jueves, 31 de agosto de 2017

'Maxi la cutera' (Máxima Ayerri)

Julio Cía 1953.  0. Casa de Vergara (J:J: Arazuri)  1. Bloque existente; lechería madre de
mi informante  2. Portalón-túnel  (quizás tapado por el carro) desde la calle
 al camino
Buen trabajo el de mi informante, 'Homero', identificando el lugar exacto de la cochiquera de 'Maxi la cutera' y llevando al Sitna y Maps los edificios de la fotografía.
***
No son muchos los datos sobre Maxi la Cutera que puedo ofreceros. Ni siquiera una fotografía de ella, aunque sí de su marido. Espigando en hemerotecas, preguntando a mis hermanos mayores, en páginas de internet,…, aparecen siempre frases cortas de una o dos líneas, destellos, flases... Mis recuerdos son también muy confusos. Creo que alguna vez la vi por la esquina de Curia con Dormitalería, pero no estoy seguro ni de eso. A partir de esta información, a pesar de ser tan escasa,  se puede afirmar con toda seguridad que:
0. Se llamaba Máxima Ayerri y el 12.09.1930 DN da noticia del nacimiento de una niña -Blanca- con el popular industrial don Ramón Ollacarizqueta (1895-1938):
1. Que era una mujer pequeña, de cuerpo doblado, aspecto sucio y desaliñado. Llama la atención de alguna hermana mía que llevara los zapatos rotos por detrás, de modo que se le veían los talones. Estos datos sobre su aspecto y vida marginal son todos posteriores a su viudedad, en 1938.
2. Que tenía una pocilga en la calle Errotazar. Se decía que iba tan sucia porque dormía con los cerdos. A metro y medio sobre el suelo -donde estaban los cutos-, tenía un cobertizo hecho con cuatro tablas donde dormía ella.
Chiste cruel 09/04/1989 La Semana Navarra Humor en conserva
Maxi, la cutera 
Era una mujer de aspecto sucio y desaliñado que criaba cutos en las afueras de Pamplona. Aseguran que dormía con ellos en la pocilga y, en una ocasión, le preguntaron:
-Oye, Maxi, es verdad que duermes con los cutos?
-Sí, hombre, y bien a gusto...
-Pero, ¿y el olor...?
-¡Bah... ya se han acostumbrado los pobrecicos...!  
0. Casa de Vergara 1. Lechería madre de mi informante  2. Túnel desde la calle al 
camino  3. Cochiquera de Maxi  4. Cauce del Canal  5. Puente San Pedro sobre el Arga
Portalapea, 1930 y hoy
3. Solía llevar un carro o carretilla en la que recogía sobras, peladuras para sus cutos (de ahí lo de ‘la cutera’). Hay que darse cuenta de que en la Pamplona de entonces no se tiraba nada. Nosotros, por ejemplo, las peladuras de las patatas se las llevábamos a las Siervas de María, de la Plazuela de San José, que tenían gallinas en la calle del Redin.
4. Aunque recorría las calles de la Navarrería y San Cernin, tenía el “cuartel general” en la belena de Portalapea (aunque Briñol asegura que en la de Pintamonas, o ‘Patio de los gatos’)
El 'Olla', marido de Maxi
5. A pesar de su aspecto, tenía fama de rica, con montañas de pesetas escondidas en algún lugar…  (esto no sólo pasa en Pamplona. En San Sebastián decían lo mismo de Chanchillo)
6. En varias páginas se asegura que sacó adelante a tres hijas, a las que dio estudios.
7. Y ahora viene el dato más sorprendente: esa mujer estaba casada con Don Ramón Ollacarizqueta (1885ca-Febrero de 1938), carpintero y popular personaje de la Iruña de principios de siglo, que compuso (con algunas ayudas que ya contaremos) para las fiestas patronales de la ciudad el "Píspiri",  unas coplas que también llegaron a hacerse muy populares. A partir de 1938, Máxima Ayerri quedó viuda y -supongo- se transformó en Maxi "La Cutera".
8. Si ya vimos un poema a Hojalata, terminamos con este otro, para Maxi la Cutera, que le dedica Juan José Erburu:
Maxi la cutera
No seré yo quien fabulitas urda
ni historia que no sea verdadera;
verdad es la de Maxi la cutera,
vieja astrosa, misántropa y palurda,
que, a ratos libres, entre curda y curda,
unos puercos criaba, zaborrera.
Nunca logróse averiguar quién era
más pestilente, ella o su zahúrda.
Pero aquel esperpento desastrado,
aquella cochambrosa arrabalera
tres hijas trajo al mundo de buen grado,
en sendos amoríos de soltera,
y a las tres, con su esfuerzo denodado,
les pagó -¡qué heroísmo!- su carrera;
si alguien mereció un "¡chapó!" sonado,
ese alguien fue Maxi, La Cutera.

miércoles, 30 de agosto de 2017

Cataluña, el 25% de un fusil español (Euskadi el 50%)

 
"Quien quiere la paz, no trafica con armas", le decían a Felipe en la manifestación del sábado contra los atentados terroristas. Pero el argumento se ha vuelto en contra de la Generalitat: resulta que una cuarta parte del comercio de armas español procede de Cataluña.
De todos modos, es conveniente recordar que los muertos de las Ramblas lo han sido por una simple furgoneta. ¿Qué hacemos, dejamos de fabricar y exportar furgonetas?
Interesantes comentarios en Facebook
Me manda un amigo este trabajo de investigación:
Después de las acusaciones que se vertieron en la manifestación del pasado fin de semana en Barcelona sobre el rey Felipe VI y sobre Mariano Rajoy de venta de armas a determinados países, me ha picado la curiosidad y he querido saber hasta qué punto en Cataluña no se comercia (o sí) con armas y la verdad que el resultado es sorprendente.
Una de las ventajas que tienen las aduanas españolas es su transparencia y tan solo hace falta tener acceso a internet para saber qué se produjo y exportó desde Cataluña durante los últimos años. Pues bien, resulta que una cuarta parte del comercio de armas español procede de Cataluña y los datos son los siguientes:

El principal patrocinador del Barça durante años ha sido Quatar 
 - Año 2014: Cataluña exporta 3.786 toneladas de armamento por valor de 42,1 millones de euros. Es el 24,02% del volumen total de facturación por venta de armas en España (175,3 millones de euros).
 - Año 2015: Cataluña exporta 3.987,5 toneladas de armamento por valor de 49,4 millones de euros. Es el 26,08% de la facturación total por venta de armas en España (189,2 millones de euros).
 - Año 2016: Cataluña exporta 3,646 toneladas de armamento por valor de 44,7 millones de euros. Es el 25,18% de la facturación total por venta de armas en España (177,5 millones de euros).


En el Top 10 de los destinos de exportación de armas catalanas se encuentran países tan pacíficos y democráticos como la República Democrática del Congo, Rusia, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Estados Unidos, Irán o Brasil. 


Teniendo en cuenta que en ningún momento la Generalitat de Catalunya ha puesto impedimento al desarrollo de la industria armamentística en su territorio, todo esto me plantea varias dudas:
 - ¿El comercio de armas producidas y exportadas en y desde Cataluña es menos peligroso que el generado en las restantes 16 CCAAs? 
 - ¿Acaso las armas catalanas que llegan a Kinsasa, Ryad o Cechenia se cargan con amor y amistad en lugar de con balas?
 - ¿De la producción y comercialización de estas armas en Cataluña también son responsables Felipe VI y Mariano Rajoy? ¿Están exentos de toda culpa la clase empresarial catalana y la Generalitat de Cataluña (a la que se le atribuye la competencia exclusiva en materia de comercio según el artículo 121 del Estatut de Catalunya)? En caso afirmativo, ¿por qué?
 - ¿Ha renunciado o piensa renunciar el gobierno de Junts pel Sí a la recaudación de impuestos que le puedan corresponder fruto de las actividades empresariales armamentísticas desarrolladas en su territorio? 
 - Los que llevaron el pasado fin de semana una pancarta de "Les vostres polítiques, les nostres morts", ¿piensan hacerle una igual a Puigdemont y a Junqueras con sus caras? 

Quienes llevaron esa pancarta, la próxima vez que saquen una, deberían informarse de qué se fabrica y con qué se comercia en su propia casa.

lunes, 28 de agosto de 2017

«HOJALATA». IN MEMORIAM (J.J. Erburu Larrea)

Esta entrada es un complemento de 

Nuevos datos sobre 'Hojalata', el torero de la calle


Juan José Erburu Larrea “Ibero. El pueblo y su historia”
XVII. «HOJALATA». IN MEMORIAM
Hace unos días, en el transcurso de una comida celebrada en la casa que un amigo tiene en el campo, se suscitó el tema del olvido en que han caído aquellas personas que en Pamplona, años atrás, se labraron una leyenda con su forma de ser y comportarse, de tal manera que su nombre estaba en boca de todos.
En la discusión entablada entre los asistentes hubo quien, en términos jocosos, apuntaba dirigir una súplica al Ayuntamiento de la ciudad, solicitando se erigiese un monumento o se dedicase una calle de único nombre que recogiese el de todos ellos. Aparte de varios que fueron citados, el más nombrado y conocido resultó ser «Hojalata». Salieron a relucir infinidad de chascarrillos referentes al personaje, todos le conocieron y bastantes habían hablado con él, aunque pocos sabían de sus orígenes y su anterior vida. Me interesó el tema y he rastreado un poco el devenir del personaje en aquella Pamplona donde transcurrió la vida de «Hojalata».
Se llamaba Esteban Ibarrola Cullet. Dicho así, a pocos le sonará el nombre y creo que, en la actualidad, no serán muchas las personas que lo relacionen con un personaje que en la Pamplona de hace cincuenta años fue conocidísimo por la mayoría de sus habitantes.
Porque en los años cincuenta y sesenta, ¿quién no conocía a «Hojalata»?
Este era el apodo que le aplicaron desde que comenzó a trabajar de fontanero. En aquellos tiempos se aprendía el oficio comenzando de ayudante o aprendiz de un veterano en la materia. La fontanería en aquellos años era un trabajo de «artistas», había que hacerlo todo a mano: preparar las tuberías, hacer roscas, torcer los tubos a base de candilejas, prácticamente se estaba más tiempo en el banco haciendo los preparativos que culminando el montaje. En la actualidad lo puede hacer cualquier novato, viene todo preparado y basta con empalmar tubos y apretar las tuercas.
Entiendo que este habría sido el camino seguido por Esteban y lo debió de recorrer con mucho aprovechamiento, si hacemos caso a las referencias que de su habilidad con la candileja nos han llegado, de ahí el alias Hojalata. Hablaremos más adelante sobre ello.
La mayor parte de los que le conocieron lo recuerdan como el bufón del barrio de Calderería y San Agustín, del hazmerreír, el desecho humano al que se le podía insultar, expulsar de los bares dejándolo tirado en la acera o en el portal de su casa, incapaz de acceder al piso en que vivía.
Pero anterior a este, hubo otro Esteban, el muchacho que aprendió el oficio, que trabajó, que dejó muestras de su buen hacer en sitios tales como el Hotel La Perla, cuyas conducciones de agua, sanitarios, etc. él montó, un «Hojalata» hijo de una digna familia, con varios hermanos trabajadores como él y que, por causas que se nos escapan, se dio a la bebida para terminar alcoholizado y arrastrándose por las calles de la ciudad.
Esteban Ibarrola Cullet nació en el pueblo de Ibero el año 1917, hijo de Benito, natural del mismo, y de Francisca Cullet, natural de Azpíroz. Aparte de Esteban, el matrimonio tuvo otros seis hijos, cuatro mujeres y dos hombres, nacidos todos en el citado Ibero. Al igual que otros vecinos del lugar, vivían de unas pocas tierras arrendadas a algún terrateniente, ocupación que les proporcionaba un mísero pasar, por lo que la familia tomó la decisión de abandonar el pueblo, nada tenían propio, y acercarse a la ciudad en busca de trabajo y morada. Esto debió de ocurrir hacia el año 1930, ya que en esa fecha el padre, Benito, solicita al Ayuntamiento del pueblo de Ibero un certificado de buena conducta. ¿Lo necesitaría para algún trabajo?
Para entonces, Manuela su hija mayor, llevaba tiempo sirviendo en casa de unos señores en el pueblo de Burlada y parece ser que, por mediación de estos, o en la misma casa, encontró acomodo toda la familia hasta que la citada se casó y pasaron todos a vivir en el piso de la Calle de Tejería, piso que conservan los hijos de Manuela.
Dado que en aquellos tiempos se entraba de pinche o ayudante a temprana edad, entiendo que serían los años cuando Esteban comenzó su aprendizaje de fontanero. Esta situación de «meritorio» entrañaba un lado positivo, los conocimientos que se adquirían, pero también lo negativo de caer con un maestro poco escrupuloso de cara a encarrilar la enseñanza del alumno.
Las más de las veces ocurría lo segundo: el comportamiento del patrón venía a ser despótico, que, cual dueño de horca y cuchillo, tiranizaba a los aprendices imponiéndoles los trabajos más desagradables y penosos rehuidos por los oficiales, empleando la táctica de ser débil con los fuertes pero fuerte con los débiles, ocurriéndoles a estos que, aparte de no cobrar soldada mientras duraban los años de aprendizaje, eran sometidos a toda clase de vejaciones, tanto de palabra como de obra.
No digo que todos ellos obraran de esta manera, no, pero la mayor parte se regían por este o similar método de enseñanza. Conforme se ganaba en años y experiencia, se asumían nuevas responsabilidades, comenzaba el tiempo de poner en práctica lo aprendido, hasta entonces la responsabilidad concernía al oficial al que habías acompañado, a partir de entonces, debías ser tú el que lo hiciera. Esto en el caso de que hubiera trabajo de por medio, en caso contrario, a la calle y a buscarte la vida.
Por referencias que me han llegado, Esteban se encontraba en el primer grupo de aprendices afortunados. Trabajaba para un patrón que tenía el taller en la Calle de Calderería junto con dos operarios más, era un buen trabajador que había asimilado los secretos del oficio, de tal forma que, pese a su juventud, era enviado allá donde se presentaban dificultades, y era tenido en gran estima por su valía.
A los diecinueve años fue movilizado como gran parte de la juventud y llevado al frente. Tuvo fortuna y, tras los tres años de contienda, volvió a casa, aunque nuevamente tuvo que reincorporarse y hacer dos años más de «mili» a cuenta del «maquis».
Quienes le conocieron de toda la vida, Ibarrola antes y «Hojalata» después, achacan a las penalidades sufridas durante todos esos años la transformación ocurrida años más tarde en la persona de Esteban.
Reanudado el ritmo de vida tras el paréntesis de esos cinco años, ningún síntoma hacía prever que el comportamiento fuera a ser diferente al que había tenido años atrás. Nada hacía sospechar el cambio tan profundo que se estaba gestando, ningún detalle daba a entender que algo especial había irrumpido en su cerebro, que comenzaba a adueñarse y terminaría cambiando su personalidad.
¿Fueron las penalidades sufridas en la contienda, los recuerdos dolorosos, las tribulaciones padecidas, los que debilitaron su cabeza? ¿O fue el triste devenir de la posguerra, la vida mísera de aquella etapa tan larga, la falta de futuro lo que motivó el cambio? ¿Fue el alcohol el puerto donde recalaron sus ilusiones, donde enterró sus desencantos, donde encontró el escape a sus pesares?
Con el transcurso de los años, la personalidad comienza a tomar nuevos derroteros, no se interesa por los trabajos que desarrolla, pierde la afición por el trabajo bien hecho, comienza a abandonar la profesionalidad que le ha caracterizado sin importarle que el acabado esté bien o mal, poniendo más empeño en los bares del entorno, que comienza a visitar con asiduidad. Es la cuesta abajo que le conducirá a la degradación.
Durante bastantes años, el patrón, sea como recompensa de los años bien trabajados, por amistad o por caridad, lo mantuvo en nómina, bien es verdad que, como lo bien aprendido nunca se pierde, en los ratos que se encontraba sobrio, acudía al taller echando una mano en lo que hiciera falta, pero eran los menos y si acaso por las mañanas.
Conforme fue deslizándose por la pendiente del alcoholismo, comenzó a desvariar obsesionado con el toreo y, creyéndose una figura, la mayor parte de las tardes armaba el taco en la calle de la Estafeta, haciendo el paseíllo como si estuviera en la plaza y, empleando la boina como muleta, daba toda clase de derechazos, naturales, chicuelinas, manoletinas y todas las «finas» del repertorio, ante la atenta mirada de los paseantes que, tras la sorpresa inicial, lo jaleaban con «olés» como si del mismo Manolete se tratara. Y todas estas artes taurinas las desarrollaba no ante algún cornúpeta escapado de los corrales, no, sino con los coches y motocicletas que circulaban por las calles, poniendo en grave peligro tanto su integridad, dado su afán por arrimarse a la «fiera», como la de los conductores por esquivarlo.
Sus «actuaciones» comenzaron a ser la comidilla en las tertulias de bares y tabernas del barrio de Calderería, en el momento que entraba en cualquiera de ellos, su presencia era motivo de algazara y bullicio a cuenta de la controversia que se organizaba entre los que decían admirar la clase que atesoraba, defendiéndolo y los detractores, negándola. Hubo ocasiones en que fingieron llegar a las manos, cual seguidores de Belmonte y el Gallo, desistiendo del enfrentamiento cuando intervenía a ruegos del respetable poniendo las cosas en su sitio, sentencia que era acatada por ambos bandos sin rechistar.
Somos los humanos crueles con nuestros semejantes que adolecen de algún defecto, en vez de ayudarles nos regocijamos aireándolo y en el mejor de los casos lo ignoramos, o lo alentamos sabiendo que le estamos perjudicando, pero como nos divierte...
Esto era lo que ocurría con el «Hojalata», cada invitación era un paso adelante hacia el embrutecimiento de su cerebro, cada vaso de vino era un atentado a su cabeza enferma, un empujón en la cuesta abajo que terminaría en la idiotez.
Y esto era alentado por sus «amigos», sus conocidos de toda la vida, con los que habían jugado en otros tiempos, habían correteado por el barrio, los que habían trabajado con él. Ahora se había transformado en el histrión y causaban gracia y risas sus «faenas» y, aunque veían que aquel camino conducía a su destrucción, lo jaleaban, riéndole las «gracias».
Para entonces, los años cincuenta, el patrón lo había expulsado de su empresa viéndose obligado a buscar trabajo diferente. En aquellos años de penuria, Navarra era un desierto en cuanto a ofertas de trabajo. Existían en la ciudad «cuatro» pequeños talleres que empleaban escasa mano de obra y los que se iban incorporando al mercado del trabajo, se las tenían tiesas para encontrar colocación.
Si difícil lo tenía un operario normal, ¿qué podía esperar el «Hojalata», dada su leyenda? ¿Quién se iba a arriesgar a contratarle y para qué? ¿Estaba en condiciones físicas de sobrellevar un trabajo, dado el estado de ruina que mostraba?
Encontró uno y pronto, no sé si por recomendación o porque el nuevo patrón vio en Esteban cualidades que el resto no intuían o porque nadie lo quería. Se colocó de carbonero. No para vender género, sino para repartirlo por las casas. El trabajo era durísimo, había que cargar los sacos, transportarlos y subir los pisos que fuera necesario para entregar la mercancía. Si pesado era de por sí, añádase el aguantar la atmósfera del carbón.
¿Quién podía pensar que aquella figura esquelética, vestido con un mono azul, que adornaba su cabeza con un saco de cáñamo, calzado con alpargatas lloviese o nevara, podría transportar tales cargas y no acabar aplastado por su peso? ¿Era la misma persona que tras la agotadora jornada se exhibía en la Estafeta? ¿De dónde sacaba fuerzas aquel cuerpo tan castigado?
¿Fue su rebeldía contra lo establecido lo que le proporcionó la necesaria energía para aguantar la nueva situación, transformándose en un nuevo doctor Jekill y Mister Hyde, esforzándose durante el día en el duro trabajo, para, al atardecer, dar rienda suelta a sus fantasías taurinas?
Durante bastantes años asombró a los que le conocían aguantando un trabajo que otros no hubieran soportado. Al retirarse por la noche zigzagueando por la calle en busca del portal, nadie podía pensar que, al día siguiente, sería capaz de acudir al trabajo y aguantar la jornada como uno más. De esta guisa aguantó bastantes años. Aunque su salud se fue deteriorando, no por ello abandonó las prácticas taurinas en las calles del barrio. Llegadas las siete de la tarde, lloviera, nevara, hiciera frío o calor ejecutaba el paseíllo y tomando el capote —el saco de transportar carbón hacía las veces— se plantaba ante el imaginario morlaco, ejecutando verónicas, trincherazos y toda suerte de lances inherentes al arte del toreo (habría sido en tiempos buen aficionado, ya que dominaba mejor o peor todas las artes, tanto de capote como de muleta).
De inmediato, el personal le hacía corro jaleándole y era de ver cómo se esforzaba en los pases de pecho, cómo doblaba la cintura hurtándola al cuerno asesino, cómo giraba sobre la punta de los pies ciñéndose al cornúpeta, la sonrisa al conseguir el pase imaginario, el perfilarse a la hora suprema de entrar a matar y, una vez enterrado el acero entre las agujas, con qué garbo paseaba ante la concurrencia.
Lo conocí en sus últimos años, cuando era prácticamente una ruina, lo que he narrado lo presencié varias veces, no muchas, y he de confesar que, si la primera vez me causó risa por la novedad, las veces siguientes me causó conmiseración y pena.
Al final, sin trabajo ni medio de subsistencia —las hermanas y sobrinos le aguantaron hasta el fin— pasaba el día en los bares, unos le daban un vaso de vino por compasión, otros le sacaban a la calle con cajas destempladas —donde antes entretenía, ahora molestaba—. Tuvo que recurrir a la mendicidad para pagarse su vicio, bien es verdad que poco necesitaba, pues con pasar ante la puerta de dos establecimientos era suficiente para emborracharse, hasta tanto había llegado su adicción. Los últimos años se convirtió en un desecho, con barba de semana sin rasurar, negro cetrino, reminiscencias de su trabajo, por toda vestimenta usaba un mono azul y una boina, prenda de la que nunca se desprendió, nunca usó zapatos, siempre alpargatas, con buen o mal tiempo, lo que le ocasionaba terribles enfriamientos y varias pulmonías que adelantaron el final.
Finalmente fue espaciando sus salidas a la calle, ya no era el “Hojalata” torero, el diestro de la Estafeta, el émulo de Cúchares, el maestro de la torería, las fuerzas le iban abandonando y pasaba las horas sentado en un banco cara a la Plaza de Toros y, al tiempo de tomar el sol, cantaba y recitaba, cual juglar del medievo, las gestas que le encumbraron a la gloria.
Se fue humildemente, sin ruido, sin que nadie se enterara, una neumonía se lo llevó a otra vida, donde espero haya conseguido lo que con tanto ahínco intentó en esta, torear de verdad, enfrentarse a un cinqueño de Victorino al que, tras faena redonda, le haya cortado las dos orejas y el rabo.

¡VA POR TI, «HOJALATA»! 

Viva la Montaña- Chalaneru


Una de esas melodías que oíste de niño, que anidaron en algún rincón del corazón y que ahora, 60 años después, desolvidas con más de una sorpresa.
Tanto en Cantabria como en León se llama "Viva la Montaña" o “Viva la Montaña, viva”, mientras que en Asturias se llama “Chalaneru”.
La mayor parte de páginas consultadas hablan del siglo XIX para esta melodía.

1. Viva la Montaña, Cantabria
Ésta fue la que me llegó de niño. Yo cantaba: “Si vas a Reinosa para ser pesquera...”. Y me he llevado la sorpresa de que realmente es “Si vas a Reinosa, párate en Pesquera”. 
La canta Aurelio Ruiz, el más veterano de los intérpretes de tonadas montañesas y que, además, era hijo (adoptivo) de Pesquera, tiene placa en el Ayuntamiento y calle en Santander:
La Montaña es un jardín, las montañesas las flores; el que quiera ser feliz, busque en la Montaña amores.
Si vas a Reinosa, párate en Pesquera, verás qué mozucas más guapas te esperan

Versiones más modernas insisten en el carácter cántabro de la canción con este tipo de letras:
¡Viva la Montaña, viva, viva el pueblo montañés, que si la montaña muerri,
Cantabria perdida es. 
Viva la Montaña, Liébana, Castru y Tresmiera, Campóo, Pas y por (en)cima,
Cantabria entera.
Flor de la Montaña brava, distinu del mi querer, brilla con a luz sellenca del nuéu remanecer.
Siento´l son de las montañas, siento´l burbur de las juentis; el tiempu pasa en silenciu por Cantabria y las sus gentis

2. Viva la Montaña, León
En León la canción tiene aire de himno y de Reconquista, y coloca a la Montaña como esencia de España:
Viva la Montaña, viva, viva el pueblo montañés, que, si la Montaña muere, España perdida es.
Y me da pena y rabia que la mayor parte de grupos que la interpretan utilicen este estribillo que no dice nada a favor de los montañeses:
Si pasas el río no bebas el agua, que la envenenaron los de la Montaña 
Aunque tampoco tenga mucho sentido, sí que es preferible este otro: 
Si pasas el río no bebas el agua. que los mis amores son de la Montaña
Y como en la versión cántabra, continúa así:
La Montaña es un jardín, las montañesas, las flores; el que quiera ser feliz, busque en la Montaña amores.  
Y termina piropeando a la Montaña:
De la Montaña he venido, a la Montaña yo vuelvo, porque sólo en la Montaña se cría todo lo bueno. 
Yo he nacido en la Montaña y morir en ella quiero, porque estando en la Montaña, estoy más cerca del cielo.

3. Chalaneru (Asturias)
Barquero es a barca, como chalanero es a chalana. La chalana -nos lo dice el DRAE- es una embarcación menor, de fondo plano, que sirve para transportes en aguas poco profundas. 
Pero también, al lado de Pola de Laviana, a orillas del Nalón, está La Chalana, lo que fue un embarcadero con una chalana, sustituida por un puente que acabó con ella.
Una chalana en La Chalana (1890)
Armando Palacio Valdés en "La aldea perdida" describe lo que suponía el cambio de orilla: "Para comunicarse con la Pola el pueblo de Entralgo no tenía puente. Se necesitaba subir dos kilómetros arriba para hallar uno de piedra de antiquísima construcción. Y como era molesto el rodeo, los vecinos de la parroquia y también los de Villoria utilizaban una barca". La chalana era movida por hombres que tiraban de una cuerda o cable para remolcarla. Esta dura actividad acabó en octubre de 1926 con la puesta en servicio del puente.
La versión popular asturiana, con las variaciones lógicas, dice: "Chalaneru, chalaneru, ¿qué lleves en la chalana? / Llevo roses y claveles / y el corazón d'una xana (ninfa astur). / Si pases el puente / nun caigas al agua, / que los mios amores / son de la chalana. / Son de la chalana, son, / son del pueblín chalaneru, / que si la chalana muerre / Llaviana perdida es".
Chus Pedro (ver primer comentario), que ganó la inmortalidad en vida cantándola de la manera más emocionante, le añadió una tarde de lluvia una estrofa que -como en la canción de "Los Secretos"- escribió sobre un vidrio mojado. 
Dice la estrofa: "En la fonte la Nalona / hay una xana llorando / per que diz que non la quieren / los rapacinos de Entrialgo / si pases el puente (etcétera)"... La versión con "Tejedor" conmueve hasta las lágrimas. (Tomado fundamentalmente de La Nueva España)

domingo, 27 de agosto de 2017

El humor como terapia, por J.M. Romera

Vale, nos podrás matar. Pero tú también morirás. Y cuando llames a las puertas del Paraíso...
- ¿Quién llama?
- Soy el hijo de la Tomasa
... se descojonarán de ti todas las huríes

TERAPIA                                                               LA VENTANA José María Romera
Hay ocasiones que, en medio del alboroto y la trifulca constante, Twitter entra en un estado de gracia, en una feliz racha de inspiración colectiva, que lo redime de su habitual miseria. Alguien hace un chiste, otros lo siguen en una especie de torneo de ingenio y la cosa se va calentando hasta que llega un punto en que el lector no puede contener la risa. Es lo que ha pasado estos días con un triste motivo. 
El ISIS había hecho circular uno de sus vídeos enlazándolo con la matanza de Barcelona y Cambrils. En la grabación un sujeto armado, en un mal castellano con acento entre árabe y andaluz, reivindicaba para los suyos la propiedad de Al-Andalus y amenazaba con nuevos atentados. Pronto se conocieron algunos datos de aquel portavoz, de origen cordobés e hijo de un marroquí y una malagueña llamada Tomasa.
Favorecido tal vez por el aspecto más bien enclenque del guerrero, el chiste no tardó en brotar. El no siempre oportuno giro burlesco rebajó a aquel feroz asesino al “hijo de la Tomasa”, a lo que siguió de inmediato un alud de burlas en toda la gama que va desde la comicidad inteligente hasta la chocarrería gamberra. Era, por supuesto, un movimiento defensivo. Algo hay que hacer para digerir el espanto. 
Mientras otros reaccionan coreando consignas envalentonadas ["no tenemos miedo"] o dando abrazos incomprensibles, Twitter ha recurrido a la guasa, reduciendo un monstruo amenazador a un ridículo hijo de la Tomasa.
No sabría decir qué es lo más acertado, pero quiero creer que todas estas respuestas a la atrocidad responden al intento de combatir el mal, sacando lo mejor de cada uno. 
Puede que humor y luto no combinen bien del todo; sin embargo, la risa es un arma poderosa. Y una terapia no exenta de coraje. Recuérdese que unas simples caricaturas fueron el pretexto del atentado en la sede de Charlie Hebdo; y que el gran Gila elaboraba sus mejores chistes con material bélico. 
Seguiremos sin ponernos de acuerdo en si el humor tiene límites o es ilimitado. Pero lo cierto es que esta vez ha traído algo de alivio en medio de la oscuridad. 

sábado, 26 de agosto de 2017

Del frente de Gandesa al de Xauen

Los Cuernos de Xauen: origen probable de "En el frente de Gandesa"
El 26 de febrero de 2016 se estrenó en La 2 un documental que repasaba la vida y obra de Joaquín Díaz, folclorista y etnógrafo, que recorrió media España con un magnetofón, recogiendo nuestras tradiciones orales, dando recitales con su voz y su guitarra, promocionando un montón de grupos musicales, que ha creado la Fundación Joaquín Díaz, abierta a cualquier interesado en nuestro patrimonio, y que todo lo ha hecho aunando la excelencia y la humildad.
En ese documental, "Palabras contra el olvido", que os recomiendo con toda mi pasión (por favor, pillad una hora tranquila y vedlo; os emocionará), se dedican unos minutos a una canción de su primer LP, de 1967, “En el frente de Gandesa”, una canción muy controvertida, pero que -en aquellos años en los que todavía no se vislumbraba el final de la Dictadura- Joaquín supo presentarla como perteneciente, no a uno de los bandos (al republicano) de la Guerra Civil, sino al acervo común de todos los españoles.


Letra que canta Joaquín Díaz
Si me quieres escribir, ya sabes mi paradero:
en el frente de Gandesa, primera línea de fuego.
Si tú quieres comer bien para huir en buena forma,
en el frente de Gandesa, allí tienes una fonda.
A la entrada de esa fonda hay un moro Mohamed,
que te dice: “pasa, pasa, ¿qué quieres para comer?”
El primer plato que te dan son granadas rompedoras,
el segundo de metralla, para recordar memoria.
Como bien sabe Joaquín Díaz -pero ignora mucha gente que canta de modo partidista esa canción- el antecedente de "En el frente de Gandesa" está en la que yo titulo "Que Abdelkrim tiene una fonda"; está en los Cuernos de Xauen, en Abdelkrim, en el Desastre de Annual (1921), en la masacre de Monte Arruit, en definitiva, en la Guerra del Rif, el mayor desastre de las armas españolas en el siglo XX, apenas compensado por el Desembarco de Alhucemas, en septiembre de 1925.

Un testimonio excepcional
Mi padre, Prisciliano Mendiburu -Prisci para todo el mundo-, diez años después de aquella masacre, hizo la mili en África. Por lo visto, diez años eran pocos para olvidar aquella carnicería (más de 10.000 soldados españoles fueron  pasados a cuchillo por la incompetencia de los mandos) y el eco de aquel desastre se reflejaba en las canciones que se trajo consigo.
Bien secundado por su cuñado Juanito, Juan Belzunegui, hermano de mi madre, una persona entrañable, y que le acompañó en la Guerra Civil, entonaban muchas canciones de aquellos años.
Me da mucha rabia no haber tenido en aquellos años una grabadora, porque Juanito y mi padre, cuando actuaban juntos, eran una auténtica enciclopedia; pero, además, entretenida, porque todo el relato estaba salpicado de anécdotas, chascarrillos... que realzaban la veracidad de unas historias vividas en primera persona.
Entre esas canciones estaba ésta, que es, sin duda, el precedente de "En el frente de Gandesa".
Esto es lo que recuerdo:
Juan Belzunegui (1966) y Prisci Mendiburu (años 50) andén central del Hospital de Navarra
"Que Abdelkrim tiene una fonda"
Este título se la pongo yo, ya que no he encontrado esta vieja canción por ninguna parte.
No es una canción cualquiera, sino que lo que yo titulo "Que Abdelkrim tiene una fonda" es, ni más ni menos, la madre, el precedente, tanto en la música, como en lo fundamental de la letra, de la que se cantaba en la Guerra Civil por ambos bandos (aunque luego cayó del lado republicano), titulada "En el frente de Gandesa". Así lo confirman las páginas que he consultado.
A pesar de ello, es, todavía, inédita en la Red. Así pues, gracias a Prisci y a Juanito, vais a tener hoy la ocasión de escuchar esta joya que tuvo que nacer en la Guerra del Rif, en la 2ª Guerra contra Marruecos, allá por los años 20, hace... casi un siglo:


Que Abdelkrim tiene una fonda

Quinto, si quieres comer bien,
barato y en buena forma (1),
ven a Los Cuernos de Xauen (2),
que Abdelkrim tiene una fonda.
A la entrada de la fonda
hay un moro, Mohamed,
que te dice: "pasa 'paisa',
¿qué quieres para comer?".

El primer plato que dan
son granadas rompedoras;
y el segundo, de metralla,
para recordar (3) memoria.

(1) Otros (en la versión de "En el frente de Gandesa") dicen ese verso: p'a morir, para huir en buena forma.
(2) Xauen está enclavado (se ve en el vídeo) al pie de dos abruptas montañas, El Tissouka a la izquierda y a la derecha el Jbel Mago, conocidos como los Cuernos de Xauen.
(3) Alguna vez le pregunté a mi padre si, en vez de recordar, no sería refrescar memoria. Él siempre me respondía: recordar memoria.

viernes, 25 de agosto de 2017

Somos parte del problema, si...


Os envío estas reflexiones que -seamos o no creyentes, y siempre que no seamos gilipollas- nos ayudarán a no ponernos en la cola de las "mentiras reconfortantes": 
Nos repiten hasta la extenuación:
  • que el responsable del atentado de las Ramblas ha sido el ‘terrorismo internacional’ (como si un día fueran budistas, otros cristianos y, a veces, sólo a veces, musulmanes) 
  • que en España mueren más personas por violencia de género que por yihadismo  (...o por ETA)
  • que también hay musulmanes que mueren en atentados.
Ya podemos respirar aliviados.
¿Por qué ocultar las fotos del atentado de las Ramblas, 
pero difundir las de los niños refugiados muertos?
Lunes, a las 21:17
Islam, religión de paz... eterna
  • Si eres agnóstico y tolerante con el Islam, pero ateo y combativo con el cristianismo...
  • Si, cuando hay un atentado realizado por musulmanes y en nombre del Islam, exclamas que las religiones -en abstracto- son malas; pero, cuando un cura católico dice algún improperio, no dudas en exclamar que la religión católica -en concreto- es malísima...
  • Si consideras inadmisible afirmar que todos los musulmanes son terroristas, pero acostumbras a decir que todos los curas son pederastas...
  • Si consideras que una pintada en una mezquita, exigiendo su desaparición, es fomentar el odio, pero que una mujer entre en una iglesia con el pecho descubierto y gritando: “¡arderéis como en el 36!” es libertad de expresión...
  • Si consideras una provocación innecesaria afirmar que el Islam es machista y homófobo, pero no dudas un momento en afirmar que el catolicismo odia a los homosexuales y a las mujeres...
  • Si te parece correcto publicar una foto de un niño muerto en una playa porque crea conciencia, pero a la vez te resulta inadmisible que se publique la foto de una niña asesinada por un terrorista musulmán en una acera de Barcelona, por respeto a ella y a su familia...
...No lo dudes: eres parte del problema.