lunes, 4 de abril de 2016

Occidens, experiencia única

Más que una exposición, Occidens es una reflexión
Este fin de semana he visitado Occidens (pincha para ver horarios y teléfonos de contacto).
Occidens no es una exposición al uso, sino que es capaz producir “una experiencia única en cada espectador”. Utilizando tecnologías de última generación, como hologramas, libros digitales y proyecciones 3D (en conjunto con objetos y restos de diferentes episodios históricos), el museo muestra el legado histórico de una manera moderna, innovadora y atractiva.
En esta entrada no pretendo hacer un resumen de lo allí experimentado, sino dar un par de pinceladas con el fin de incentivar a la gente indecisa o que piensa que una Catedral es una antigualla y no puede aportarle nada interesante.
Un pamplonés que no haya pasado por Occidens, uuummm, no es del todo pamplonés.

1. Niveles de lectura
OCCIDENS propone diferentes líneas narrativas que permiten varios niveles de lectura. A través de los distintos lenguajes, el espectador compone su propia visión. Gracias a los signos, gestos, imágenes, objetos, sonidos, textos, proyecciones, códigos, olores, arquitecturas y atmósferas, el espectador va conformando –junto a su personal experiencia vital– su propia exposición.
Llama la atención el cuidado de la luz y la personalización de cada sala con diferentes olores: incienso, chucherías, mirra...
En la Sala de Arqueología el sonido de las rasquetas, escobillas... te hacen buscar en las sombras a un Indiana Jones invisible.
Veamos este ejemplo con un sonido tan común como el sonido del agua del lavabo en la Capilla de las Navas (abstenerse quienes padezcan incontinencia urinaria)



2. Lo real y lo virtual
En Occidens es fácil captar la línea que une el pasado con el presente y que nos proyecta al futuro. Ver en un mismo espacio cómo se superponen y entrecuzan las diferentes épocas produce una experiencia de finitud: hoy eres tú quien contempla el pasado; mañana serás contemplado por quienes hoy sólo son proyecto.
Lo mismo ocurre con la delgada línea que separa lo real de lo virtual, tan delgada que en Occidens llegan a confundirse. Veamos al olitense Julián Ayesa, como Maese Pérez, interpretando Tocata y Fuga en Re menor de J. S. Bach:



Esta entrada continuará en Occidens, el poblado vascón

2 comentarios:

Unknown dijo...

Patxi. Una publicación extraordinaria. Esto es de interés cumun . ¡Un diez!

Anónimo dijo...

Desde luego. Entre un 10 y un 11