viernes, 22 de septiembre de 2017

J. Carlos Beiro: este domingo en Leiza


"O el recuerdo de cuando fuimos a Leiza en septiembre de 2002, tras el asesinato del guardia civil Juan Carlos Beiro. Nos pusimos con nuestra pancarta ("Viva la Guardia Civil") delante del cuartel (entonces el antiguo cuartel era una covacha, transformada hoy en gaztetxe) y bajaron llorando y emocionados los guardias para abrazarnos y agradecernos el apoyo. En mi vida he visto tan clara la desesperación, la marginación, el sentirse incomprendidos unos seres humanos."

pincha para leer bien los actos
Este domingo, día 24, se celebra en Leiza el XV aniversario de su -como todos- terriblemente injusto asesinato. 
Vayamos todos los que podamos, para acompañar a Marijose y para exigir justicia. Y es que el de Carlos es uno de los más de 300 asesinatos que les sale gratis a la banda ETA.
Esperemos que no vaya nadie que vuelva a hacer pasar un mal rato a Marijose, la viuda de Carlos.
Así lo contaba ella misma ante la no deseada presencia de Uxue Barcos, quien a toda costa quería convencerla de que tenía la conciencia muy tranquila:
Muy buenas, queridos amigos y compañeros de Leiza,
Sabéis que el año pasado me despedí de vosotros y de este lugar decidiendo que no volvería, puesto que las esperanzas se agotan, las ganas de seguir pidiendo justicia van mermando y cada día me siento más indignada.
Llevar a cuestas la cruz del asesinato de mi marido, viendo que el tiempo pasa y nada se sabe sobre quién o quiénes le quitaron la vida, es una carga que se hace muy dolorosa.
La falta de noticias, avances y la sensación que a veces sentimos las victimas de que existe poco interés por seguir investigando me lleva a perder la fe en todo, y sobre todo en la justicia, hasta el punto de que llego a sentirme mal por exigir lo que por ley nos pertenece.
Es por todo esto que el año pasado decidí no venir más al homenaje que os agradezco que sigáis haciendo. Pero, como veis un año más y ya son 13, no he encontrado otro lugar que no sea éste para compartir con todos vosotros este momento que, aunque doloroso, siempre está lleno de gratitud, buena gente y mejores palabras que siempre tenéis para mi familia, y todo ello pese al sacrificio que me consta que hacéis en esta tierra por estar hoy aquí.
En estos años, las cosas han cambiado en Navarra. También aquí, en Leiza, donde hay personas que hasta hoy nunca habían venido a este homenaje a Carlos, a mi marido, a un hombre que trabajaba por protegernos a todos, también a aquellos que hoy por primera vez vienen a honrar su memoria.
Tengo varias preguntas en la cabeza y no puedo dejar de decirlas en voz alta. Me pregunto cómo es posible que personas que no llaman al terrorismo por su nombre pretendan honrar la memoria de una víctima. Me pregunto qué pensaría Carlos si viese que quienes desacreditan el trabajo de sus compañeros vienen hoy al sitio donde lo mataron por ser, precisamente, un guardia civil. Me pregunto cómo alguien que se apoya en quienes justifican a ETA para presidir un Gobierno puede venir a un homenaje a un asesinado.
Si mis hijos me preguntan el porqué de todo esto, solo podre decirles que se trata de un ejercicio de cinismo. Solo les diré que las personas que deben ser su ejemplo en la vida son las coherentes con sus valores. Su padre lo era. Y yo lo seguiré siendo por mis hijos y por él. Y por eso estoy hoy aquí, para ser coherente, para decir alto y claro a quienes ahora quieren recordar a Carlos que primero tienen que limpiar su conciencia.
Quiero dedicar también unas palabras a quienes me apoyáis incondicionalmente desde el principio. Me acuerdo un día hablando con Carlos. Yo le reprochaba las muchas horas que dedicaba al trabajo, al cuerpo de la Guardia Civil, a hacer el bien, a ayudar a las personas, puesto que era su vocación, como muchos de vosotros sentiréis. Me contestó mirándome: “algún día, María José, se me reconocerá todo lo que dedico, todo el tiempo que paso y todo lo que hago...” Ahora sé que se sentirá orgulloso, allá donde esté, porque sabe que en momentos como este se le está reconociendo parte de su trabajo.
Solo me queda recordar que más de trescientas víctimas de ETA seguimos esperando que la Justicia resuelva nuestros casos. En muchos de ellos no hay detenidos, ni acusados, ni al parecer sospechosos.
Espero que llegue un día en que la historia juzgue los hechos, alguien imparcial diga cuál fue la actitud justa, la vuestra, la de los que recordasteis a Carlos desde el primer día, ofreciéndonos consuelo y comprensión, y cuál fue la actitud inhumana, injusta, intolerable, culpable y cómplice de quienes jamás condenaron el terrorismo ni nos dieron su apoyo.
Mientras eso llega, quiero deciros que vosotros sois los justos, los buenos, los patriotas y verdaderas personas, aunque nadie nunca llegue a reconocéroslo.
Me despido, con el recuerdo de Carlos siempre en la memoria, y un abrazo a todos.
¡¡¡Viva la Guardia Civil!!!
***
No quiero terminar sin dedicar un recuerdo emocionado a todos los compañeros de Juan Carlos Beiro que están cumpliendo con su deber democrático en Cataluña y que les está tocando bailar con la más fea: unos niñatos subvencionados con kits de supervivencia por la Generalitat y que se dedican a destrozar, eso sí, pacíficamente, los todoterrenos de la Guardia Civil. 
¡Más vale que estamos en un Estado autoritario!

No hay comentarios: