miércoles, 9 de noviembre de 2016

Musquil, Musquilda

Cada año, el 8 de septiembre, se celebra en la ermita de Musquilda una vieja liturgia llena de simbolismo. Sus protagonistas, los «danzantes de Musquilda», constituidos por ocho bailarines y un personaje, llamado el «Bobo», ataviado en forma diferente al resto. 
Parte trasera de la máscara
El Bobo se cubre la cara con una máscara bifronte –en color blanco por un lado y negro por el otro–. El conjunto de bailes está formado por 4 danzas de palos denominadas de «Emperador», «Cachucha», «Danza» y «Modorro»; una danza con pañuelos: «el Pañuelo», y «la Jota». Hay que añadir un «Pasacalles» como acompañamiento para los desplazamientos de las autoridades o la procesión de la Virgen. Estas danzas tienen gran tradición desde el siglo XVII. En la víspera de la fiesta, los componentes del grupo, vestidos con el traje típico de salacenco, visitan la casa del Mayordomo del Patronato merelego (¿laico cuya opinión debe tenerse en cuenta?) de Musquilda acompañándolo hasta la iglesia donde se canta una Salve (pincha y dale al audio). Después, en la plaza Blankoa (Obispo Pablo Gúrpide), bailan todos su repertorio.

"Cruz de Ferro", Camino de Santiago
Musquil, morcuero, mostillo...
Pastores y labradores, desde siempre; peregrinos y montañeros, después. Generación tras generación han ido formando humildes montículos de piedras ("musquil") con significados diversos.
Los de Sorauren, al lado de Pamplona, son los más espectaculares que he visto. Y, a la vez, totamente olvidados.
Y el Santuario de Musquilda, el musquil por antonomasia

Universales
Contaba Jaime Ignacio del Burgo (podéis leer el artículo en Apéndice 1) una anécdota sobre Barandiarán quien, queriendo resaltar la unidad étnica y cultural de vascongados y navarros, no tuvo mejor ocurrenshia que decir que los pastores de ambos territorios tenían la costumbre de formar montículos de piedras. “¡Pues lo mismo hacen los pastores de mi tierra!”, le contestó su interlocutor, que era gallego. 
Los pastores, los labradores, los montañeros, los peregrinos… Esa costumbre no es sólo de vascongados y navarros, sino que está extendida por toda España, por todo el mundo y en todas las épocas (ver "Túmulo"). Echad una ojeada por esta mágnífica página y lo comprobaréis.

Musquil y cumulus
En Navarra tenemos - para designar estos montones artificiales de piedras o morcueros (haz favor de pinchar; alucinarás)- muchos términos que, en definitiva, derivan de dos palabras-raíz: la vasca muskil y la latina cumulus. Y luego están los cruces y las mezclas de ambas. En el apéndice 2 podéis ver un montón de ellas.

Los "musquil" de Sorauren
Sorauren (Navarra): Vistos desde el aire parecen como lenguas o, mejor,
lombrices gigantes que salen del bosque a pastar en los campos...
En Cemboráin, por ejemplo, mi padre y mi tío Severino solían hablar algunas veces de una pieza que tenían en Mostillozar. 'Mostillo' es, también, derivado de muskil y zar es "viejo": el "viejo morcuero".
Los morcueros más grandes que conozco (y de los que jamás he oído a nadie hablar- a pesar de haber preguntado- ni he encontrado absolutamente nada en internet) son los de Sorauren. Vistas desde el aire parecen como lenguas o, mejor, lombrices gigantes que salen del bosque a pastar en los campos (sobre sus formas, aparentemente caprichosas, ver Apéndice 3). Os señalo el punto (círculo rojo) desde el que podéis coger cualquiera de las dos pistas para investigar y tomar conciencia de sus tremendas dimensiones. Siguiendo la pista paralela al Ulzama, poco antes de llegar al campin de Ezcaba, pasaréis por una zona que se llama oficialmente Muskiabeldi (Toponimia navarra ha eliminado los enlaces), cuyos componentes podrían ser muskil (morcuero), abel (abere: ganado) y el abundancial -di. A escasos metros contraréis un morcuero solitario (aprovechad este enlace para daros un paseo por los morcueros sin mancharos de barro)

Musquilda
El Navarra, el "musquil" por antonomasia es Musquilda. La terminación (-da) es un enigma.
Crucero. Martínez López-Castro, Celestino 1929
En este caso, fue el monte quien dio nombre al Santuario, lo mismo que en San Miguel de Izaga.

Si en la cumbre hubo un morcuero, éste pudo utilizarse para hacer el Santuario de Nª Sª de Musquilda.
Al norte del valle de Salazar, la ermita románica de Nuestra Señora de Musquilda se eleva a más de mil metros, en un paraje donde la vista intenta redibujar las imponentes cumbres pirenaicas que se asoman desde la lejanía y donde el tupido bosque nos sorprende con su intensa paleta de colores. 
En el silencio mecido por el viento, la ermita guarda en su interior una talla gótica de la Virgen con el Niño que espera sonriente la llegada de los festejos populares en su honor.  
En septiembre la tranquilidad se rompe; comienza la fiesta y los danzantes de Ochagavía rodean a Musquilda con sus originales bailes dirigidos por el "bobo".
Hermanos Caro Baroja, ¡cuánto se os echa en falta!

5 comentarios:

JUAN MANUEL APESTEGUIA DIAZ dijo...

Me ha encantado esta romería y subida al Santuario de Nuestra Señora de Muskilda -precioso romántico siglo XII- así como los danzantes y su danza del pañuelo con el personaje de Bobo. También gratamente los instrumentos musicales gaita navarra y tambor, que yo creía mas exclusivos en la Navarra baja y media (ejemplo claro los que viví en mi juventud GAITEROS DE ESTELLA), aquí creía dominaba el txistu y tamboril. Gracias por mostrarnos estas delicias.

Anónimo dijo...

Esta es la dirección web de una página de Salvatierra/Agurain donde hablan del muro que separa Urbasa en Navarra de Entzia en Alava. Tiene 7 km en el límite con Alava y 11 km dentro de Navarra para separar municipios. Los de Alava le llaman el muro de los navarros.
Los muskil de Sorauren podría ser algo parecido, separando campos pequeños de distintos propietarios. También podían cumplir la función de que no entrase el ganado o incluso los jabalíes que remueven la tierra. En Sorauren está el monte muy cerca por todos lados y roturaban los escasos campos de labor al límite. Entonces pondrían las piedras en las zonas impracticables algo más elevadas.

http://www.salvatierra-agurain.es/el-muro-de-los-navarros.html

Aritz Lizarraga Olascoaga dijo...

Algo curioso es que la cachucha es un gorro, igual que el cachirulo aragonés. También es curioso que ha habido en la zona cachirulos y chamineras (chimeneas redondeadas anchas) igual que en Aragón. De los cachirulos no sé decir si se han extendido por otras zonas de Navarra fuera de la comarca de Roncal-Salazar, pero las chamineras se han extendido por buena parte de Navarra.

Anónimo dijo...

Patxi: el sonido del comienzo del video de los Danzantes de Ochagavía, de los Hnos. Caro Baroja, me parece más de clarinetes (instrumentos de una lengüeta) que gaitas navarras (instrumentos de doble caña). Me ha evocado a las imágenes que estos días pueden verse en la Capilla Barbazana de la Catedral de Pamplona con motivo del 75 aniversario de la Coronación de santa María La Real, en un vídeo de 1946 en BN del archivo rtve, del que no se conserva el sonido.

Imágenes que he podido comprobar hoy domingo, un poco aceleradas (tomarían menos de 24 frames por segundo) y creo en realidad, que se trata de requintos, instrumentos de la familia del clarinete, algo más cortos y por tanto más agudos. Es posible que al estar también los Gigantes en esa celebración, que también se ven en el vídeo, no hubiera gaiteros suficientes para todos los participantes o fueran tiempos de escasez. En cualquier caso, recuerdo un artículo en DN de un gaitero de Pamplona “el Chino” (Tomás Díaz Peñalba) que aclaraba que en los años 50 del s. XX la técnica de construcción de las boquillas de la gaita navarra copia un poco a la utilizada por el fagot, instrumento también de doble caña de la familia del oboe, de registro más grave y con distinta digitación. Un timbre que seguramente habría cambiado un poco, que es al que estamos acostumbrados ahora en Pamplona, esto lo podrán explicar mejor Javier Lacunza y José Luis Fraile.

Y de ahí, me he ido con el pensamiento a los gaiteros de Estella, los Elizaga o los Hnos. Montero. Estos últimos conservan además de una bonita indumentaria, un timbre musical algo más dulce. La gaita navarra es una delicia cuando se integra en una Banda de Música, como tuvimos oportunidad de escuchar en Pamplona en el IFOB 2019 con motivo del centenario de la Pamplonesa, cuando la Banda de Estella y sus gaiteros comenzaron a tocar una bonita marcha desde el final de la calle san Antón camino de la Plaza de Toros. Si leéis esto, incluid por favor el título y el audio J
Miguel Ángel Bretos
Saludos cordiales

desolvidar dijo...

Para los impacientes me manda Miguel Ángel una versión reducida del comentario anterior:

Hola Pachi:
El video de los Danzantes de Ochagavía de los Hnos Caro, me ha evocado a las imágenes que estos días pueden verse en la Capilla Barbazana de la Catedral de Pamplona con motivo del 75 aniversario de la Coronación de santa María La Real, en un vídeo de 1946 en BN del archivo rtve, del que no se conserva el sonido, en el que aparecen los Danzantes flanqueando a la Virgen de Musquilda, bailando el pasacalles. Las imágenes aparecen un poco aceleradas, por el sistema de grabación de entonces, pero lo curioso es que los músicos tocan unos requintos (instrumento de la familia del clarinete, esto es de una lengüeta, algo más pequeños y por tanto más agudos) en vez de gaitas navarras (instrumentos de doble caña). Supongo que debido a la escasez de músicos, porque también se ve en dicho vídeo a los Gigantes de Pamplona.
Y esto a su vez hace evocar a los gaiteros de Estella; Elizaga o los Hnos Montero que conservan la indumentaria típica y un timbre sonoro algo más dulce que el que conocemos en Pamplona, cuyas diferencias podrán explicar mejor Javier Lacunza y José Luis Fraile, o Tomás Díaz Peñalba que comentaba hace años en DN que en los años cincuenta la boquilla adopta la técnica de la del fagot. En cualquier caso, es una delicia oír el sonido de la gaita navarra integrado con el de una Banda de Música, como fue el caso de la Banda de Estella y sus gaiteros en el IFOB-19 con motivo del centenario de la Pamplonesa.

Saludos
Miguel Ángel Bretos