jueves, 14 de enero de 2010

La cuarta planta de Virgen del Camino

Esta mañana me han dado el desayuno. Sí, he llorado. Y cada vez que leo esa carta vuelvo a llorar. De tristeza, por la muerte de Silke, por sus padres, su familia.... Pero también de alegre emoción porque existen personas como las que en esa carta se citan. Personas que te las puedes encontrar en la calle, en el bar, en el frontón... hasta en un hospital. "Héroes de carne y hueso", como bien dice Iosu.
Muchas veces los padres nos quejamos de ese hijo un tanto rebelde, de la hija que nos trae 4 suspensos... La carta que hoy he leído te hace ver las cosas en su verdadera dimensión.
Yo sé que los padres de Silke no se la pueden quitar de la cabeza. La ven en cada parque infantil, en cualquier recreo, en el griterío de los niños de una escuela, en su habitación... La ven hasta en la sopa.
Pero no vale quedarse sólo en los sentimientos. Hay que dar un paso más. Un paso hacia la solidaridad en la medida que cada uno pueda: con el trabajo solidario, con la donación... con lo que nos toque, o lo que buenamente podamos hacer.
Como bien dice Serafín Zubiri, hay que jugar al "Amigo invisible": dar, donar, trabajar por quien no conoces ni te conoce.

La cuarta planta del Hospital Virgen del Camino
Hay un lugar en Pamplona en el que los niños juegan, se divierten, acuden al colegio y son el centro de un universo muy particular y extraordinariamente especial.
Un lugar en el que en San Fermín se corren encierros y en el día de los inocentes se gastan multitud de bromas. Un rincón singular en el cual te puedes cruzar con superhéroes de carne y hueso. Son héroes de verdad. Personas que dan lo mejor de sí mismos para ayudar a otras personitas en el difícil camino de la adversidad. Profesionales que se parten el cobre cada día para luchar contra la enfermedad.
Ese lugar tan especial es la cuarta planta de pediatría del Hospital Virgen del Camino.
Durante trece largos meses, nuestra pequeña Silke luchó para salir adelante, aquejada de una maldita enfermedad. Y una noche, mientras el mundo continuaba con su lento transcurrir y sus absurdas preocupaciones, nuestra nena se fue al cielo a enseñar a los ángeles lo que es la alegría, las ganas de vivir y la ternura. Nos dejó tan solos y tan pronto...
Al frente del equipo del hospital, el doctor Molina, la doctora Sagaseta, la doctora Chueca, los doctores Herranz, Bento, Alba, Amalia, Desiré. Las enfermeras Inma, Alejandra, Lourdes, Maika, Maite, Camino, Angelina, Maje, un beso muy grande (esperamos que te hayas recuperado y estés bien) y un larguísimo etcétera. Voluntarios de Adano. Profesores del colegio. Todo el personal de limpieza y en general, todas las personas que formaron parte de la vida de nuestra chiquitina.
No hay monumento lo suficientemente grande ni palabras de agradecimiento que expresen nuestros sentimientos hacia todas esas personas que formaron parte de la vida de Silke y que se quedaron con un pedacito de ella en el corazón.
Cada día hablo con mi preciosa niña y me dice que os dé un abrazo muy fuerte y que os dé las gracias por todas las horas, la delicadeza y el cariño sincero que siempre le habéis dado. Me dice que se acuerda mucho de todos y que le diga a Molina que está loco y que os manda un dibujo muy bonito en el que estáis todos juntos y que lo firma con su nombre para que lo llevéis siempre con vosotros. Y me dice que os llevará siempre en el corazón y que dais un ejemplo a las personas que sólo se preocupan de sí mismas y son egoístas con los demás. Y suelta una carcajada cuando recordamos el día de los inocentes recorriendo el pasillo de la mano de su David colocando muñequitos en la espalda de todos. Dice que tenéis un angelito muy especial y que os acompañará siempre.
Ahora que puedo unir las palabras y enlazar las ideas, os dedico esta carta porque, como dice el refrán, de bien nacidos es ser agradecidos y es mucho el agradecimiento que tenemos hacia todos vosotros, gentes maravillosas.

IOSU MARTÍN

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