sábado, 7 de abril de 2018

Peña, 11-XI-1943 Queridísima madre...

No hay palabras para expresar lo que se siente. Sólo una: ¡PEÑA!
Fue un 11 de noviembre de 1943, hace ahora 75 años. Peña celebraba a San Martín, su patrón, cuando, tras la Misa Mayor, escucharon un ruido proveniente del cielo. Al alzar la vista, vieron horrorizados que a un avión le seguía una larga estela de humo...

El 6 de abril del 18, en Diario del Recuerdo de hace 50 años, aparecía el homenaje que ese día de 1968, se le hacía a Walker, el piloto británico que el 11 de noviembre (San Martín) de 1943 se estrelló con su avión Mosquito en Peña. Y allí lo enterraron.
Peña siempre ha sido un imán para mí, especialmente después de que hace unos 30 años me hice con una casa en Gallipienzo desde la que se veía el roquedo sobre el que está enclavado (nunca mejor dicho) el pueblo. Fui decenas de veces, pateé sus ruinas, subí al cementerio y puse ramas de boj en las tumbas, incluida la de Donald Cecil.
Peña, desde Gallipienzo (pincha)
La primera entrada que hice en este blog, en 2008, hace ya 10 años, se titula "La última maestra de Peña". Os aconsejo que la leáis porque lo que vais a ver hoy parece una continuación, pero real, de esa entrada imaginaria. He estado en un tris de presentar la carta que vais a leer -de un testigo directo del accidente del avión- como si fuera de la maestra de Peña, doña Benigna, y dirigida a la maestra de Gallipienzo, doña Blasa. La verdad es que le iba como anillo al dedo. 
Pero siendo un documento auténtico y que no es mío, lo correcto es presentarlo como propiedad de quien lo recogió: Mikel Navarro Ayensa.
Lo que a mí ha llegado es una fotografía, y me las he visto para pasar la imagen a texto. De hecho hay algunas partes (por ejemplo, la firma, Julia?) que no acabo de pillar. Quizás vosotros me podáis ayudar.
Actualización 14.01.19
Y llegó en nuestra ayuda David Marañón. Me dice: "La carta está escrita por Doña Gloria Elio. Esta dirigida a su madre Doña Mª Luisa, propietaria de la finca. El Gabriel que cita es su marido Don Gabriel Ybarra.". Así pues, corrijo Julia? por Gloria. Mil gracias, David.

Es una carta de Gloria a su madre, escrita en Torre  de Peña (debajo de Peña, al norte) al terminar la jornada de fiesta mayor de San Martín, el 11-XI- 1943 (así escribíamos antes las fechas). Gloria, ya lo veréis, es una persona culta (podría ser perfectamente doña Benigna, ¡cachis!) y lo que cuenta está escrito todavía con la impresión de lo que acaba de ver.
Es un testimonio impresionante:

Torre de Peña -11 – XI - 1943
Queridísima madre:
¡Qué día más pródigo en acontecimientos el de hoy!!
Haz favor de pinchar
Con un sol bueno salimos esta mañana Gabriel y yo montados en los caballos; llegamos a Peña, donde había un gran gentío (recordemos que era el día del patrono, San Martín de Tours) y, después de descansar un rato, pasamos a la iglesia donde hubo gran misa y sermón, todo ello oficiado por el Cura de Rocaforte; a la salida y después de saludar a toda la gente, le invitamos a almorzar al párroco y con él salimos por el portillo que da salida al atajo.
Andaba -por variar- mucho viento y al bajar por el camino, junto a la mole del Castillo, dice el cura: “¡cuánto ruido hace el viento aquí!”. Sorprendido, atendió Gabriel y enseguida exclamó: “¡un avión!”.
Miramos todos hacia arriba; había justo una nube alargada, ligera, y a los breves momentos de mirar hacia el cielo, vemos salir de dicha nube un gran avión. Y cuál es nuestro espanto al advertir que le seguía una larga estela de humo detrás!!!
El avión bajaba a gran velocidad. Hubo un momento que se enderezó, pero bruscamente dio la vuelta, con lo cual pudimos advertir que era bimotor o trimotor y con gran estela de humo entraba en barrena y picaba hacia Verduces, desapareciendo detrás de ese monte y oyéndose a los pocos segundos una explosión tremenda, seguida de una nube enorme negra!!

Volvimos corriendo a pasar el portillo y nos encontramos a los peñuscos (gentilicio de los de Peña) mirando con horror el espectáculo y señalándonos un paracaídas que, muy alto en el cielo, se balanceaba por la sierra en dirección a Sos (al este del mapa).
Alguno fue hacia allí, pero lo interesante era ir al lugar del accidente, por si había habido alguna víctima. Rápidamente nos dirigimos todos y, después de una media hora de marcha, llegamos al sitio, encontrándonos que se trataba de un avión enorme y completamente destrozado; había tropezado contra una ladera y de allí había pasado a la de detrás, de forma que una val (un valle) se hallaba completamente llena de toda clase de despojos del avión y bastante humo.
Ya había gente y la Guardia Civil, pero ya no dejaban acercarse a nadie, pues había varias bombas* y, lo que es más terrible y que todos nos temíamos, un cadáver completamente carbonizado y destrozado, con el paracaídas desplegado junto a él. Figúrate la impresión que nos hizo a todos.
[Contra lo que dice Julia, la testigo del avión estrellado en Peña (Navarra), éste no llevaba bombas, sino que su misión era de observación. Veámoslo con detalle en La misión del avión estrellado en Peña (Navarra)]
Por las numerosísimos mapas y algún libro, observamos que se trataba de un avión inglés; traía los mapas del paso del Canal de la Mancha y uno del Bearne, ya que por lo visto traía la misión -así lo mostraban las bombas- de lanzarlas sobre parte de Francia.
¿Que les habría pasado, antiaéreos o avería? La cosa es que ese infeliz ha desaparecido para los suyos y que los demás -pues ese tipo de aparato lleva más de 2 tripulantes- ¿por donde habrán caído y cómo?
No te puedes imaginar la extensión tan grande que ocupaban todos los pedazos. Y se figura una (?) que el avión debió de dar un par de vueltas de campana. Fíjate por dónde, en este lugar tan apartado de todo, debíamos de ver uno de los horrores de esta guerra.
Esperamos con impaciencia el día de mañana, primero, para volver allí y poder recoger algo de papeles, mapas y si han quitado las bombas que eran solo de (IC?), mirar por dónde están los motores y luego, que nos figuramos que habrá movimiento de gente, aunque no sea nada más que el Juzgado a levantar los pedazos de ese pobre hombre que, me figuro, que habrá que enterrar en el cementerio de Peña.
El Niño y la señorita lo vieron perfectamente caer. Ya ves qué epílogo tan trágico ha tenido el día de San Martín! Lo que habrá sentido José María no haber querido aceptar nuestra invitación... Toda la tarde ha estado gente viniendo y por supuesto que Caseda se había desplazado entero.
Almorzamos con nuestro cura tardísimo
Falta algún trozo. Al principio hay unas líneas manuscritas que podrían ser el final (está la firma: Gloria). Yo entiendo esto: 
sucesos, ni acontecimientos inesperados en estas latitudes.
Cuideseme de que todo le haga bien. ¡Que horror (?) de guerra. Un abrazo de Gloria

Hasta aquí es el testimonio. Si alguien quiere ayudarme, puede descargarse el original en:

2 comentarios:

Javier dijo...

Sin duda una tragedia. Pero también sin duda evitó otra. No podemos olvidar que algo más de 50 000 franceses murieron por bombardeos anglo-americanos. Curiosamente diez veces más que por bombardeos alemanes ¿Donde iba a soltar sus bombas? ¿ Qué vecinos de Biarriz, Anglet, Bayona se salvaron con este suceso?

Unknown dijo...

Era un avión de reconocimiento