sábado, 13 de abril de 2019

EL · A · 2 ELISEO

El·A·2 ELISEO, matrícula NA 9092. Una genialidad de Eliseo
—Estoy preparando un número excepcional.
—¿Puede saberse?
—Sí, pero bajito, no se vayan a enterar. Pienso poner una buena hélice y bajar desde la tapia del Hospital a la explanada de la Uni.
Y llegó el día y -¡chan-ta-chan!- se abrió el telón: El·A·2 fue la gran sorpresa que nos dio este niño grandullón.
Estación del Norte (Memorias Viejo Pamplona)
Dos años después, el 19 de febrero de 1966, a los 62 años de edad, se cerraba el telón en la Estación del Norte, bajo las ruedas de un tren.

0. Hemeroteca DN
20/02/1966...Hacia las ocho y media de la mañana de ayer, las dos últimas unidades del tren que sale para Alsasua arrollaron a nuestro popular y querido Eliseo Sanchiz....
Testimonio impresionante:
Jesus Arrondo "Una vez al año venía a Villafranca a comprar “piñas de saltar”(1). Lo acompañada mi abuelo, Marcos Arbea, por las casas en las que tenían pequeñas cantidades. A los niños nos hacía pequeños juegos malabares y nos contaba historias de Africa, donde decía haber coincido con mi abuelo en Larache. Comía en mi casa un gran plato de patatas con abadejo, y al tren con la carga y alguna verdura de regalo. El día anterior a su muerte lo vi muy compungido y solitario en el bar de los Maristas. Su muerte me impresionó y a mi abuelo mucho mas"
(1) Recogía por las casas mazorcas de maíz (panizos). Con ellos hacía, echándoles miel,
'crispetas carameladas': un bloque con forma de ladrillo y envuelto en papel de celofán

1. Hemeroteca DN
El 23 de octubre de 1963, dos años y 4 meses antes de su muerte, en este excepcional artículo, Joaquín Jiménez, periodista de Diario de Navarra, le hace a Eliseo esta entrañable entrevista. Quiero felicitar a Joaquín por saber presentar el lado más humano, más infantil -en el mejor de los sentidos- de este heladero que supo endulzar a varias generaciones de niños pamploneses y de muchos pueblos de Navarra (sobre todo, los que tenían buen frontón)


USTED LE CONOCE-ELISEO SANCHIZ
“Los chavales más traviesos son los del Instituto. Y también los más majos."
¿Alguien puede aportar algún dato?
Paseando en su vehículo —mitad moto, mitad carro— el popular Eliseo lleva cuarenta años vendiendo helados por Navarra. Son varias las generaciones que han hecho rabiar a Eliseo. Todos, cuando niños, hemos ido con nuestra peseta a comprar crispetas y a escuchar sus emocionantes aventuras.
—¿Ha estado en África cazando leones?
—No, pero no lo diga. Me agrada entretener a los pequeños y contarles historias. Me encanta hacerles felices, ¡ea!
—Y nunca le hacen salirse de sus casillas?
—Muy a menudo! Aunque, la verdad, se me pasa pronto.
—¿Cuándo han sido los chavales más pillos?
—Yo creo que ahora. Sí. Ahora hacen rabiar más, pero te dejan más dinero y tienes que aguantarte. Y, además, ya me voy haciendo viejo y me canso antes.
—Quiénes son los que más le traen por la calle de la amargura?
—Los más traviesos son los del Instituto. Y también los más majos.
Eliseo es alicantino: de Bañeres. Cuarenta años de peregrinaje por Navarra han tenido la virtud de pegarle nuestros giros. Eliseo tiene sesenta años y casi medio más. Hasta los veinte años estuvo por su tierra, ayudando a sus padres en la labor de cocido de pan. Así ganaban el sustento para diez hijos. Eliseo era el más pequeño.
Bañeres, hoy Banyeres de Mariola
Aunque sólo vivió hasta los 20 años en Bañeres, se acuerda a la perfección de infinitos detalles ligados con su juventud. El que más grabado se le quedó fue el de su casa. Una vivienda de pueblo, a través de la cual, día y noche, podían pasar cuantos vecinos quisieran: era el punto más corto entre dos plazas cercanas También la figura de su padre ha supervivido en el tiempo.
—Recuerdo de mi padre que, una vez, cuando mi hermano dio con una piedra a una señora y vino el alguacil a detenerle, le contestó: “ese no, que me hace falta. Llévese a este otro”.
—,Y quién fue el justo que pagó?
—El justo fui yo. Pero mi padre era una persona admirable.
La tienda de la Avenida Guipúzcoa.
Lo que más se admiraba de él era su fuerza. Si querían cambiar de Ayuntamiento, recurrían a él y los nuevos concejales se hacían cargo de sus ocupaciones. En aquellos tiempos la fuerza era lo único que se respetaba; y mi padre tenía mucha.
Sin embargo, a los veinte años Eliseo tuvo que venir a Pamplona. La escasez de trabajo por aquellas latitudes durante los años veinte le obligó a ello. Vino a nuestra ciudad como vendedor de helado a sueldo. En 1934 contrajo matrimonio. Desde entonces, y merced a su propio trabajo, ha ido subiendo.
De la garrafa inicial transportada al hombro, se ha convertido en el propietario de dos carros y de una moto bien carrozada. También posee una pequeña tienda en un barrio de Pamplona, en la que despacha algunas golosinas y donde durante la noche reposan todos los instrumentos de su trabajo.
—Ahora vendo a los nietos de mis primeros clientes, hoy convertidos en médicos y hasta abogados.
—¿Y por Navarra?
—También me quieren mucho. Especialmente los curas, a los que les despachaba cuando eran seminaristas.
—¿Clientes antiguos?
—¡A saber! Cuando menos me los espero, muchachos ya mayores me hacen detener el carro y me dan un duro o dos: “en pago a los helados que nos daba a fiar», me dicen; «Y lo que hemos de purgar por todo lo que le hemos hecho”, me dicen otros.
Eliseo es un hombre bueno. Su paciencia, de patriarca. El horario que sigue, sano. A las seis —las siete lo más tarde— ya está en pie. Luego una visita al Instituto y, después, a la Plaza de la Cruz. Los Jesuitas, la Vuelta del Castillo —al mediodía está concurrida— y para terminar a atender la salida de los Jesuitas, Escolapios y Salesianos. Y si puedo —especialmente cuando voy por pueblos— dedico un rato a mis aficiones: pelota y toros. Sé jugar y perder, y hasta me ha tocado capear algunas vacas. Ya no estoy para esos trotes.
—¿Y no toca la Universidad?
—Esta semana voy a bajar. Sólo que estoy esperando a que refuercen el motor: estoy preparando un número excepcional.
—¿Puede saberse?
—Sí, pero bajito, no se vayan a enterar. Pienso poner una buena hélice y bajar desde la tapia del Hospital a la explanada de la Uni.
—¡Ande, ande! ¡Hábleme de Africa!
Joaquín JIMENEZ
Foto Alberto Crespo. Dulces Eliseo, en el cruce de Cuatro Vientos. Hoy, a la vuelta de la esquina
2. Revista Ezcaba
Es otra entrevista hecha a la familia en 2016, 50º aniversario del fallecimiento de Eliseo. La familia, además de aportar un montón de datos sobre la vida de Eliseo y la tienda que fundó en la Rochapea, cedió unas cuantas fotos únicas que, excepto la de Calleja y Lafuente, son las que adornan esta entrada. Muchas gracias a la Revista y a la familia de Eliseo.

TEXTO: MIGUEL J. LÓPEZ DE SABANDO. FOTOGRAFÍAS: CEDIDAS

"Dulces Eliseo", 70 AÑOS EN LA ROCHAPEA
En el Frontón con un pelotari
En este número queremos recordar a un pequeño comercio rochapeano emblemático: "Dulces Eliseo". Nos habría gustado realizarlo antes, pero no fue posible por problemas de salud de los nietos y nietas de Eliseo. Eliseo Sanchiz Sanz fue lo que se llama ahora un emprendedor, y como se dice de los grandes empresarios, fue también un "visionario". A la vez que "grande", fue un pequeño comerciante rochapeano que dio mucho que hablar. A base de trabajo y esfuerzo sacó a su familia adelante y llevó sus dulces, helados y crispetas a todos los lugares que pudo. A los 62 años nos dejó en un desgraciado accidente en la estación. Por ello, desde la Revista Ezkaba, tras charlar con Ricardo y María (nieto e hija de Eliseo) en su domicilio familiar, os invitamos a conocer la historia de "Dulces Eliseo" mediante esta especie de homenaje.
E: ¿Cuándo se fundo Dulces Eliseo?
M: La primera tienda la tuvo en la calle Lindachiquia donde vivíamos tras trabajar anteriormente en "La Vital". Un amigo de él, Juan Arbizu, que fue mi padrino y que tenía la "Cafetería Delicias", y al que le faltaba una pierna, le dijo a Eliseo si quería sustituirle en el puesto de la estación del tren. Eliseo le dijo que sí, que ya seguiría. Esto fue en el año 1944, pero a Pamplona Eliseo llegó unos diez años antes. Vino a Pamplona antes de la guerra en el 1930 o 1931. Salieron del pueblo porque allí no había futuro. Eran once hermanos y empezó en la heladería "El buen gusto", en la calle Chapitela. Tras ello encontró un piso en la Avenida Guipúzcoa y, como no podía compaginar la primera tienda y el puesto de la estación, dejo la tienda y se estableció en la Rochapea. En la estación vendía pastillas "Dos Cafeteras", peladillas, garrapiñadas y caramelos. Después montó la tienda en la Avenida Guipúzcoa; compaginaba las dos cosas y nosotros vivíamos encima de la tienda. En la tienda de la Avenida Guipúzcoa se vendía helados, pan y de todo en general; como decía la abuela, era un "colmao". El era de Bañeres, provincia de Alicante (donde, a modo de curiosidad, hay que decir que tiene una calle con su nombre).
E: ¿Cómo fueron los primeros años en la tienda?
María Jesús, Luis, María Teresa, Águeda, Eliseo,
  María Carmen y Vicente
R: Allí estaban el abuelo, la abuela, Tere (que era la hermana mayor), María y Carmen, la hermana pequeña que falleció. Además, el tío Vicente se ocupaba del puesto de la estación con el carro. A los años, había un señor que se llamaba Gregorio Crespo que vendía helados en triciclo en Sanfermines, a la salida de los toros, y en las fiestas de los colegios, como los Escolapios. En el triciclo ponía "Helados, Dulces y Crispetas". El abuelo tenía la motocarro para vender el helado por Pamplona. Además, también salía a vender helados a pueblos de Navarra. "La Tere" hacia el helado en la tienda para el abuelo. Facturaban el helado en el tren o autobús y el abuelo lo vendía por los pueblos con el burro. Vendía en pueblos como Echarri-Aranaz, Alsasua, Irurzun, Izurdiaga, Mezquiriz, Isaba o Roncal. El tío Vicente estuvo en la estación hasta que falleció el 1 de diciembre de 1970, tras lo cual, María tomó el relevo al tío en la estación.
E: Después de los helados, las palomitas fueron vuestro producto estrella
R: Después de fallecer el abuelo, dejamos de hacer helados y empezamos con las palomitas. Repartíamos a todos los cines de Pamplona. Llegaron a distribuirse por Burgos, Vitoria o San Sebastián. Yo trabajaba por las noches haciéndolas y venían ellos a buscarlas. Venían a las dos o tres de la mañana pidiendo que les preparase 5000 bolsas y yo las hacía, las envasaba y se las llevaban. Fueron años que trabajamos mucho con este producto. Cuando empezaron con las maquinas de hacer palomitas en los cines, este negocio se acabó para nosotros. Tambien llevamos unos años el puesto de chucherías de los cines Olite. Yo dejé la tienda y empecé a trabajar de transportista hasta que me dieron la incapacidad laboral por motivos de salud.
E: ¿Cuántos años estuvo la tienda en la Avenida Guipúzcoa?
R: Desde 1944, hasta que se derribó el edificio; unos 55 años en total. Luego, la tienda de Marcelo Celayeta la abrimos en el año 2001 y estuvo abierta hasta enero del año 2014.
E: ¿Había más comerciantes como tu abuelo en aquella época?
R: El de "La Vital" en Paseo de Sarasate, pero era más de vender hielo y helado. También estaban Juan Arbizu de las "Cafeterías Delicias", Helados Italianos (La Nalia), en los Maristas estaba Helados Fani, pero, la verdad, que no se movían tanto como mi abuelo.
Eliseo durante el Camino de Santiago (1965)
E: ¿En qué año hizo Eliseo el camino de Santiago?
R: Salió el viernes 23 de abril de 1965 y lo hizo en su burro llamado "Molinero". Llegó el 28 de mayo. Allí llevó una gran torta de maíz para el Arzobispo de Santiago de entonces.
E: ¿Por qué decidisteis cerrar la tienda de Marcelo Celayeta?
B: La tuvimos que cerrar por motivos de salud y familiares.
E: ¿Cómo veíais la Rochapea entonces y como la veis ahora?
R: La Rochapea ha pegado un cambio terrible. Está irreconocible; no se le reconoce en nada. Hay demasiadas viviendas.
E: Os quedasteis sin despediros del vecindario. Ahora tenéis ocasión
R: Estamos agradecidos a todo lo que ha sido la Rochapea. Los vecinos se han portado muy bien con nosotros, con el abuelo en su día y con el resto de la familia. Si no hubiera sido por la gente, no habríamos durado 70 años en el barrio.

Para ti, Eliseo
Bañeres hoy se llama Banyeres de Mariola, una sierra que da nombre a una canción que aprenden todos los niños valencianos y algunos que no lo somos. Pasaste los primeros 20 años a las faldas de esa Sierra de Mariola y tuviste que aprender sin duda esa canción. Para ti, Eliseo, por endulzarnos la infancia y asombrarnos con tus historias.


Quiero daros la enhorabuena a todos los que habéis comentado en Face. Me habéis convencido de que Eliseo sigue bien vivo en vuestros recuerdos. Enlazo estos comentarios en la entrada. Gracias

3 comentarios:

Maria Luisa Aguayo Arrizurieta lo dijo...

Yo lo Conocí en mi Pueblo Isaba Y A Toda Su Familia Tenía Unas Hijas Guapísimas. SE Hospedaba En Mí Casa, Por Las Noches Hacía Los Helados Para Él Día Siguiente Nos Endulzaba y Refrescaba Las Fiestas. Era Una Gran Persona.Mo Que Yo No Sabía Qué Murió Arroyado por El Tren, Estaría Depresivo??? Lo Siento Porqué Ahora lo vamos a echar en falta
Un Sonrisa Al Cielo, y Desca nze en Lar Paz Eterna.

Unknown dijo...

Recuerdo comprarle los de cucurucho en mi calle de la Chantrea, Francisco Irías. Menuda paliza se pegaba, lo recuerdo con mucho cariño.fue una de esas personas que se quedan en la memoria y el corazón.Un fuerte abrazo a su familia.

desolvidar dijo...

Una de las mayores satisfacciones de un blog es cuando desde la noche de los tiempos de 1963 se te aparece Joaquín Jiménez, el autor de la preciosa entrevista a Eliseo, y te dice cosas tan bonitas como ésta:
"Querido Patxi:
Quiero agradecerte muy sinceramente tu entrañable y muy cariñosa presentación como autor de una entrevista a Eliseo en tu blog. Y que acabo de conocer, no sé si con retraso sobre su publicación, gracias a un buen amigo pamplonés. 
Recordar hoy, sorpresivamente, aquella entrevista al cabo de 56 años, me ha provocado una serie de sensaciones extrañas y hasta contradictorias, y me ha golpeado de repente con una montaña de recuerdos. Es como si estuviera pasando revista a toda una vida. 
Te agradezco infinito que, de manera involuntaria, hayas sido el motor de esta vuelta al pasado. Que viene muy bien, te lo garantizo. 
Te apunto que no era todavía ese periodista de postín que dibujas en tu entradilla, sino un alevín presuntuoso que, en aquel momento, cursaba primero de periodismo en la Uní de Navarra, en la Cámara de Comptos para más detalle, y que trabajaba como meritorio en el Diario, todavía entonces, y por muchos años, en el número 49 de Zapatería. 
Hoy, al cabo de más de medio siglo como profesional, y casi diez como jubilado, sigo colaborando con algunos medios en la red y soy, desde hace casi un decenio, el Secretario de la Real Congregación de San Fermín de los Navarros, en Madrid.
Y dada tu vocación memorialista, me permito sugerirte que, a ratos perdidos, eches un vistazo a nuestra web (https://www.sanfermindelosnavarros.org), donde encontrarás algún motivo de interés de los 350 años de presencia Navarra en Madrid.
No quiero cansarte más. Me tienes a tu completa disposición, si necesitaras cualquier cosa de este jubilata y navarro en ejercicio. Me gustaría que pudiéramos mantener el contacto, aún a pesar de que este pobrecito informador no haya participado en OT... 
Un fuerte abrazo, Joaquín"