sábado, 18 de mayo de 2013

Alfredo Landa, navarro hasta las cachas

Napardi, primeros navarros  (1986) en homenajear a Alfredo, 1er Gallico de Oro
[Actualización 12.06.16 
He recibido de Jesus Mª Astráin Fabo (¡gracias, Jesús Mari!) un material sobre los Gallicos de Oro de Napardi y éstas son la imágenes que corresponden a Alfredo Landa, el Primer Gallico de Oro, en 1986 (hace ahora 30 años). Los de Napardi fueron los primeros navarros que homenajearon a Alfredo:

Alfredo Landa se nos fue en 2013, tras haber padecido la enfermedad de Alzheimer durante los últimos años de su vida
Funeral en la parroquia de San Nicolás
Introducción

Sabía que Alfredo Landa había nacido en Pamplona pero, como había vivido pocos años en Navarra, equivocadamente (como luego veremos), lo asociaba más a San Sebastián y, debido a su larguísima vida de actor, lo relacionaba sobre todo con Madrid.
Alguna vez le había oído decir que se sentía navarro, pero me daba la impresión de que, al decirlo, dominaba el actor sobre la persona. Me parecía que, si estuviera en Cataluña, diría educadamente que se sentía catalán (por los años que vivió allí) y si se encontrara en San Sebastián, que se sentía vasco.

¡Qué equivocado estaba! Ahora, tras haber tirado de videoteca y hemeroteca, estoy convencido de que Alfredo Landa se sentía navarro, quizás de forma exagerada, tal vez hasta la parodia del navarrismo... Pero navarro de verdad, navarro hasta las cachas.                                                                                                                                                ]

Sus raíces navarras y primeros años
Nació Alfredo Landa Areta en Pamplona, el 03.03.33, en la Calle San Antón, 42, 4º.
Su padre, Alfredo también, era de Roncal y su madre, Emilia Areta, de Pamplona. Su abuela materna, doña Agapita Labiano, era de Urroz. Su abuelo materno, don Gerardo Areta Otamendi, nacido en La Rochapea, construyó el frontón de la Mañueta, donde se hicieron las apuestas y desafíos más increíbles durante la 1ª mitad del siglo pasado.
Cuando empezó la guerra, en el 36, su padre, que era entonces teniente de la Guardia Civil, se une al bando nacional y parte para el frente, y su madre lo saca del parvulario, en el colegio marista San Luis de la calle Navas de Tolosa, y lo lleva al pueblo de Arive en donde ambos permanecen hasta el 39.
En ese año vuelve el padre del frente y van a vivir a Burguete, y casi enseguida, a Vera de Bidasoa.
Y el mismo año de 1939 lo destinan a Cataluña. Ocho meses en Puigcerdà y cuatro años y medio en Figueras. Allá aprendió catalán con toda naturalidad y estudió hasta 1º de Bachillerato.
En febrero del 44 su padre es de nuevo trasladado, esta vez a Madrid, pero sólo para dos años, durante los cuales estudia segundo y tercero de Bachiller. A pesar de tan corta estancia, Alfredo se sintió como un madrileño más.
Pero en el 46 es destinado a Fuenterrabía con el empleo de comandante. Sin embargo, Alfredo es enviado solo, sin sus padres, a Pamplona, a casa de una tía, para que estudiara en los Maristas de la calle Navas de Tolosa, porque, según su padre, allí había más disciplina.
Arróniz, día de la tostada 2002
No duró mucho su estancia en Pamplona: hizo la 2ª mitad del curso en el Instituto Peñaflorida de San Sebastián, donde, por primera vez, estudia en un colegio laico y mixto, fuera de la tutela de curas y monjas. Allí empezó, según cuenta Alfredo, a hacerse un hombre: desfogarse jugando a fútbol, estrenar el mote de "El porras" (por la generosa nariz), enamorarse por primera vez...
Tras terminar la enseñanza media, inicia la carrera de Derecho. Y es allí en esa facultad de San Sebastián donde, además de enamorarse de Maite Imaz Aramendi, tuvo el primer contacto con la escena y, picado por el gusanillo de la interpretación, fundó con varios amigos el Teatro Español Universitario, curtiéndose en la representación de obras de Mihura, Jardiel Poncela o Capote.
Y abandona los estudios: “Recuerdo un día, volviendo de noche a casa después del ensayo, que empecé a repetirme sin parar: ‘Yo tengo que ser cómico, tengo que ser cómico”. Pero su madre no quería saber nada de cómicos. “Yo avisé a mi madre: 'Mamá, si no me dejas irme, me quedo y acabo la carrera de Derecho, pero si a los 40 años soy un infeliz, te echaré la culpa a ti”.
Así que con 7.000 pesetas y una carta de recomendación para el director del Teatro Nacional de Cámara (tras haber ganado el premio nacional al mejor actor en el TEU), se metió en el tren rumbo a Madrid en 1958. Alfredo tenía 25 años.
En el chupinazo de Elizondo, 2005
Su sentimiento navarro
Como hemos visto, Alfredo se sintió madrileño, catalán, vasco... según la vida lo llevó de un lado para otro. Pero, sobre todo, se sintió navarro.
Más de 5 años en Cataluña (de los 6 a los 11 años), dos en Madrid (con 12 y 13) y, sobre todo, once años en San Sebastián (de los 14 a los 25 años), con el despertar de su vocación y el encuentro con la mujer de su vida, no fueron suficientes para superar, y menos para borrar, la huella de los seis primeros años de su vida en Navarra, la tierra que lo vio nacer.
No arriesgo mucho si afirmo que en este aspecto sus padres tuvieron una influencia decisiva. Quizás más la madre, pero también el padre. Ella con la palabra y la cercanía. Él, más distante, con el ejemplo.
Dice de su madre:
"Mi madre era una mujer excepcional, ya irás viendo por qué (se lo está contando a Maite). Navarra de pura cepa. La quintaesencia de lo navarro. Ah, por supuesto que creo en eso. ¡Orgullo de estirpe! Yo, ante todo y por encima de todo, soy navarro. Eso es un carácter, amigo. Ser navarro es ser noble, ser leal, ir siempre de frente. Nobleza y coraje. ¡Somos el pueblo más antiguo de España, los primeros pobladores! Y con reyes, Maite, con reyes, no como otros. Seguro que por algún lado anda alguien que se considera el máximo exponente del navarrismo, pero seguro que no es igual que mi madre".
Con Miguel Sanz, tras recibir la insignia de oro de Navarra
Y de su padre: 
"Entró en la Guardia Civil, pero se pasó media vida arrestado. Por no tragar cuando no había que tragar  Debió de ser un fuera de serie por el recuerdo que dejó en todos sus compañeros. Era muy amigo de sus amigos, otra característica del navarro, ¿ves? La familia y los amigos ante todo.
Una tarde llegó a casa pálido, descompuesto, y no era por el calor. Le habían nombrado jefe de un pelotón de fusilamiento. Y él dijo que lo sentía mucho, pero que no iba a mandar una ejecución. «Yo no digo “¡fuego!”. Yo no mato a nadie», decía. Además había indagado, por lo visto, en la causa de aquella condena y no le parecía justa. «Eres militar —repetía mi madre—, no puedes desobedecer una orden, te meterán preso».«Pues que me metan. No mando el pelotón y no lo mando».Y no lo mandó, y le metieron preso. Seis meses estuvo encerrado en un castillo. Al salir dijo que se sentía muy orgulloso, que si volvían a ordenarle otra barbaridad como ésa volvería a hacer lo mismo. Navarro, navarro puro. Yo tenía 12 años entonces, estaba haciendo segundo de bachiller. No entendí el calado de ese acto hasta mucho después. Pero me reafirmó en la convicción de que mi padre era un tío como había pocos".
Como muestra evidente del sentimiento de Alfredo, os presento este vídeo que recoge algunas de las entrevistas en las que dejó claro su pensar y su sentir.
Ya no me cabe ninguna duda. Alfredo Landa era puro sentimiento. Y así lo expresa, exageradamente, excesivamente, sin ninguna medida, recurriendo a sus dotes de actor. Pero con verdad: "Soy navarro hasta las cachas... Y español":
Postdata: Alfredo Landa recibió en 1985 el Tambor de Oro de la Ciudad de San Sebastián
Y ahora en Pamplona, en el renovado barrio de Lezkairu, un precioso parque en honor de Alfredo:

11 comentarios:

Anónimo dijo...

me ha sorprendido, además agradablemente, lo que cuentas sobre el sentimiento navarro de Alfredo Landa.
Muchas gracias,
Gabriel

Ramón dijo...

Y decir navarro hasta las cachas es decir " universal ". Hay navarros por todo el mundo, que ejercen de navarros pero que saben integrarse. Los navarros somos además hospitalarios y acogedores. Yo acogí una italiana, que se siente cada vez más navarrica; Alfredo, una donostiarra !

manolo dijo...

Es un resumen perfecto el realizado por el gran Landa de lo que ha sido, es y será el sentirse navarro

Anónimo dijo...

Precioso. Me costa que su padre era todo un tipo. Valiente en la guerra hasta las cachas. Me lo contó uno que estuvo con él el el Ebro.
De los pocos actores que fue claro y dio la cara contra ETA. El resto de la progresía, como siempre, mirando a otro lado.
P.L.

Anónimo dijo...

Mi padre le conoció personalmente en Madrid, ya era famoso, mientras rodaba una de sus películas, (mi padre hacía de extra) Según él, Alfredo era especial, de carácter noble, muy profesional, entrañable y cercano, muy querido y apreciado por todos. Conocía a todos los que participaban en la película y a todos los saludaba, tenía un consejo y una palabra de ánimo, Alfredo fue irrepetible.
Lola La De Ultrapuertos Ozaez Vidal

Anónimo dijo...

Curioso que los homenajes que parten de Navarra sean posteriores al que se le hizo en San Sebastian al concederle, con todo merecimiento, el Tambor de Oro, una de las más altas distinciones que otorga el Ayuntamiento donostiarra.

desolvidar dijo...

Muchas gracias a todos por comentarios tan sentidos, algunos de los cuales tengo que investigar más con detalle

desolvidar dijo...

P. Hablando de injusticias: ETA ha vuelto a atentar en Pamplona, su ciudad natal. Estos «vikingos» imponen su ley colocando coches bomba… (en la Universidad de Navarra)
R. ¡Bah! Para expresar lo que siento tendría que emplear palabras groseras… ¡Son una pandilla de hijos de puta!
Queda claro

desolvidar dijo...

Viví en SS del 79 al 88. Cuando en el año 85 recibió e Tambor de Oro, me sentí muy decepcionado. Entrar en la Plaza de la Constitución el Día de San Sebastián era un trágala: todo pancartas de los cachorros de ETA, muñequitos de Guardias Civiles ahorcados...
Y allí todo el mundo cantando y tocando como si nada.
Dice en el vídeo que San Sebastián ha cambiado a peor. Pero cuando él recibió el Tambor ya había cambiado. Por eso me decepcionó.
Años después, creo que en el 93, «Nunca olvidaré que mientras nuestras vidas se rompían seguían los tambores», confesó a este periódico Nagore, la hija de José Antonio Santamaría, asesinado durante la cena en la sociedad gastronómica Gaztelupe

Jose Antonio Villoria dijo...

Conocí a Alfredo Landa en mis veinte años, en la cafetería "California" a la que yo acudía de tarde en tarde por pura gula, me encantaba aquella tarta de fresas con nata que hacían. Como cada vez que iba, me senté frente a la barra y pedí lo de siempre, café con leche y una porción de tarta de fresa. En un momento me giré y me encontré a mi lado con un perfil conocido, estaba seguro de quien era mi compañero de barra a esa hora de las seis de la tarde, no obstante tal era mi curiosidad y mi admiración que le pregunté Discúlpeme ¿usted es D.Alfredo Landa?. El se giró, me miró y con ese gesto tan característico de negación que había visto hacer tantas veces con su dedo índice y me respondió. Alfredo, Alfredo, a secas, encantado. Charlamos durante un rato, me dijo que su casa estaba cerca, que bajaba de vez en cuando a tomar café y también, de vez en cuando, a echar una partidista de mus.... que la Real había perdido, que el Osasuma, su equipo, también, pero que el Real Madrid había ganado. Estos tres eran sus equipos. Quise invitarlo pero no me dejó, de nuevo señalándomelo con el dedo índice. Chaval, me dijo, la próxima vez pagas tu. Un placer, me tendió la mano que sentí como la de mi abuelo labrador, y se despidió. Agur.

Ray dijo...

En mi opinión, fue uno de los mejores actores españoles y además soy un máximo defensor del "landismo".