jueves, 30 de agosto de 2018

Nicolás Ardanaz: 6. Composiciones

El negocio familiar, en la Calle Mayor de Pamplona
Hace casi un año, encontré en la Feria del Libro antiguo una verdadera joya: el Catálogo de la exposición de fotografías de Nicolás Ardanaz que se hizo en el Museo de Navarra, en el año 2000. 
Cristo, incensario, años 60
En diferentes entradas, he ido recogiendo, por orden, los diferentes capítulos  del catálogo de aquella exposición. Hoy nos toca el sexto: Composiciones.
He creado un álbum para tener juntas todas las imágenes de Ardanaz en Facebook, según las vayamos publicando. Serán más de 70.
Nicolás Ardanaz (Pamplona, 1910-1982) fue discípulo del pintor Javier Ciga, droguero de profesión y fotógrafo aficionado en las décadas 1930-1970. 
Su trabajo se centró en Navarra, abarcando temas como paisaje, costumbres, modos de vida, fiestas (muy particularmente las de San Fermín), tipos, composición de objetos y cartel, siendo autor de los que anunciaron las fiestas patronales de Pamplona de 1965 y 1966.

Bodegón sanferminero, años 50
Composiciones (F.J. Zubiaur)
Concentradas en su mayor parte en la década de los sesenta, hay en el archivo de Ardanaz una serie de naturalezas muertas. ¿Significa algo esa concentración temporal? ¿Es la forma en que aflora de nuevo el pintor que quiso ser años antes, con Ciga como maestro?
Desde luego tienen que ver con los años de su formación —en su génesis son mucho más pictóricas que fotográficas— y con una tendencia clara hacia el clasicismo. Los signos "locales" -objetos, productos y referencias de la tierra- son identificables en muchas de ellas. 
Todas tienen en común un cierto tratamiento de la luz y del contraste, fuerte en ambos casos. El fotógrafo no ha querido saber nada con la luz artificial (que nunca manejó) 
Composición con jarra y frutas, años 60
Los bodegones han sido montados en su propio domicilio aprovechando horas de sol intenso. Persigue una respuesta tonal brillante, que consigue en parte, y suele dejar colarse por las esquinas de la tramoya alguna referencia a la ciudad. 
Estos ejercicios personales —no me consta que hubiera encargo alguno— no son los únicos en su producción. Hubo composiciones que ejecutó con regularidad aprovechando circunstancias casuales, como unos tallos en la nieve o una piedra o un reflejo en un curso de agua, pero tales composiciones son habituales en muchos fotógrafos. No así esta serie de bodegones regionalistas en los que, flotando por encima de su singularidad/convencionalidad, se adivinan muchas de sus preferencias a la hora de fabricar una imagen.
Para disfrutar, en todo su esplendor, de éstas y del resto de imágenes, pincha en el álbum:

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