domingo, 22 de febrero de 2015

1958: Encierros NO-DO. El encierro más largo


El encierro más largo
El 12 de julio de 1958. Duró media hora. Los miuras llegaron a la plaza, pero uno de los toros se negó a entrar en toriles. «Los mozos se le acercaban más que los dobladores. Inútilmente (...) Salieron los cabestros. Arroparon al miura. Tiraban de él. Como si no. El miura, terne que terne, en su sitio. Entonces, unos cuantos mozos fueron obligando a los restantes a replegarse a la barrera. Todos obedecieron», relataba Antonio Díaz-Cañabate, el cronista de ABC. Al final un pastor «apareció con un perro diminuto color canela», que le ladró a la cara con gran descaro, le mordió las patas hasta que «a los 25 minutos de brega» entró en los toriles. «Un grupo de mozos cogió en hombros al perro y le dieron una vuelta al ruedo, entre entusiasta ovación».
Tiburcio de Okabio, que presenció la escena, describía que "había que ver lo satisfechico que iba (el perro) y su carica de importancia". No es para menos, que no todos los días se tiene la oportunidad y el valor de torear a un Miura en Pamplona. Y triunfar.

Nota: he comprobado que en algunas páginas dan otra fecha (1959) para este encierro tan largo. Por eso lo mejor es comprobar la veracidad de la fecha que damos aquí con este enlace de la crónica del ABC. Preciosa, por cierto.


NO-DO encierros 1958
Las caídas, tanto de toros como de mozos, son las protagonistas en las imágenes que recogió el NO-DO: el desamparo del caído en la curva de Estafeta; el caído al comienzo de la misma calle y el toro, como teledirigido, lo embiste, pero los pitones se clavan en la protección del escaparate; la boina, testigo mudo de la caida de otro mozo sobre el que pasa toda la manada; el mozo que levanta los brazos en señal de victoria sin ver al manso que tiene detrás, y se va al suelo; los dos caídos en el ruedo: uno que recibe probablemente una cornada y el mozo que intenta salvarlo cae en la cara del toro, pero éste increíblemente ni se entera.
Como cabecera he puesto una imagen de ese año que desde niño me ha impresionado. Un mozo totalmente vestido de pamplonica (no muy habitual todavía), entre las dos espadas y la pared del callejon. Con pasmosa tranquilidad sigue apurando el cigarrillo entre sus labios. La imagen es de Bozano.
Nota: al final, la escena de "Fumando entre las astas" se produjo en 1953, el 18 de Julio.



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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Preciosos recuerdos de la infancia.
Recuerdo como el perro le ladraba al toro y le mordía en los testículos apartándose de las embestidas y coces que le lanzaba el toro hasta que consiguió dirigirlo hasta la puerta de toriles.
¡ Que suerte tuve al haber podido disfrutar en vivo, desde la plaza, éste encierro !
Gracias Patxi por éstos regalos.
Angel Goñi

Anónimo dijo...

El perro se llamaba "Ortega" ybera propiedad del pastor Esteban Irisarri.