo de público es inmoral e inaceptable. Y no debemos acostumbrarnos a ello. 
Es una vergüenza que nadie de los que están en la organización sea capaz de tener el más mínimo sentimiento hacia las víctimas de esos asesinos. Al contrario. Son muchos los ayuntamientos que colaboran económicamente con esta carrera sin exigirles ni el más mínimo cumplimiento del guión de lo que la carrera reivindica. 
En Pamplona, liderados y encabezados por Asiron, el cuatripartito participó en la korrika portando la ikurriña como única bandera y con una alegría desaforada. Bildu, Geroa Bai, Aranzadi e Izquierda Ezkerra, todos a una, y tan contentos, sin importarles que están formando parte de un desfile en el que se exhiben pancartas de presos etarras, sin importarles, como alcalde y concejales que son, participar en una acto en el que se exhibe la foto del que mató a un concejal del Ayuntamiento al que representan. 
Pero en algunos casos, ya no nos pilla de susto. Algunos de los integrantes del cuatripartito han tenido toda la legislatura para condenar el asesinato de su compañero de corporación, y el de todas las víctimas de Eta, y no lo han hecho. Pero ya vendrán a contarnos no sé qué cosas de los “pasos” que han dado, de que están con todas las víctimas, etc. Pero lo que estamos viendo por parte de los que forman los equipos de Asiron y Barkos no es otra cosa que los “pasos” que han dado para integrar en los escenarios en los que participan a toda una simbología etarra de difícil digestión. 
Y para muestra, la inclusión, por parte de Asiron, de la abogada de los asesinos de Tomás Caballero, y de otros tantos etarras, Amaia Izko, en la lista de Bildu al Ayuntamiento de Pamplona. Y acompañando a Amaia Izko sigue el concejal Abaurrea, compañero de corporación de Tomás Caballero que nunca ha condenado su asesinato. Vuelta de tuerca a la libertad, a la democracia y a la dignidad en esta ciudad. 
¿Que nos queda por ver? Sólo que la próxima vez les ofrezcan un sillón de concejal a los asesinos de mi padre. Y esa será la última infamia. 
María Caballero 
Concejal de UPN en el Ayuntamiento de Pamplona

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